60 años de La aventura de Antonioni


 Entre las efémerides de este año hay una que no debería olvidarse, y es que La aventura de Michelangelo Antonioni cumple 60 años, no sé si mal llevados o lo contrario.

A los espectadores más jóvenes poco les dirá ya este nombre a no ser que sean cinéfilos, y entre los que aun llamamos "séptimo arte" al cine, y que calificaba de obra maestra la película, habrá quien quien haya desaparecido también sin explicaciones.

De lo que nadie debería dudar es del impacto que supuso su visionado en su estreno, la revista Sight and sound famosa, entre otras cosas, por publicar un ránking con más de cien críticos cada década, la eligió ya en 1961 como la segunda mejor película de la historia, se mantuvo en el top ten hasta los 90, década en la que nuestra vista debe bajar demasiado para encontrarla, y digo esto porque es curioso su bajón, y más viéndose superada por películas anteriores a ella.

Servidor no había nacido en su estreno y mi primer contacto con Antonioni ya fue tarde, aunque mi edad era de adolescente, me impactó mucho La noche y el uso que hacía de arquitectura milanesa o ese paseo solitario de la Moreau, alguien me dijo que era un realizador aburrido, pero yo no lo encontré así, aquellos silencios, aquel jazz, aquellas miradas hablaban mucho, más que lo que puedan decir no sé cuantos guionistas en las producciones de ahora.

La Aventura no es de mis cintas favoritas, pero me gusta verla, no es por su larga duración ni por los vacíos que hay en su argumento, pero siempre que la veas encontrarás algo. Lo importante es que dio que hablar e hizo que una práctica tan saludable como el cineclub creciera. Hoy en día el espectador no cinéfilo (entiéndase por esta palabra amante del cine como arte) ve una película simplemente para pasar el rato, querrá que la acción sea rápida, a unos hasta les dará igual si está empezada, a otros que la gente hable y no les importará atender el dichoso whatsapp.

La aventura es de aquellas películas no aptas para este tipo de gente, si un día la visionas en la filmoteca o en algún canal te librarás de todos estos pesados. Es un cine contemplativo, entenderla del todo no será lo importante, luego la comentas y uno te dirá una cosa y en otro pase quizá lo contraria, pero qué gusto dará enfrentarte a ella e intentar comprender lo que quizá, y seguramente, no sepas nunca. Eso lo consiguió Antonioni, al contrario de ootros imitadores a los que uno ya no vuelve, probablemente no fue un genio, ni sus películas las obras maestras que nos dijeron, pero no cabe duda de que entre nosotros siempre habrá un hueco para su obra.

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