Aquella secuela de El mago de Oz

 

Oz, Un mundo fantástico (1985)

Revisando estos días debates que se quedaron pendientes es mis grabaciones del programa "Classics" de José Luis Garci, disfruté con el referente a El mago de Oz ya que si la memoria no me falla no la habían proyectado en otras etapas del espacio

Garci comentó que siendo él un Matusalén prefería ahora la fantasía que no el mundo real por lo que no entendía lo de que en casa como en ningún sitio, aquello fue rebatido por el contertuliano Luis Herrero que vino a decir que el mundo de Oz era un timo o Luis Alberto de Cuenca que reconciliaba ambas posturas, mientras Noemí Guillermo nos contaba curiosidades de la película y se atrevía a cantar el "Follow The Yellow Brick Road" con buen acento.

En la presentación, el director dijo que no se había hecho ningún remake, por lo menos en la forma que la Metro le dio, aunque no mencionó títulos. Repasemos lo más próximo que ha habido, en 1978 Sidney Lumet realizaba el musical que adaptaba el libro de L. Frank Baum con un reparto negro encabezados por Diana Ross y con un Michael Jackson que empezaba a despuntarse de los "Jackson Five". Tuvo y recibe muy malas críticas, aunque a mí me gustó sin ser ninguna maravilla, quizá más que evocar el cuento, me trasladaba a una época de mi infancia por lo que el objetivo quedaba bien cumplido.


A pesar de que la película de 1939 no tuviera ningún remake al 100%, sí que la Disney se atrevió con una secuela a mediados de los 80, los estudios del ratón Mickey pasaban por una época de grandes fracasos y no hallaban la fórmula para que sus producciones engancharan al que había sido su público. En 1985 estrenaban Oz, un mundo fantástico que conviene no confundir con la precuela de 2013 Oz, Un mundo de fantasía.

Desde mediados de los 70 con la aparición de La guerra de las galaxias o Star Trek el cine infantil/juvenil sufrió un cambio, dominaban más los efectos especiales que no el colorido mágico del Technicolor. Los productores buscaban fórmulas para que toda esa generación siguiera yendo al cine con sus productos, incluso fue una época algo mala para otro tipo de cine ya que la industria se centraba especialmente en el público adolescente porque se decía que eran los que más iban a las salas, en esos años hay una cantidad de títulos que marcaron a la generación EGB: Karate KId, Los Goonies, La historia interminable, Los Cazafantasmas, etc.

La Disney pensó que una secuela de El Mago de Oz podría funcionar, pero siguiendo los parámetros que regían el cine ochentero y olvidando los de las otras décadas. Así pues, aquella Navidad del 85 pudimos ver la secuela dirigida por Walter Murch que solo hizo sus pinitos con esta ya que lo suyo era editar montajes.


De los 13 cuentos que Baum escribiera sobre Oz, aquí se adaptaría el tercero “Ozma de Oz” con elementos del segundo “Tierra de Oz”. La acción arrancaba seis meses después del regreso de Dorothy a su casa Kansas. Ya en los primeros minutos se palpaba algo distinto, su tía la llevaba a casa siniestra de un médico (Nicol Wiliamson, el mago Merlín de Excalibur) que le aplicaría un electroshock, pero consigue escapar.

 De la misma manera que antes hablábamos de la contradicción de querer vivir en Oz o estar en el mundo real, aquí se producía otra: la de querer que la gente tuviera el referente de la producción de 1939, pero vista con los ojos centrados en los 80. Aquello no funcionó, y supuso otro fracaso más en esa década que muchos llaman negra de Disney, pero que no significaba que fueran malas películas.

El rodaje fue un desastre, la Disney empezó a no creer en el proyecto, aquello comportaba recortar presupuesto y despedir a Murch, pero este se buscó a tres buenos amigos, Steven Spielberg,  George Lucas y Francis Ford Coppola que le apoyaron y pudo acabar su trabajo, aunque de aquella manera

Si la analizamos, nos adentramos en una película infantil y a la vez adulta, blanda pero dura, construida como si fuese una película de terror. Reconozco que cuando la vi me desconcertó bastante, luego en cambio me gustó. Creo que en una doble sesión junto con la de Victor Fleming ganaría bastante, hay escenas que en su momento debieron traumatizar a los seguidores de la primera, ver la petrificación de los personajes del espantapájaros, el hombre de hojalata, el sendero de las baldosas amarillas destruido, la Ciudad Esmeralda en ruinas. Los efectos especiales eran más que notables, se utilizaba un sistema llamado "Claymaton" que daba realismo a las rocas vivientes. Pero lo que más llamaba la atención era que la princesa se sacaba la cabeza y tenía todo un muestrario, así pues no es de extrañar que más de un niño saliera confuso, aunque creo que los padres se espantaban más.


Entre los nuevos personajes teníamos al de Jack Calabaza que fue la verdadera inspiración para que Tim Burton creara su Jack Skellington de Pesadilla antes de Navidad.

Esta secuela de El Mago de Oz mereció más suerte, se adelantó demasiado a otros tiempos, verla hoy es toda una delicia de la misma manera que ver la película clásica de toda la vida. Así pues, denle la oportunidad que en su día no tuvo….Por cierto, que repasándola, yo lo tengo bien claro, como en casa en ningún sitio.

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