25/05/2023

Proceso a Mariana Pineda (TV): Una serie a redescubrir

 



26 de mayo, tal día como este en 1831 era ejecutada Mariana Pineda en Granada acusada de conspirar contra el régimen absolutista de Fernando VII, tenía solo 26 años, su figura pasó a simbolizar la lealtad y la libertad. De ella nació una copla popular que escuchamos aquí con la voz de Pepa Flores "Marisol" quien la encarnara en la serie que vamos a comentar:

¡Oh!, qué día tan triste en Granada

que a las piedras hacía llorar

al ver que Marianita se muere

en cadalso por no declarar.

Marianita sentada en su cuarto,

no paraba de considerar:

«Si Pedrosa me viera bordando

la bandera de la Libertad»




Tales versos llamaron la atención a escritores como Francisco Ayala o Federico García Lorca quien le escribió una de sus primeras obras de teatro con escenografía de Salvador Dalí y estrenada en 1927 en el Teatro Goya de Barcelona con Margarita Xirgu encarnando a Mariana. 

Se han escrito, y se sigue en la actualidad, muchas biografías sobre ella y de muchos estilos, quizá la más destacada sea la de Antonina Rodrigo por su rigor a la hora de contrastar sus fuentes documentales. Hubo antes también biografías noveladas para un público menos exigente como la de José María Tavera en 1959 entre otras.



En teatro también su figura está presente en Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca de José Martín Recuerda escrita en 1970 y censurada hasta 1977. Bastante olvidada hoy en día, se centraba en esa institución-reformatorio donde las “Arrecogías” (mujeres “perdidas” y presas políticas) viven en la ansiedad a la espera de qué será de ellas, ahí se encerró a Mariana. La obra fue dirigida por Adolfo Marsillach y en su reparto estaban Concha Velasco, María Luisa Ponte o Pilar Bardem entre otros. Un texto y autor a reivindicar, sin ninguna duda.

Fuente: http://fundacionjosemartinrecuerda.es/index.php?module=obra&tipo=1&view=159

TVE le dedicó un espacio de la serie Paisaje con figuras en 1976 escrita por Antonio Gala, aquí Mariana era encarnada por Blanca Estrada. El escritor desmitificó la leyenda, nacida especialmente con la obra lorquiana, que era ella quien bordaba la bandera liberal 


 

 A principios de los 80 y con TVE en pleno auge de grandes producciones, empezó a gestarse la idea de llevar a la pantalla su vida y se la encargó a Rafael Moreno Alba que había tenido un gran éxito con la adaptación de Los gozos y las sombras de Torrente Ballester. La serie empezó a rodarse en diciembre de 1983 y acabó en marzo del año siguiente.

Moreno Alba no tuvo mucha suerte en el cine, sus películas pasaban desapercibidas, en ellas ya mostraba una ambición de querer elaborar un cine distinto al comercial, pero sin tampoco llegar a las líneas crípticas de Saura o al cine de autor de Erice. Debutó en 1969 con Gallos de pelea coproducida con Túnez que resultó un gran fracaso, pero no se desanimó y continuó con películas como Las melancólicas (1971) o Triángulo (1972) esta última producida con Portugal y por la que empezó a tener cierto nombre. Tres años más tarde rodaría su película más famosa, la adaptación de Pepita Jiménez de Juan Valera que contaba ni más ni menos que con  Sarah Miles y Stanley Baker  de protagonistas.

Para el Proceso a Mariana Pineda contó con un guion de Carmen Icaza Zabálburu (no confundir con Carmen Icaza y de León como ha sucedido en otros medios) que produjo la serie también, revisado por el propio director y por Emilio Romero. La producción tuvo un presupuesto de 162 millones de ptas., el vestuario fue complicado, pues según cuentan las crónicas  no se había hecho ninguna película ambientada en esos años. Pero de lo que más se hablaba era de Pepa Flores...

