22/02/2022

Cabaret cumple medio siglo

 




El pasado 13 de febrero, el mítico filme Cabaret de Bob Fosse cumplía medio siglo, en aquel año fue la única que le hizo sombra a la todopoderosa El Padrino. En la ceremonia de los Oscars, el musical se llevó ocho estatuillas: Mejor director, actriz, actor secundario, fotografía, montaje, sonido, adaptación musical y decoración, pero el de mejor película recayó en la de Coppola.


En ese 1972 el género del musical sufría una cierta crisis, a pesar de que en los 60 películas como West Side Story, My Fair Lady o Sonrisas y lágrimas constituían éxitos de crítica y público, pero también se producían fracasos rotundos como La estrella, Hello Dolly, incluso el propio Bob Fosse vio como su excelente Noches en la ciudad se veía arrinconada por un público que tan pronto amaba como odiaba el género.

Cabaret no es un musical convencional tal y como se entendía el género, tampoco es un esquema innovador como se dice, nosotros teníamos el modelo de película con Sara Montiel, o sea una película con una trama aderezada con unas canciones. Si Cabaret pasa a la historia es porque todos los ingredientes de aquel cóctel funcionaron a la perfección y quedaron bien marcados en la retina.

Todos los números eran pegadizos, partituras brillantes de los músicos Kander y Ebb, recordemos varias: “Maybe this time”, cantada con una sentimentalidad por Liza Minnelli que hasta diríase que rompía la pantalla, el comienzo con el famosísimo “Willkomen” que nos introducía a aquel mundo evasivo del cabaret, “Money”, qué decir ya de esta canción con ese humor tan ácido o la que cierra la película “Life is the cabaret”, donde uno ha pasado dos horas entretenido y a la vez ha meditado, ha compartido la alegría del musical, pero a la vez se ha adentrado en ese mundo terrible que era la entrada del Partido Nazi en esa Alemania.


Hay dos canciones que nos ponen la piel de gallina, una es el “Tomorrow belongs to me”, un chico rubio aparentemente inocente en un primerísimo plano empieza a cantar una canción melódica, bella, pero poco a poco vemos que es nazi y ese ambiente casi bucólico que creaba la melodía acaba siendo del todo aterradora.

Luego teníamos la del “If You Cold See” donde Joel Grey cantaba con una gorila y apelaba que si la gente tuviese otros ojos aceptarían ese humor, la canción que era vista como cómica y provocaba risas entre el público se cambiaba súbitamente al final cuando decía: “Si la vieran con otros ojos, no dirían que es judía”. De pronto, las risas se transformaban y te hacían pensar en esa animalización de personas degradante ejecutada por los nazis y que, por desgracia, se sigue haciendo, incluso de manera inconsciente, en más de un programa televisivo actual.

Fosse lograba en más de una canción que viéramos la reacción del público rodado con un estilo feísta buscado intencionalmente, que participáramos de la acción detrás del escenario o que hubiese una acción simultánea entre las canciones como la brutal paliza que ejecutan los nazis.

Cabaret partía del musical estrenado en 1966 producido y dirigido por Harold Prince y coreografía de Ron Field, el reparto era diferente en sus personajes principales excepto de el del excelente maestro de ceremonias Joel Grey. Hace ya unos años pude verla en el Teatro Apolo de Barcelona y sinceramente me quedo con la película, creo que la supera.

El argumento provenía de un libro de Christopher Isherwood GoodBye to Berlin del cual el dramaturgo americano John Van Drutten extrajo el material para la obra Soy una cámara llevada al cine anodinamente por Henry Cornelius.

La acción se sitúa en el Berlín de 1931, dos años antes de que Paul Von Hindemburg designase canciller a Adolf Hitler. El cabaret servía como una evasión y ahí la vida era, como nos cuenta sarcásticamente Grey, “hermosa,incluso la orquesta”.

El guion estructuraba la acción en dos niveles, el exterior y el interior. El personaje de Michael York como ya sabrán era el de un tímido traductor de inglés que aun estudiaba en Cambridge, por sus palabras deducimos que no siente ya nada hacia las mujeres, aunque se enamora de ella. Uno de mis planos favoritos es el de cuando se van a gritar al pasar el tren, ella con su espontaneidad consigue que él repita la acción de forma tímida, tal escena da bastante de sí, de cuando en el cine no hacía falta mostrar tanto para saber qué es lo que te estaba indicando.

