El juego de las audiencias

 


Hoy hablaremos un poco de televisión y es que buscando en Filmin he encontrado una curiosa película dirigida por Danny DeVito que lleva por título El juego de las audiencias, aunque también se distribuyó como El magnate. No es una buena película, su débil guion escrito por los televisivos Jim Mulholland y Michael Barrie opta por un humor plano sin tampoco querer profundizar, aunque su premisa argumental da para mucho juego, aquí De Vito es Vic una persona mediocre que sueña con triunfar en la pequeña pantalla con sus malas series, pero se le exige que si no tiene más espectadores que los Mundiales se le retirará su producto. Para lograr el éxito se le ocurre un extravagante plan para alterar las audiencias…

En 1984 que es cuando se estrena directamente en la pequeña pantalla este film, en España no teníamos ni idea de cómo funcionaba todo esto, apenas teníamos dos canales, la Primera y la UHF, una incipiente TV3 en Cataluña y poco a poco iban saliendo las otras autonómicas, como ya sabrán hubo que esperar hasta 1990 para las privadas. Hablar de “share” o “prime time” sonaba a extraño. Las audiencias funcionan gracias a unos audímetros instalados aleatoriamente, nunca he visto ni conozco a nadie que los tenga, pero se deduce que existen y así cada día los productores de las tantas cadenas se desayunan con ellos y hacen y deshacen 

La película, a pesar de que es bastante superficial, es de los pocos intentos que ha habido de tratar el tema, que 1500 familias que nadie sabe quién las ha elegido representen a toda la población o que una familia equivalga a 100.000 espectadores da pie a que no sean muy creíbles los datos, de todas maneras nuestro país tan aficionado a las encuestas políticas no le debería costar mucho trabajo entenderlo, pues es algo parecido y con los mismos interrogantes. Una cosa sí parece clara, tanto la televisión como nuestros políticos son cada vez peores…

Entre las escenas más divertidas del filme encontramos que cuando ciertas familias que tienen el audímetro son invitadas a un crucero sin televisión deciden que pueden divertirse hablando entre ellas, pero el tema que sacan, después de un buen rato de silencio, es del capítulo de la entonces popular serie Dinastía.


   


 DeVito ya conocía el medio gracias a su trabajo en la serie Taxi, su papel lo sabe explotar y cuenta con un muy buen reparto, lástima que el humor negro que caracterizaría a títulos posteriores suyos como Tira a mamá del tren o La guerra de los Rose lo echemos en falta.

Y ya que hablamos de televisión, permítanme recordar que hoy vuelve José Luis Garci con Classics, aunque la TRECE nos seguirá disgustando con la manera poco respetuosa de insertar la publicidad. Veremos si lo que dicten las audiencias permiten que los viernes acudamos a su cita...


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