La actriz había conseguido relanzar su carrera y dejar atrás su etapa como Marisol, Armiñán en Carola de día, Carola de noche (1969) había logrado hacer la transición, luego Bardem (La corrupción de Chris Miller (1973), El poder del deseo (1975)) y Eugenio Martín (La chica del molino rojo(1973)) la afianzó con buenos resultados en taquilla. Mario Camus logró la que creo que es su mejor película (Los días del pasado (1978)), pero aquí el público la dejó de lado, lo cual supuso un abandono del cine no escrito con alguna participación en los pseudomusicales de Carlos Saura. Verla de protagonista nuevamente en Proceso a Mariana Pineda despertaba expectativas altas. 


Pepa Flores en sus pocas declaraciones a la prensa que hacía, declaraba que se sentía identificada con el personaje, mujer andaluza, madre joven y luchadora por la libertad. Su interpretación que me parece francamente notable, tuvo una serie de criticas que parecían hechas, incluso, desde antes de empezar la serie. El diario El País recogía en su edición del 11 de diciembre de 1984 que había “defraudado a los intelectuales universitarios de la ciudad (Granada) y a la gente de la calle”

Uno de los más críticos fue Manuel Orozco quien declaraba que “Mariana Pineda para bien o para mal perteneció a la aristocracia o alta burguesía liberal de Granada y no fue ese ser agrio y frenético que intenta encarnar una mala actriz de gestos o modales barriobajeros en acción”. El periodista Alejandro Víctor García señalaba “el ligero asomo pro-soviético en su desenvoltura ante las cámaras, más social realista que dulce y tan alejado de la Mariana que nos describe su biógrafa Antonina Rodrigo.” Incluso Francisco Ayala publicó una "tercera" en el ABC en la que tachaba de ridícula la actuación.

 Moreno Alba criticó que si hubiese sido otra actriz no se habrían producido tales comentarios y que se estaba haciendo un paralelismo entre la vida privada de ella y la de Mariana: “Hay mucha gente, y esto no es una suposición, que no quiere ver en la serie a Mariana Pineda, que lo que quiere ver es a Pepa Flores, lo que resulta perjudicial para todos. ¿Cuál puede ser la razón? Tal vez que la actriz ha crecido con una generación que fue proyecto y que hoy tiene vigencia, de esa generación unos han alcanzado el cenit de sus esperanzas, a los otros la vida les ha ido trayendo la frustración y, mientras tanto, Pepa Flores sigue en la brecha. La gente conoce sus ideas políticas, pero no existe el mínimo paralelismo entre su vida y la de Mariana Pineda, el personaje tiene vigencia social y civil después de que España ha perdido la Constitución, exactamente al revés que Pepa Flores que se desarrolla en la dictadura y entra después en el contexto constitucional." (ABC, 2-12-1984)

La actriz, sin embargo, establecía paralelismos: “precisamente yo creo que los problemas que impulsaron a Mariana en su lucha siguen existiendo todavía hoy en nuestra sociedad, a pesar del siglo y medio transcurrido desde su muerte. Y esa fue una de las razones principales que me decidieron a aceptar el papel. (…) La actitud de Mariana Pineda responde a una problemática histórica que desgraciadamente no ha perdido aún actualidad. (…) Como quiera que la figura histórica de Mariana marcó un hito que todavía permanece vivo, yo he intentado a nivel personal interpretar a un personaje que en todo momento resulte creíble, humano y real a los ojos de los espectadores de hoy, procurando acercarlo a la sensibilidad actual para que no se quede aislado y distante.

No gustaron tampoco en Granada las siguientes declaraciones: "hoy a mí por lo menos me ha dado la impresión de que en Granada no se conocen suficientemente la vida y la importancia histórica de Mariana, aunque quizá la culpa de estos hechos la tengan los muchos años de ocultación del tema que hemos padecido en épocas anteriores. El caso es que me llevé una gran decepción cuando, después de buscar con gran entusiasmo la tumba de Mariana en la Catedral, donde apenas nadie sabía el lugar exacto en que estaba enterrada, pude comprobar que se halla en una especie de alcantarilla que pasa completamente inadvertida en el templo, y yo creo que esta mujer se merece otra cosa".