Aparece otro personaje, el de Fritz Wendel obsesionado con la riqueza que le lleva a fijarse en una joven rica hija de un millonario hebreo, pero Sally empieza a enamorarse de él también obsesionada por el lujo y la riqueza. En otra genial escena vemos las cabezas de los dos protagonistas masculinos con el de Sally mirándose tras una excursión, se van acercando mientras la cámara gira, otro perfecto resumen sin necesidad de alargar la narración y sacar el tema de la bisexualidad que empezaba a verse de manera más explícita. Otro tema tabú como el del aborto suponía una novedad en un musical, algún crítico calificaba la película como el primer musical serio, quizá una afirmación algo excesiva, aunque razonable

Cabaret fue todo un éxito de taquilla, en nuestro país funcionó perfectamente, algunos de mis lectores que tengo en Barcelona la asociarán con el antiguo cine Florida (hoy Renoir) donde estuvo en cartel un año y medio.

Cuando TVE la estrena en 1981 se produce una polémica que fue bastante comentada en su día, los distribuidores se quejaban de que tal pase reduciría la taquilla ese fin de semana y hasta se acusó de “pase clandestino” aquella emisión que llegó incluso a estar en el aire, eran ya tiempos en los que se vivía la decadencia de ir al cine y el comienzo del cierre de muchas. ¡Qué lástima que no se hiciera de aquellas salas cinematográficas  un musical también! Las veríamos agonizando al final y con los espectadores haciendo más caso del dichoso WhatsApp que de la película

15/02/2022

Los Girasoles del gran Vittorio de Sica

 


Cuando a Vittorio de Sica le preguntaban por el cine, sacaba unas palabras de su guionista Cesare Zavattini en la que distinguía entre películas útiles e inútiles, las primeras serían las correspondientes a la etapa del Neorrealismo como El ladrón de bicicletas o Umberto D., las segundas serían Matrimonio a la italiana, El viaje o de la que hablo hoy Los girasoles.

Evidentemente, son palabras algo fuertes e injustas, hay que leerlas en el contexto de un autor que quería hacer un tipo de cine y que por razones no solo comerciales tuvo que ir cambiando el estilo. De Sica se definía un neorrealista que tuvo que dirigir muchos “filmes espectáculo”, otro término al que solía recurrir cuando lo entrevistaban. Cuando vino a Barcelona en 1969 al "Festival de cine en color" a presentar Los amantes decía en una entrevista que le hizo Cristina Fernández Cubas: "Sophia Loren quiere que siempre la dirija, Ponti me llama cada año. Pero yo estoy deseando suspender esta actividad. No puedo degenerar en un director al servicio exclusivo de una actriz. En cuanto termine Los girasoles (…)volveré al neorrealismo con La vacanza".


Los girasoles
se estrenó el 14 de marzo de 1970 en Italia, en Madrid llegó el 16 de octubre del mismo año, en Barcelona dos meses después en el Novedades. Ya quedaba lejos su etapa neorrealista a raíz del fracaso comercial, que no artístico, de El techo en 1956, gran película y bastante desconocida hoy en día. Cuatro años más tarde la taquilla volvió a su cine con Dos mujeres, que supuso el Oscar para Sophia Loren y que Ponti le produjera las siguientes con ella. Cierta crítica que le había alabado empezó a cuestionarlo y marginarlo, eran tiempos en que se puso de moda la "Nouvelle Vague" y sus tesis, en Italia directores como Bertolucci o Antonioni eran los preferidos de la critica más joven y el mismo De Sica reconocía que las nuevas generaciones pasaban de su cine.

Los girasoles supuso también la ruptura con Carlo Ponti, aunque cuatro años más tarde volviera con El viaje, el realizador no estaba satisfecho y decía que: "ha resultado ser solamente una bella historia cuando sobre el guion era muchísimo más. El matrimonio Ponti, gran amigo mío, es el principal causante de esta aberración, no volveré a dirigir a Sofía." 

