La escapada (1962) del tímido Jean Lous Trintignant
El pasado 17 de junio fallecía el actor Jean Louis Trintignant a los 91 años, no repasaré su carrera cinematográfica, pero sí una de sus primeras películas con las que alcanzó no ya solo popularidad, sino un reconocimiento artístico, estoy hablando de La escapada (1962) de Dino Risi. Por cierto, hace dos meses también fallecía su protagonista Catherine Spaak, así pues, sirva de homenaje este post.
La escapada en nuestro país fue un gran éxito. En Barcelona,
por ejemplo, estuvo 26 semanas seguidas en el desaparecido Cine Diagonal de
Barcelona. Para muchos suponía un canto a la vida, en el personaje de
Trintignant muchos veían reflejada esa represión a todos los niveles y enmarcada
en unas coordenadas temporales muy determinadas. El personaje de Gassman
suponía lo contrario, pero la habilidad del guion entre cuyos autores estaba
Ettore Scola perfilaba también otro ser infeliz a pesar de la apariencias. Ese viaje en ese Ferragosto (15 de agosto) no dejaba
de ser una “escapada” de lo que la vida deparaba en ambos.
Hablando de esta película, y viendo algún que otro
comentario, se incide mucho en el final que tiene, el cual no desvelaré por si
alguien no la ha visto. Los hay que lo ven con moralina, no creo que fuera esa
la intención principal y más siendo una producción italiana y francesa, las comedias
italianas no tenían que sufrir tanto el tema de la censura y tenían más
libertad para mostrar explícitamente sus mensajes.
El comienzo de la película no puede ser más brillante, un
Gassman al que vemos conduciendo un coche en una Roma desierta, su rostro se
refleja en el retrovisor, necesita realizar una llamada (¡qué tiempos en los
que el móvil no existía!), no encuentra a nadie hasta que por fin ve una ventana
abierta, ahí está Trintignant preparando sus exámenes con su timidez y cara de
buen chico, se ha de conformar con un
amor platónico observando a la vecina por la ventana. Le pide Gassman que le llame por
él, pero le deja entrar sin pensar quién podría ser ese desconocido. Le
convence para que deje esos libros por un día y le acompañe a vivir la vida, ve
en Gassman todo lo contario a él y su inseguridad le lleva a acompañarle.
Durante el trayecto, a través de una voz en off, refleja lo que siente y sus
ganas de querer ser como él.
La evolución del personaje de Gassman nos lleva a comprender
que él es un fracasado, que aquella alegría no deja de ser un ropaje con el que
ocultar sus miserias, y que también huye de sí mismo. Por tanto estamos ante
dos personajes antagónicos, pero que no han sabido encontrar su lugar. Durante
todo ese trayecto, veremos todo tipo de situaciones, cierto neorrealismo
también del que Risi había mostrado ya, pero que la crítica no había valorado y
lo tildaba de rosa en comparación con el que mostraba De Sica. Seguramente más
de un espectador en su primer visionado vio en La escapada una comedia
divertida, con una banda sonora repleta de canciones del momento, quizá oirían a García Lorca por primera vez y saldría del
cine algo pensativo. Ver esta película no dejaba de ser una
escapada particular de la vida de cada uno en medio de una sociedad sin apenas
valores que oculta como puede todo lo negativo. Por tanto, complicado huir de
esta si vas mucho más allá.
Dino Risi comentaba sobre el actor francés lo siguiente: “fue
escogido de milagro, el sábado no teníamos a nadie y comenzábamos a rodar el
lunes, había pensado en todo el mundo y le había descartado incluso a él porque
le había visto interpretar a un asesino y no me parecía adecuado para La
escapada. Pero su agente insistió mucho para que le conociera en persona por si
me daba otra impresión, él estaba en París, lo vi tímido y adaptado al
personaje. Contaré un secreto, antes de decidirme por él, ya había rodado dos
escenas suyas con un doble, cuando se ve al personaje al principio de la
película no es él. Tampoco en una de las escenas del coche con Gassman. Como ya
tenía este material rodado, deseaba que el papel fuera para un rubio porque el
doble era así”
Curiosamente, la vida de Trintignant tiene algún paralelismo
con su personaje, también estudiaba Derecho, pero huyó al cine, se sentía sin
talento. En 1957, Vadim lo contrata para Y Dios creó a la mujer, no aguantó la
presión que le situaban en pleno romance con Brigitte Bardot y entonces vio en
el ejército un "sorpasso". A pesar de trabajar con grandes directores, no se
sentía muy satisfecho con su carrera y llegó a decir que es mejor dejar
olvidados 100 títulos.
Y tal como decía al comienzo, falleció también Catherine Spaak, aunque a muchos ya ni les sonará el nombre, en su momento hasta puso de moda su peinado: corte largo y recto con flequillo. Dulces engaños de Alberto Lattuada fue su primer papel famoso, había aparecido sin acreditar dos años antes en la mítica La evasión de Jacques Becker. Con Damiano Damiani trabajó en La noia con Bette Davis. En La armada Brancaleone volvió a compartir cartel con Gassman, su fama la llevó a Hollywood donde Richard Quine la dirigió en Intriga en el Gran Hotel, sin embargo quiso volver a Europa. Mario Camus le dio el papel protagonista en Los pájaros de Baden Baden. Descansen en paz.
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