Para el papel del temible juez Ramón Pedrosa se escogió a Germán Cobos quien dijo de la serie que estaba convencido de que iba a ser un éxito impresionante ya que se trataba de una serie comercial, una película de aventuras, con buenos y malos sobre un fondo romántico y en la que además ganaban los malos. Pedrosa era el antagonista de Mariana, el Alcalde del Crimen de la Real Chancillería y desde 1831 Alcalde de Casa y Corte, comisionado por orden de Fernando VII para las causas por conspiración contra la seguridad del Estado y de los derechos del trono, pasó a la historia como verdugo de la libertad. El actor decía de él: "hoy creo que es la primera vez que interpreto en cine a un hijoputa. Siempre hecho de bueno de galán. Mi personaje representa la represión. Pienso, en este sentido, que Pedrosa es honesto porque cree que se necesita mano dura, está convencido de la bondad del sistema represivo y, por otra parte, como es habitual con tipos así, es un ser despreciable, ambicioso y trepa. Los conflictos que presenta la serie son universales y actuales. Hijoputas como Pedrosa hay a barullo hoy en día. La derecha cerril española haría ahora lo que él hizo entonces."


Ciertamente, Germán Cobos borda su papel, aunque no esté bien decirlo, la maldad del personaje le da mucho ritmo a la serie y es que siempre en este tipo de producciones ha ido bien tener un personaje malvado. Sus diálogos con Mariana permiten la exhibición dramática de ambos en estado puro, a ello ayudan mucho los primerísimos planos que Moreno Alba emplea.

En el resto del reparto encontramos en los roles de más protagonismo a Carlos Larrañaga como el Capitán Álvarez de Sotomayor, o a un joven Juanjo Puigcorbé no muy creíble en su papel de Teniente Alba, quizá el punto flaco de la serie, entre otros nombres ilustres.

A pesar de las críticas, las cuales desconocía cuando vi por primera vez la serie, me gusta. La dirección de Romero Alba tiene nervio, capta muy bien la situación de angustia de los liberales y la opresión del momento. Perfectamente escenificada, muestra una exquisita sensibilidad combinando todo el material que tiene, no se limita solo a dirigir bien a los actores (excepto a Puigcorbé como he dicho), la cantidad de contrapicados y de primerísimos planos le da a la imagen una viveza algo inhabitual en las series de entonces. Cuenta con una fotografía excelente, capaz de hacernos leer la mirada de Mariana, sentir sus emociones a través de las sombras y de la luz que llega a emocionar. Granada queda muy bien retratada, cierto que puede chirriar ver en determinados momentos el Alcázar de la Puerta de Sevilla en Carmona en vez de Granada, pero eso son licencias que los directores saben bien por qué lo hacen, aunque no lo entendamos. Muchas veces rodar en otros sitios se debe a razones económicas, pero la mayor parte de lugares están rodados en la capital nazarí, considero secundario este problema.

Referente a la polémica antes mencionada que hubo entre ciertos intelectuales en Granada con la serie, evidentemente siempre un historiador o un escritor pondrá objeciones a cualquier trabajo cinematográfico/televisivo como es en esta ocasión, pero esto sucede también en otros ámbitos. La figura de Mariana Pineda, precisamente por haber defendido la libertad y la lealtad se convierte en patrona de muchos pensamientos, incluso de algunos más que ni la protagonista en cuestión se hubiera planteado o incluso defendido.

Francisco Ayala

Al leer el artículo del bueno de Ayala, creo que este se dejó llevar mucho por los recuerdos, los pasados siempre acaban dulcificando, también el tener como modelo la Mariana de Lorca o la biografía de Antonia Rodrigo no favorecía que la serie agradara si esperabas algo parecido…Ataca incluso una escena de “destape”. ¡Si viera las series de hoy!  Pueden leer el artículo a través de este enlace: https://www.abc.es/archivo/periodicos/abc-sevilla-19841127-3.html