Personalmente, desde que empecé a ser un cinéfilo, siempre me gustó esta película. Por una parte, la música es de Henry Mancini que aunque siempre estaba inspirado, aquí lo estuvo el doble y no solo con el tema principal, la fotografía es del gran Giuseppe Rotunno, de los actores qué decir más y estando detrás de las cámaras él, imposible que sea una mala película.



Por otra parte, esos primeros planos de la Loren, que casi no hacía falta que hablase porque ya lo decía todo, son de una belleza extrema, de hecho en más de una secuencia De Sica apenas opta por el diálogo y ese Mastroianni que tan pronto era un pícaro como todo un caballero y cuyas actuaciones deberían ser un modelo para seguir en cualquier escuela de interpretación. Incluso los secundarios, Lyudmilla Savelyeva, que era conocida en su país por la adaptación de Guerra y Paz televisiva, le da un toque a su personaje en los cuales los valores de la humildad y la solidaridad que al director le gustaba reivindicar, se reflejaban en ella.

La película impacta visualmente, ese paisaje nevado y de pronto la bandera roja gigantesca, vemos como lo blanco pasa por el filtro de ese color, los trenes que recuerdan en parte a los de Dr. Zhivago, quizá ahí se nota la mano de Ponti que era el productor de aquella y buscaba otro éxito de similares características. Detalles que parecen insignificantes, pero que posteriores visiones nos llevan a pensar, como esos besos iniciales entre aquellas dos barcas, quién sabe si una metáfora de lo que serán dos vidas diferentes, pero unidas, o la inocencia de esos niños en la boda que parecen sacados de Milagro en Milán y cómo no, esos girasoles inacabables soleados, tan bellos como tristes, tanto como su inolvidable final que solo un gran director como él podía plasmar y emocionarnos. Por cierto, como curiosidad, la película se rodó en Rusia y Ucrania, fue la primera producción occidental que se rodo ahí después de la II Guerra Mundial.

 

La semana pasada, a raíz de comentar El globo rojo, saqué el tema de que a Truffaut no le había gustado porque Lamorisse había humanizado el globo y dejaba de ser un objeto real. La historia de Los Girasoles cuesta creerla como verosímil, por una parte que una mujer se vaya sola a Rusia a buscar a su marido no encaja en tales parámetros, así como la salvación de Mastroianni en la nieve por parte de la chica con tal bello rostro. Pero, ¿ qué más da? Lo realmente prioritario es mostrar una historia de amor pasional y las consecuencias de la guerra en las personas y todo envuelto en un ejercicio de maestría cinematográfica que refleja el esfuerzo del ser humano por seguir luchando, aunque sea en trabajos que no den fruto. El viaje que hace a Rusia no deja de ser un "mcguffin" para reflejar el esfuerzo y la ilusión de querer que la historia sea distinta, que quizá en un futuro los hijos de aquellos que como dice la Loren en un momento: “¿Qué culpa tienen ellos de lo nuestro?” vean otro mundo.

En fin, reivindico la filmografía de De Sica y no solo El ladrón de bicicletas, sino poder verla toda, algo que por cierto y lamentablemente no es posible, bastantes de sus títulos no se editaron en su día y tampoco se emitieron en televisión, curiosamente Netflix que no se caracteriza por ponernos clásicos y menos italianos tiene en su catálogo una que se llama El especulador con Alberto Sordi, película que nunca he podido ver. Hay De Sica más allá de Ladrón de bicicletas y de Matrimonio a la italiana


08/02/2022

Centenario de Albert Lamorisse, el autor de El globo rojo

 

Albert Lamorisse (Fuente: Amazon)

Suelen ser los centenarios la excusa perfecta para profundizar en diversas personalidades aunque solo sea por un año, pero como todo en la vida, hay sonoros abandonos, el año pasado justamente se recordó a Berlanga y en menos medida a Fernán Gómez, pero otros nombres quedaron en el olvido.

El nombre que traigo hoy probablemente no les diga nada a una gran parte de mis lectores, especialmente si son nacidos a partir de los 90, a los demás sí que les sonará algo el nombre, o mejor dicho una de sus obras: El globo rojo. Creo que fue en el año 91 que La 2 de TVE en ese espacio de cine infantil que se llamaba “Cine para todos” la proyectó y sirvió de descubrimiento. Aquel mediometraje, solo dura 35 minutos, es del año 1956 y dejó un gran recuerdo a aquellos niños que tuvieron la suerte de verla en pantalla grande.

