Pandora y el holandés errante (1951). Centenario de Ava Gardner
Entramos en el último mes del año y no podía olvidarme del centenario de Ava Gardner, y para rendir homenaje escojo una película muy próxima ya que fue rodada en la Costa Brava, ya lo habrán adivinado, me refiero a Pandora y el holandés errante y el lugar era el bellísimo pueblo de Tossa de Mar. Fue la primera en que la vimos ya en color y muy bien fotografiada por Jack Cardiff. Por suerte, disponemos de una copia restaurada que le devuelve la viveza que no tenía en la anterior copia comercializada y que fue editada por A Contracorriente y la podemos visionar en algunas plataformas.
Dirigida por
Albert Lewin, un "rara avis" dentro de los directores estadounidenses, cuyo mayor éxito fue la adaptación que realizó de la
obra de Oscar Wilde El retrato de Dorian Gray (1945), los productores le temían por su
fuerte personalidad y querer ir mucho más allá de lo establecido, sus
argumentos eran considerados complejos, con muchos simbolismos culturales y considerados como lo que sería el cine de arte y ensayo europeo posterior. Apenas consiguió tirar adelante sus proyectos, La vida privada de Bel
Amí en 1947 supuso un fracaso y tardaron 4 años para que con capital
propio unido al del productor estadounidense Joe Kauffman y el del británico John
Woolf, sin acreditar, tirara adelante esta Pandora que es su película más ambiciosa y a la vez su última gran obra ya que al no encontrar hueco en el cine, apenas rodo dos más con escasa repercusión crítica y comercial: Saadia (1953) y El ídolo viviente (1957)
La trama
fusionaba dos mitos, por una parte, el de Pandora, que fue la la primera mujer mortal en la mitología
griega, siendo creada por Hefesto a petición de Zeus, este le entregó una caja que
no debía abrir, ya que en su interior se encontraban todos los males del
universo. La abrió y estos escaparon, lo único que quedó fue Elpis, el espíritu de la esperanza (en la película, Tossa recibe el nombre de Esperanza). Y por otra, tenemos la leyenda del
holandés errante condenado a navegar eternamente sin rumbo tras pactar con el
diablo que tantas veces se ha revisado en las diferentes artes,
Lewin ofrece
su particular visión de estos, Pandora es aquí una atractiva cantante de un
club nocturno con aires de mujer fatal, papel muy ideal para una Ava Gardner
que tanto habíamos visto entonces en el cine negro. El holandés errante es un James
Mason, capitán de un barco del siglo XVI que mató a su esposa porque la creía
infiel, en el juicio blasfema y es condenado a navegar hasta que encuentre a
una mujer que lo amase hasta el punto de dar su vida por él.
Toda esta
trama podría caer en el ridículo, pero el director logra crear una ambientación
para que el espectador conecte, ya en una de las primeras secuencias ambienta
la noche con una luna llena que incluso nos puede evocar a la que utilizaba
Lorca con aires de muerte y de fatalidad, su primer pretendiente se suicida tras
constatar el rechazo e indiferencia de ella mientras toca el piano y sin parecer apenas afectada, aunque se comente que evitó otros intentos de suicidio.
Más suerte
con ella tiene un corredor de coches (Nigel Patrick), pero para lograr que acepte casarse, ha de aceptar su ruego de tirar el auto por el acantilado para demostrarle
el amor auténtico que siente. Sin embargo, ella observa un yate misterioso y la curiosidad le lleva hacia este, donde conoce al capitán holandés Hendrick van
der Zee, el cual está pintando a una mujer muy parecida a ella como la Pandora griega. La
trama llega a un momento en el que se recurre al personaje de Geoffrey, un
arqueólogo que necesita traducir un manuscrito en holandés y lo llama para ello, sorprendido, constata que se lo sabe de memoria y que
es el mismo “holandés errante” de la leyenda.
Hábilmente
se introduce el personaje de Montalvo, un torero interpretado por Mario Cabré,
locamente enamorado de Pandora, celoso y, arrogante, que no duda en matar y que
es un perfecto reverso del capitán. A Lewin le sirve también para mostrar el
mundo del tarot, la cultura gitana, su madre le lee las cartas en las que aparece la muerte, la
idea del destino marcado y de la fatalidad de la que nadie puede escapar,
incluso esta le prepara un brebaje para que no le pase nada el día de la corrida.
La película
tiene muchos temas para debatir y reflexionar, el hecho de rodarla en la Costa
Brava nos adentra en ese mar, símbolo de la eternidad, el amor como fuerza
suprema capaz de poder parar el tiempo como queda reflejado ambiguamente en la
relación de Pandora con el capitán como si ella fuera realmente la mujer a la
que mató siglos atrás. Fijémonos bien los diferentes tipos de amor que van saliendo: 1-El amor no correspondido con el personaje de Reggie Demarest, 2-el amor que es incapaz de renunciar a lo material con el personaje de Stephen Cameron que recupera el coche lanzado, 3-el arrogante, celoso y pasional que no le importa conseguirlo a toda costa. llegando a matar, representado en el del torero y el principal, el del capitán, que es eterno y está en la cima de todo, que le lleva incluso a despotricar contra Dios o a perder su salvación intentando que ella lo rechace con tal de que no sufra.
En el principio, Geoffrey dice que se niega a que su mente pueda aceptar todo lo ocurrido, cabe recordar
que la película empieza cuando unos pescadores encuentran los cuerpos sin vida
de ellos dos, entonces él empieza a reconstruir todo. Este aspecto del guion es
interesante ya que todo lo vemos bajo su prisma, él repite que la gente ya no
cree en leyendas ni en mitos, es posible que él se deje llevar por la pasión al
relatarlo, al intentar encontrar sentido a la vida…Sin duda alguna, en cada
pase de la película nos hará reflexionar y como ya he comentado, esa
ambientación nos ayudará bastante a adentrarnos en estos temas.
En el
terreno extracinematográfico, se comentaba que Ava Gardner estaba teniendo un
romance con Mario Cabré y que esto despertó las iras de un Frank Sinatra
(casado con ella) que tuvo que ir sin ganas “ a ese país de toreros” como decía despectivamente a llevarle un collar y unos diamantes. Todo aquello fue muy bien para la
comercialidad de la película y para aumentar la aureola mítica con el paso del
tiempo. Aquella visita de "La voz" ayudó aun más a descubrir la Costa Brava, a
partir de los 50 cambiaría la fisonomía de muchos pueblos y el cine no iba a
quedar al margen.
Dos años más
tarde aterrizaba otra estrella internacional Joan Fontaine en Blanes para rodar Decameron Nigts,
película que, desgraciadamente, poco hemos podido ver, se unían luego a esta lista
Dick Bogarde que en 1956 rodaría El jardinero español en Palamós y Sant Feliu
de Guíxols, Anne Baxter con Sombras acusadoras en Tamariu, Liz Taylor en Begur
con De repente, el último verano, Orson Welles con Mr. Arkadín en S´Agaró, Kirk Douglas, Yul Brinner y Samantha Eggar con
La luz del fin del mundo en Cadaqués entre otros.
Estatua de Ava Gardner en Tossa (Fuente: Wikipedia) |
En Tossa de Mar queda el recuerdo de Ava Gardner con una escultura de 1998 de la artista gerundense Ció Abellí, también la memoria de la actriz queda bien reflejada en Madrid donde podemos adquirir un folleto con el nombre de “El Madrid de Ava” y que nos lleva por varios lugares de la capital que frecuentaba.
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