Moreno Alba se defendía de sus declaraciones escribiéndole: "Respecto a sus recuerdos, no los considero justos ya que el propio Federico García Lorca dijo: “yo he cumplido con mi deber de poeta oponiendo una Mariana viva cristiana y resplandeciente de heroísmo frente a la fría vestida de forastera y librepensadora del pedestal”". Respecto a la biografía, lanzó una larga serie de preguntas donde quedaba patente su hartazgo sobre las críticas y que nos sirven también para reflexionar sobre los distintos tipos de lenguaje a la hora de enfocar la historia

“referente a la comparación con el libro de su amiga granadina sinceramente le pregunto: ¿debemos
tener la misma actitud y talante leyendo un libro que escuchando y viendo imágenes en televisión? ¿Son ambas las mismas técnicas? ¿Es la novela, el teatro, el cine, la televisión, el mismo fenómeno? ¿Mi actitud es la misma leyendo un libro sobre cierto personaje y tema histórico que mirándolo y aprendiéndolo en imágenes de televisión? ¿Son las mismas indagaciones las que hay que hacer para escribir un libro que las técnicas que hay que emplear para realizar una narración en imágenes de televisión? ¿Tienen las mismas posibilidades los libros que la televisión? ¿Es lo mismo leer en un libro, un documento histórico que escenificar a través del gesto de una actriz determinada ese mismo documento histórico narrándolo con imágenes de televisión? ¿Es lo mismo como documento de investigación histórica la novela, el cine, el teatro que la televisión? ¿Tenemos la misma intimidad cuando se va al cine, cuando se lee un libro o cuando nos disponemos a ver televisión? Yo creo que no y que cada medio tiene sus tesis y teorías “

Rafael Moreno Alba

Concluyó así: "nada tengo que objetar a su reseña crítica por la sencilla razón de que es su opinión y un servidor de usted está dispuesto a entenderla, aunque piense de otro modo, pero como admirador de Mariana Pineda me permito con todo respeto hacerle la siguiente observación sobre el estilo y estructura de narración, sobre la forma y el fondo de esta diversión para televisión. Usted sabe mejor que muchos, que la novela española del siglo XIX, la novela realista, nació del cruce de la novela histórica romántica con el costumbrismo y dentro del seno de la novela de costumbres nació después una nueva forma de novela histórica, Los episodios nacionales de Galdós. En cambio, en Don Pío Baroja las cosas pasaron de otro modo, su novela histórica, Las memorias de un hombre en acción tiene otro estilo. ¡Dios me libre de comparaciones! Pero mi Proceso a Mariana Pineda televisivo ha querido seguir el estilo y aire barojianos, su corte -a eso que llama usted imágenes atropelladas- de estructura narrativa. Por último le recuerdo lo que dijo don Miguel de Unamuno: ¿Ente de realidad? ¿Ente de ficción? Y añadió de realidad de ficción, que es ficción de realidad. No se puede proyectar una vida sin elementos imaginativos y estos cambian con cada época”

Para que saquen ustedes sus propias conclusiones y conozcan y se aproximen a la figura de Mariana Pineda, les recomiendo que vean la serie, la cual pueden hallarla en el Archivo de TVE, en la plataforma de FlixOlé y encontrarla editada en DVD, aunque me imagino que ya descatalogada.



18/05/2023

Topkapi (1964): el robo entre las bellas artes

 


Ya que es el día internacional de los Museos, hoy vamos a comentar una película ambientada en uno, aunque sea desde la perspectiva del robo. Su director Jules Dassin decía en una entrevista que este debía ser incluido entre las bellas artes, lo cierto es que él fue uno de los impulsores del subgénero de películas de ladrones a partir de su Rififí, pero también desde un punto de vista desenfadado como es el caso de Topkapi.


El título hace referencia al Palacio de Topkapi construido por el sultán otomano Mehmed II en 1459 tras la caída del Imperio bizantino. Los sultanes otomanos hicieron de este su residencia principal durante 400 años. Se convirtió en museo en 1924 y sus cientos de salas contienen numerosas colecciones de reliquias, tesoros y joyas históricas y religiosas.