Su director era Albert Lamorisse, nacido en París un 13 de enero de hace 100 años. Obsesionado con Túnez y su paisaje a raíz de un viaje en 1946, le lleva a rodar un documental, pero va más allá y piensa en una película que refleje el país, su gente y sus niños, el resultado sería Bim, el pequeño asno en 1950.


Tres años más tarde rueda Crin blanca, también una cinta infantil en la que un niño asegura poder capturar al caballo más salvaje de los llanos. En ambas películas se halla un estilo poético que llama la atención y le lleva a ganar la Palma de Oro del Festival de Cannes.

Esa concepción del cine le lleva a querer experimentar con más elementos, uno de ellos el color, y aquí surge El globo rojo del que más adelante hablaré. El gran éxito que consigue le lleva a rodar su primer largometraje Viaje en globo donde experimenta el fotografiar desde un helicóptero y captar instantáneas con un nuevo sistema, algo que seguirá efectuando. El filme es otro éxito y gana el Festival de cine de Venecia en 1960.



No obstante, pasarían 5 años hasta su siguiente largo, Fifí, la plume que estuvo nominada a la Palma de Oro de Cine de Cannes, aunque aquí la critica se mostró algo más dividida, ya que no hallaba tanto esa vena poética de sus anteriores realizaciones. Él decía que rodaba a su manera, que no era un profesional, sino un aficionado. Durante ese tiempo había rodado documentales y hasta creado un juego que más de uno tendrá aun: El Risk.


La fatalidad llegó en 1970 y en uno de esos helicópteros donde tanto quiso perfeccionar sus vistas, la muerte le llegó en un accidente con solo 48 años. Estaba rodando el documental “El viento de los enamorados”, su viuda y su hijo la acabaron y recibió un Oscar a título póstumo.

Pero vuelvo, como he prometido, a su obra más inolvidable, El globo rojo, fíjense que tratándose de un mediometraje y prácticamente sin diálogos, ganara el Oscar al mejor guion original, competía ese año con Robert Lewin y Amanecer sangriento, Andrew Stone por Julie, William Rose por El quinteto de la muerte y Federico Fellini y Tullio Pinelli por La Strada.

La historia de un niño que un buen día se encuentra un globo de ese color al que sigue por todas partes penetró profundamente en la sensibilidad de los espectadores que se emocionaban viéndola, en los cines hasta regalaban un globo como recuerdo.



Lamorisse rodaba en el barrio parisino de Ménilmontant, parte de este remodelado posteriormente debido al estado en que se hallaba, con una tonalidad entre gris y azulada en contraste con el vivo color rojo. La imagen típica del París con la Torre Eiffel no la vemos aquí, solo hacia el final y muy lejana. Ponía la cámara en esas callejuelas feas, pero que conseguían gracias a ese globo tener esa extraña alegría que daba un optimismo y esperanza a esa pobreza retratada, hasta llega a entrar en ese antiguo y tenebroso colegio que aunque no lo veamos por dentro, nos lo imaginamos, y que  nos evoca a esos 400 golpes. Por cierto, a Truffaut no le gustaba nada la película ya que criticaba que se hubiese humanizado al globo.

El tema de la infancia quedaba perfectamente inmortalizado, ya sea con la bondad inocente del protagonista o con esa maldad de quienes por envidia quieren acabar con el globo. Un emocionante y sensible final nos dejaba un buen sabor de boca.

Aunque Lamorisse no se definiera, como antes he escrito, como un profesional, tiene las virtudes de un grande, rodar en pantalla standard y convertirla como si fuera más ancha que de un Cinemascope conlleva saber de cine, qué grande resulta esa fotografía sin necesidad de recurrir a grandes pantallas. O qué gran uso del travelling hacia atrás cuando el niño corre, da la sensación en poco tiempo de ver mucho.

