Centenario de Vittorio Gassman




El pasado 1 de septiembre hubiese cumplido 100 años uno de los más grandes del cine y de la escena, hablo de Vittorio Gassman (1922-2000). Pocos lo han recordado debido a la carencia de visionado de cine europeo clásico. Los dos espacios estrella de las televisiones convencionales, tanto el "Días de Cine Clásico" como el "Classics" suelen emitir cine estadounidense, atrás quedan esos años donde era habitual la programación de películas italianas, las cuales funcionaban bien en un país como el nuestro con tantas similitudes. 

Gassman tuvo una etapa en Hollywood que con el paso del tiempo ha quedado aun más extraña, su atractivo físico unido a un personaje que confeccionaba como nadie, combinación de diabólico, canalla y vividor en aquellos dramas como Ana o Arroz amargo hizo pensar a la Metro y ofrecerle un contrato del que nunca se sintió a gusto por la obsesión de querer convertirle únicamente en un "latín lover". Ello, unido a su matrimonio con Shelley Winters, le dio, no obstante, cierta popularidad que no acababa de tener ya que estaba relegado a papeles secundarios en su país.


Pero la mayoría de estos títulos no hay manera de verlos, a veces sí se ha podido ver Rapsodia de Charles Vidor, melodrama con piano y violín de por medio que interpretara con Liz Taylor o la extraña Mambo de Robert Rossen con Silvana Mangano. Entre estas. quizá la más popular fuese una italiana dirigida por un americano La mujer más guapa del mundo con Gina Lollobrigida y él de príncipe ruso dirigidos por Robert Z. Leonard, también aquí con mucha música, en este caso ópera, y un papel que a pesar de cogerlo con disgusto, le daba todo lo que podía.


 Luego vendría el Guerra y Paz de Vidor y su papel de malo encarnando el personaje de Anatol Kuragin.


A su compleja personalidad solía presentársele una horrible depresión y necesitaba a menudo ser vitoreado para volver en sí, le hacía volver a su Italia, tras algún proyecto personal como dirigir la vida del actor Edmund Kean. 

El éxito de Rufufú en 1958 sería clave para iniciar otra etapa en la que iría combinando grandes películas con otras más bien mediocres, pero que contando con él mejor sería buscar otro epíteto. Y es que grandes fueron La gran guerra, La letra, El estafador, Fantasmas de Roma, La escapada, La marcha sobre Roma, El éxito, Monstruos de hoy, Un italiano en la Argentina... Y entre los directores, quizá entre Monicelli, Risi y Scola fueron los que más supieron sacar partido de un actor que decía 
 detestar el cine.

   

 Precisamente Risi le diera su papel más recordado inaugurando otra etapa en Perfume de mujer y Scola con sus magníficas La terraza, La familia o La cena. Y de tanto en tanto seguía asomándose por el cine estadounidense, ya fuese para televisión o en algún que otro éxito como Sleepers.

 Por otra parte, su perfecto dominio del castellano le llevó a elaborar ese mayordomo de El largo invierno de Jaime Camino o leyendo "El matador" de Alberti.

 

Es imposible resumir toda la carrera de Gassman en un post de un blog de internet, simplemente me he atrevido a dar unos trazos de su carrera cinematográfica, ya que en teatro tiene una y bien dilatada, aparte que era su verdadera pasión, también escribió y en definitiva un personaje que llevaba la cultura encima. 

Como película y ya quedándome pocas líneas, recomendaré La Armada Brancaleone, que espero en otra ocasión hablar más de ella, de Mario Monnicelli de 1966, satírica comedia ambientada en la Edad Media, una época que por aquellas fechas estaba siendo llevada de distintas maneras, por una parte la visión filosófica bergmaniana, la romántica con mucho colorido e igualmente inolvidable del Hollywood clásico, pero que ya empezaba a decaer y desgastarse, tenemos una buena prueba en El señor de la guerra de Schafner que rompía con el tono familiar dado. Pero faltaba una comedia, y aunque el recordado crítico José Luis Guarner citaba Los cien caballeros, donde fue guionista, como la precursora de esta, nunca la he acabado de ver como una parodia, a pesar de ciertos toques.  

  La armada Brancaleone que hay que ver en versión original, fue prohibida en España y no llegó hasta mediados de los 80. 

Y es que dejaba mal parados a todos, tenemos un retrato de una religión ficticia y fanática, el antijudaísmo, doncellas para nada puras y angelicales como nos las retrataban, caballeros nada dignos… El que interpreta Gassman fue el preferido de su carrera, más de un crítico lo ha comparado con Don Quijote, aunque no estoy muy de acuerdo, si bien es cierto que puede recordar en las formas, pero no en el fondo, también con el Simplicissimus de von Grimmeldhausen. De lo que estoy seguro es que verán una gran actuación, se reirán y de paso a todos aquellos que no conozcan nada o poco de Gassman ni de Monicelli entrarles en la curiosidad de revisar las filmografías.

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