La película tuvo otro renacer gracias a que Brian de Palma en su Misión Imposible (1996) se inspirara (o mejor dicho, copiara) la escena crucial del robo, gracias a ello se volvió a emitir en numerosas ocasiones por televisión y muchos la conocieron. También está el hecho de que Christopher Nolan la nombra entre sus preferidas.

Su argumento es el siguiente: Elizabeth Lipp y su amante Walter Harper se alían para realizar un robo extraordinario: llevarse del museo de Topkapi, en Estambul, una daga de incalculable valor. Cuentan con la ayuda de varios compinches que idean un plan para entrar en el museo sin ser vistos, cosa que sólo se puede hacer a través de la cúpula del edificio


Tal historia partía de la novela Light of Day de Eric Ambler que había escrito aquella de Estambul con Orson Welles y que aparece en muchos sitios como dirigida por él. En su haber tiene notables guiones como los de Llanura roja (1954), La última noche del Titánic (1958) o Misterio en el barco perdido (1959).

Para que sus dos protagonistas ejecuten el robo con garantías, deben recurrir a personas ajenas al mundo de la delincuencia y limpias de antecedentes policiales: ahí tenemos a un abanico extravagante de personajes que van desde un acróbata exhibicionista (Gilles Segal), un inventor (Robert Morley) sin mucho juicio que tiene entre sus obras una cotorra que va repitiendo lo que se le dice o un cocinero (Akim Tamiroff) que se emborracha constantemente. Mención especial merece Peter Ustinov en su papel de Arthur Simon Simpson que se ve envuelto en la banda sin pretenderlo, el actor ganó su segundo Oscar por su actuación. Todos ellos contrastan con la inductora del robo, Elizabeth Lipp (Melina Mercouri) que le da a su papel una imagen frívola comenzando ya por verla en esa psicodélica presentación que Dassin ejecuta con la que fue su mujer y  que en alguna copia se suprimía. Por el contrario, el personaje de Walter Herper (Maximilian Schell) es arrogante y perfeccionista.


Las casi dos horas de duración de la película pasan rápido, Dassin fue bastante diestro en saber combinar los diferentes ritmos que se van presentando, toda una primera parte rodada con mucho nervio en comparación con la meticulosidad en que narra el robo que dura más de media hora. Ahí Dassin mostraba su habilidad y experiencia como director, pues Topkapi mezcla perfectamente el estilo americano con el europeo.

A ello se añaden dos factores que siempre me gusta destacar, por un lado su excelente fotografía a manos de Henri Alekan: La bella y la bestia (1946), Vacaciones en Roma (1951) El cielo sobre Berlín (1987)... Esta es fresca, apostaba mucho por los exteriores y mostrar los diferentes ambientes de sus lugares. Por otro lado, la música de Manos Hatzidaskis no puede reflejar mejor el ritmo de la película.

La pueden ver en Filmin y está editada en DVD.


11/05/2023

Sabrina (1954): El "menor" Wilder, la mayor película

 


Tengo en mi videoteca una serie de películas bien guardadas a las que suelo recurrir cuando el hastío vuelve con su ejército a dar la lata, sin ir más lejos esta ola de calor unida a las campañas electorales me provoca que tenga que buscar alguna solución para mitigar sus golpes, el antídoto tiene varios nombres y entre ellos brilla el de Billy Wilder: su ironía, acidez, inteligencia y una visión de la vida donde no dejaba títere con cabeza me reconcilian con el género humano, bien es cierto que nombres como ellos ya poquitos o ninguno queda en el cine, pero nadie es perfecto.

Al elegir uno de sus títulos también suelo ir contracorriente y visionar más aquellos que algunos críticos tacharon de menores, ahí están ni más ni menos que Sabrina, La tentación vive arriba, Bésame tonto, Avanti… A más de un director de esos que tanto citan en las redes como genios ya le gustaría tener el 10% de cualquiera de sus fotogramas. Pensando también en este blog y en la entrada de esta semana,  escojo Sabrina ya que hace un tiempo hablé de Ariane y así complemento aquel artículo https://nosinlostitulos.blogspot.com/2021/07/sabrina-sabrinay-ariane.html


Sabrina es del año 1954, Wilder llevaba un tiempo sin hacer comedias, él decía que cuando no las rodaba estaba de mejor humor, en cambio al prepararlas era todo lo contrario. Fue su última colaboración con la Paramount, los estudios que le habían dado la oportunidad de ver sus guiones plasmados y debutar en la realización. El director acababa de rodar Traidor en el infierno y un directivo le pidió si podía suavizarla para que no se enfadasen los alemanes, se negó y decidió marcharse. Pero dejó como broche esta película que sigue siendo una de las más queridas por el estudio de la montaña.