La película fue editada en DVD por "39 escalones" e "Impacto Films" en el 2014, recogía las otras películas de él, aun se puede encontrar si buscan a fecha de este artículo, si la hallaran no lo duden y cómprenla. Mientras, lo mismo por Youtube encuentran algo ya que en las plataformas por mucho centenario no se han acordado o no saben quién es…Ellos se lo pierden, pero ustedes intenten conocer quién fue Albert Lamorisse... Y no crean que está olvidado, en La La Land hay un homenaje y en El regreso de Mary Poppins se nota la influencia entre otras. 

02/02/2022

Manicomio, la ópera prima de Fernando Fernán-Gómez restaurada por la Filmoteca Española

 

El canal de la Filmoteca Española en Vimeo ha permitido ver restaurada la ópera prima de Fernando Fernán-Gómez durante un tiempo limitado, me enteré hace tres días y aun la pude ver. Se trata de Manicomio del año 1952, conviene matizar que está codirigida por Luis María Delgado. Veo que el mismo día en que publico esto, ha desaparecido el enlace, aunque la pueden ver por Youtube sin restaurar hasta que alguien la quite para no poder verla en ningún lado


 El entonces solo actor ya era bastante popular en aquel tiempo y tenía ganas de empezar a ponerse detrás de las cámaras, la paralización del rodaje de Aeropuerto motivó que tanto Delgado como Fernán Gómez pensaran en aprovechar los decorados para hacer algo y aquello era una historia escrita por su amigo Francisco Tomás Gómez que tomaba como punto de partida un cuento de Edgar Allan Poe ("El sistema del Doctor Alquitrán y el profesor Pluma") donde los enfermos de un manicomio encierran a los médicos y asumen los roles de ellos. En medio de la historia se intercalaban tres relatos con el tema de la locura: "Una equivocación" de Alexandr Kuprin, "El médico loco" de Leonid Andreiev y "La mona de imitación" de Ramón Gómez de la Serna.

El proyecto no tuvo en un principio el visto de la censura, se tuvo que retocar, Fernán Gómez nunca explicó qué le cortaron, pero decía que “en el país de Don Quijote, me parecía absurdo”. Sí escribe que el final fue un añadido, ya que la historia acababa con el tercer cuento y esos minutos finales bastante divertidos venían a señalar aun más paradójicamente el mensaje de la película irónico de principio a fin, desde la cita de Shakespeare inicial: ¡Señor, danos una brizna de locura que nos libre de la necedad! Algún día habrá que agradecer a la Censura su habilidad en mejorar guiones.



El humor negro desplegado aquí ya nos daba una muy buena muestra de lo que serían las constantes de su filmografía, él mismo también se dirige a los espectadores, algo que practicó más adelante y el estilo visual es feo y algo descuidado expresamente. Más de uno elogia al director por los decorados oníricos que se ven, pero él ya dejaba claro que aquello de presentar unos cuadros con marco y sin nada dentro fue idea de Eduardo Torre de la Fuente.

Sin duda, Fernán Gómez seguía en esta su primera película ese estilo de cine vanguardista, cuyo mayor exponente era Serrano de Osma con Pedro Lazaga de ayudante (conviene no olvidar), él estaba como actor dentro de aquel grupo que quería un cine español con diferentes temáticas, lo contradictorio era que él mismo consideraba esas películas como disparatadas, que hacer cine de ese estilo con Lola Flores y Manolo Caracol no tenía sentido, pero ahí están. 

Manicomio pasó inadvertida en su estreno y tampoco posteriormente se ha reivindicado. Cuenta con la curiosidad de ver a Camilo José Cela dando coces. Al director se le ocurrió encerrar a intelectuales, algunos de ellos tertulianos del madrileño Café Gijón y cada uno haría un animal.



A pesar de que la película siga olvidada, hay muchos puntos positivos, por una parte todas las historias insertadas tienen el mismo interés, no decae en absoluto, algo que suele ser el defecto mas común en estas.  El debate de dónde acaba lo racional y empieza la locura o viceversa es palpable en estos 80 minutos, tanto puede ser considerada como una comedia alocada, como una película de terror, una ironía de la vida, una experiencia surrealista... Los actores están espléndidos, con una naturalidad inversa al tipo de sobreactuación que solía producirse en otro tipo de producciones del momento

Por suerte, el fracaso de este Manicomio no impidió a Fernán Gómez seguir con sus 30 realizaciones, aunque se topase a menudo el rechazo de público y también cierta crítica. Felicito a la Filmoteca Española por restaurarla, aunque también me pregunto por qué solo se puede ver por un tiempo limitado, luego dónde se puede encontrar. Más de uno me dirá: ¿Dónde se puede ver? Y tendré que contestar que en ningún sitio. ¿Estoy loco por preguntarlo o por pensar que el enlace tendría que estar siempre disponible? 