Y es que en Sabrina estaban Humphrey Bogart, William Holden y muy especialmente Audrey Hepburn en su segunda gran película en Hollywood tras ganar el Oscar por Vacaciones en Roma.  La obra de Samuel Taylor era vista como una buena oportunidad de afianzar su carrera y se pidió a Wilder que la dirigiera. Este contrató a su autor para colaborar en el guion, pero se vio absorbido por el trabajo del director vienés y sus constantes retoques en sus líneas, motivo por el cual abandonó, dos décadas después Wilder recurrió a otra obra suya, la admirable Avanti. Wilder entonces decidió contar con un guionista que luego seria considerado de los mejores, hablamos de Ernest Lehman ( Chantaje en Broadway, Con la muerte en los talones, West Side Story…)

Wilder quería trabajar con Cary Grant, pero nunca lo consiguió, esta maldición le acompañaba ya desde sus tiempos de guionista, lo quería para Ninotchka de Lubitsch, luego para Ariane…En aquellas fechas, Bogart quería cambiar su registro y acabó aceptando la oferta de protagonizar Sabrina. Las relaciones entre ellos dos fueron tensas, aunque el actor acabó disculpándose. Cuando se habla mal de la película siempre sale este tema y que no era el papel adecuado para él. Siempre he pensado lo contario, no me imagino a ese Linus Larrabee sin su rostro tan obsesionado con sus negocios con el plástico hecho de azúcar como perdidamente enamorado o dejando que la Hepburn le moldease el bombín. Aparte de ello, es una buena contrarréplica a Holden y su personaje hedonista.

¿Y qué decir de Audrey Hepburn que no se haya dicho ya? Buen ojo tuvieron al elegir la obra, su personaje frágil, dulce, elegante, aparentemente ingenua, sensible y mucho más inteligente de lo que puede parecer, John Williams (su padre) le aconseja que no intente alcanzar la luna y la envía a París para que madure (la añoranza por la vieja Europa donde está el amor en contraste con los EEUU). Ahí volverá cambiada y dirá que es la luna la que intenta alcanzarla a ella. Dos frases irónicas que esconden tras de sí que el amor sincero es una quimera. Ya en los títulos de crédito el punto sobre la “i” de su apellido es una luna, probablemente está desplazada en la vida, Wilder se sirve de otra frase en el personaje de su padre el cual ha de reprimir sus pensamientos al ver cómo están jugando con ella y le comenta a Bogart que ella no pertenece a ninguna mansión, pero tampoco su lugar es el garaje.

Los esfuerzos de Wilder en conseguir guiones excelentes se reflejan prácticamente en cada fotograma y en cada diálogo. Si una escena se le podía ir de las manos recurre a pequeños detalles que la refuerzan. Cuando Hepburn intenta suicidarse encendiendo los coches del garaje con la puerta cerrada harta de que David (William Holden) no se fije en ella, estos empiezan a hacer un ruido musical y desprender unas ondas de humo que hasta recuerdan esas “Sinfonías tontas” del primerizo Walt Disney, aportan una comicidad que rebajan la acción que podía ser vista como demasiado exagerada, pero que bien reflejaban su estado. Pasa lo mismo cuando escribe antes de esto su carta de despedida, pidiéndole perdón a su padre por suicidarse, tras una pausa, añade que por favor no vaya Holden al funeral ya que ni siquiera lloraría.

Sabrina es también un perfeccionamiento en el estilo del director, aquí se aleja en parte del toque Lubitsch, ya saben que el director tenía colgado un póster en el que ponía:"¿Cómo lo hubiera hecho Lubitsch?". No obstante hay alguna referencia implícita, en el encuentro con Bogart en la pista de tenis, ella le dice que pensaba que entraba para negociar su salida, sin nombrarla menciona que podría ser una opereta vienesa al estilo de El príncipe estudiante (La cual fue llevada al cine por Lubitsch en su etapa muda), él pregunta cómo acabaría el primer acto y le contesta que todos huyendo, cantando una canción. Cada vez que la veo, pienso que Wilder intentaba poner el famoso toque, pero luego abandonaba la idea y lo variaba. En la escuela de cocina, ella se olvida de encender el horno para hacer el suflé, un barón mayor le cuenta que quien está verdaderamente enamorada lo quema, pero quien sufre tristezas se olvida de ponerlo en marcha. Más adelante, cuando Hepburn empieza a preparar una cena para Bogart le dice que va a preparar un suflé, pero no vemos cómo acabará ya que ella encuentra los dos pasajes a París. Aunque Hepburn parece enamorada de él y Bogart también, lo cierto es que no deja de ser una incógnita si esos deseos son sinceros, el suflé nos lo hubiera dicho. ¿Quizá también Lubitsch? A Wilder, por otra parte, no le gustaba mostrar nunca muchos besos en escena y que el espectador tomara sus propias conclusiones, recordemos el final de El apartamento donde son sustituidos por una partida de cartas.

Otro aspecto muy cuidado es el escénico, teatro en cine no suele congeniar si no hay alguien que sepa diferenciar bien los dos lenguajes. La atmósfera de cuento de hadas funciona con esa luna, esa gran mansión y la continua aparición de la canción "Isn´t it  romantic" con el contrapunto de ella en el árbol. Su vestuario modesto del principio es, sin embargo, elegante, al igual que el que utiliza después cuando ya Holden se ha fijado. Con el incidente de las copas de champán y la retirada en escena de él, ella lo espera en una pista de tenis y Wilder la sienta donde el árbitro se sitúa. Al entrar Bogart le comenta que está arbitrando un partido entre dos jugadores imaginarios. Otra perfecta síntesis de lo que estamos viendo..

Y como en toda película de Wilder no faltan las frases irónicas que si las pusiéramos todas, aun me quedarían bastantes párrafos para acabar. Hay una que retrata muy bien ese ambiente de tacañería y arrogancia de los Larrabee, Holden tras haberse clavado los cristales de las copas y ser atendido por el médico se le pregunta que cómo sabrá si los ha quitado todos. La respuesta es que recompondrán las copas.

Otro momento que me gusta es el diálogo entre los sirvientes cuando llegan las cartas de ella, respiran cierta bondad entre ellos, aunque también cierto chafarderismo. Les interesa sobre todo que se haya olvidado de David, en un correo dice que ha roto su foto y todos dicen: "Eso es bueno". Pero acto seguido en otra línea, pide que le envíen cinta adhesiva a lo que contestan: “Eso es malo” Así era Billy Wilder, síganme el consejo y recurran frecuentemente a sus películas en estos tiempos tan mediocres.

04/05/2023

Última sesión (2012)

 


Semana mala para los clásicos europeos en Filmin, la sección de “últimos días” nos entristecía con una larga lista de películas que iban a desaparecer del catálogo. Algunas, por suerte, las teníamos en DVD, pero otras ni están ni se les espera, por lo que la única manera de acceder a ellas es mediante esta plataforma, ni TVE, ni la TRECE programan cine europeo en sus espacios cinéfilos, quién sabe si hasta puede ser haber sido nuestro último visionado en más de una, algún día ni los programadores las conocerán…

Tal sección contrasta con la de “últimas subidas” donde van apareciendo clásicos que ni siquiera ellos los publicitan, mezclados con estrenos que pasaron desapercibidos .Mientras los repasaba, me llamó la atención una película española del 2012 llamada Última sesión y vi que en la carátula aparecía Paco Morán. Al ser el año de su fallecimiento pensé en un primer momento que se trataba de un documental, pero no, es un modestísimo film de un director que entonces debutaba y que no continuó después llamado Francesc Páez y que narraba la última noche en un cine ubicado en Mataró.


Paco Morán, como ya sabrán, fue un hombre de teatro, sus incursiones en el cine se dieron más bien en papeles secundarios, algunas en películas con renombre, desde clásicos patrios como Los cuervos de Julio Coll, Rey de reyes de Nicholas Ray, El valle de las espadas de Javier Setó…Su popularidad le vino en los espacios teatrales de TVE. En los 70 se fue a vivir a Barcelona donde se convirtió en uno de los rostros habituales de la cartelera de la ciudad condal, incluso ya en su etapa final saboreó el éxito como pareja artística de Joan Pera.

Ignacio F. Iquino intentó que Morán se dedicase más al cine en los 80 y rodó dos comedias con él de protagonista: Un millón por tu historia y Dos pillos y pico. Pero el público prefería verlo en la escena, el cine español estaba cambiando y aunque Iquino era todo un maestro en encontrar fórmulas comerciales, aquí no la encontró. Para volver a verlo en la pantalla grande tuvimos que esperar a una “superproducción” catalana de Francesc Bellmunt, Monturiol, el señor del mar donde de nuevo aparecía brevemente.


La intervención del actor en Última sesión (2012) fue gracias a que un día su director, que entonces estaba de empleado donde Morán llevaba el coche a lavar, se atreviera a presentarle un guion. Lo leyó en un día y le dijo que adelante, ni siquiera cobró y dejó su casa para ensayar, según cuenta Francesc Paez: Era muy generoso (...), lo hacía todo fácil, más fácil para los demás. (...) Él tenía muchas ganas de hacer algo dramático" Su papel era el de Mauri, un acomodador cuya vida se desvanece al cerrar el cine en el que ha estado trabajando durante 40 años, junto a él discurren otras vidas como las de Teresa, la mujer de la limpieza; Bruno, el proyeccionista; Carol, la boletera que sigue enamorada en secreto de este…

Es una película sencilla hasta el extremo, el guion no acaba de coger fuerza hasta prácticamente la mitad, cuando no está Morán pierde, pero con esto no quiero decir que esté mal, incluso valoro positivamente que en apenas 78 minutos se cuenten las otras historias de los demás, aunque sean más bien pinceladas, especialmente me gusta el personaje de Teresa y sus silencios. Es de destacar el uso que hace de la noche, casi como una metáfora de ese mundo aparte de reloj parado que es esa sala. Desprende cinefilia con conversación en la que él recuerda el estreno en 1953 de Los sobornados, un cartel de Jennie en las escaleras, las hojas del guion de la historia de la sala para que pueda ser una película…

Va caracterizado como un acomodador clásico, recuerda cuando iban los críos y tenía que poner orden, el niño al que le dejaba colar a cambio de una piruleta…Es incapaz de hacer frente a la nueva situación y se emborracha, con su periquito mantiene conversaciones en las que desprende cierto hartazgo de la vida. La emotividad del filme se va intensificando, aunque desde una barrera algo gruesa, no provocará lágrimas, se distancia aquí del esquema de  Cinema Paradiso 

Rodada en el 2007, tardó hasta cinco años en estrenarse y fue en un mes de agosto, unas semanas antes había fallecido el actor y su estreno fue concebido como un homenaje póstumo en el cine Alexandra, ya sabemos que en este país uno ha de morir para que te rindan algunos honores. Sin querer, fue la verdadera última sesión con Paco Morán, aquí bien lejos de hacernos reír, como si viéramos en su rostro también el reflejo de lo que serían estos últimos años donde multitud de salas han cerrado, la pandemia ha originado un antes y un después y el cine, tal y como lo hemos conocido, agoniza.

Échenle un vistazo si pueden, Última sesión no pasará a la historia del cine, ni es buena ni es mala, fue un intento loable por parte de su director  de querer homenajear esas salas que llevamos dentro y que los más jóvenes no podrán nunca recuperar porque no tuvieron la oportunidad de conocerlas.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...