27/01/2022

Aquella secuela de El mago de Oz

 

Oz, Un mundo fantástico (1985)

Revisando estos días debates que se quedaron pendientes es mis grabaciones del programa "Classics" de José Luis Garci, disfruté con el referente a El mago de Oz ya que si la memoria no me falla no la habían proyectado en otras etapas del espacio

Garci comentó que siendo él un Matusalén prefería ahora la fantasía que no el mundo real por lo que no entendía lo de que en casa como en ningún sitio, aquello fue rebatido por el contertuliano Luis Herrero que vino a decir que el mundo de Oz era un timo o Luis Alberto de Cuenca que reconciliaba ambas posturas, mientras Noemí Guillermo nos contaba curiosidades de la película y se atrevía a cantar el "Follow The Yellow Brick Road" con buen acento.

En la presentación, el director dijo que no se había hecho ningún remake, por lo menos en la forma que la Metro le dio, aunque no mencionó títulos. Repasemos lo más próximo que ha habido, en 1978 Sidney Lumet realizaba el musical que adaptaba el libro de L. Frank Baum con un reparto negro encabezados por Diana Ross y con un Michael Jackson que empezaba a despuntarse de los "Jackson Five". Tuvo y recibe muy malas críticas, aunque a mí me gustó sin ser ninguna maravilla, quizá más que evocar el cuento, me trasladaba a una época de mi infancia por lo que el objetivo quedaba bien cumplido.


A pesar de que la película de 1939 no tuviera ningún remake al 100%, sí que la Disney se atrevió con una secuela a mediados de los 80, los estudios del ratón Mickey pasaban por una época de grandes fracasos y no hallaban la fórmula para que sus producciones engancharan al que había sido su público. En 1985 estrenaban Oz, un mundo fantástico que conviene no confundir con la precuela de 2013 Oz, Un mundo de fantasía.

Desde mediados de los 70 con la aparición de La guerra de las galaxias o Star Trek el cine infantil/juvenil sufrió un cambio, dominaban más los efectos especiales que no el colorido mágico del Technicolor. Los productores buscaban fórmulas para que toda esa generación siguiera yendo al cine con sus productos, incluso fue una época algo mala para otro tipo de cine ya que la industria se centraba especialmente en el público adolescente porque se decía que eran los que más iban a las salas, en esos años hay una cantidad de títulos que marcaron a la generación EGB: Karate KId, Los Goonies, La historia interminable, Los Cazafantasmas, etc.

La Disney pensó que una secuela de El Mago de Oz podría funcionar, pero siguiendo los parámetros que regían el cine ochentero y olvidando los de las otras décadas. Así pues, aquella Navidad del 85 pudimos ver la secuela dirigida por Walter Murch que solo hizo sus pinitos con esta ya que lo suyo era editar montajes.


De los 13 cuentos que Baum escribiera sobre Oz, aquí se adaptaría el tercero “Ozma de Oz” con elementos del segundo “Tierra de Oz”. La acción arrancaba seis meses después del regreso de Dorothy a su casa Kansas. Ya en los primeros minutos se palpaba algo distinto, su tía la llevaba a casa siniestra de un médico (Nicol Wiliamson, el mago Merlín de Excalibur) que le aplicaría un electroshock, pero consigue escapar.

 De la misma manera que antes hablábamos de la contradicción de querer vivir en Oz o estar en el mundo real, aquí se producía otra: la de querer que la gente tuviera el referente de la producción de 1939, pero vista con los ojos centrados en los 80. Aquello no funcionó, y supuso otro fracaso más en esa década que muchos llaman negra de Disney, pero que no significaba que fueran malas películas.

El rodaje fue un desastre, la Disney empezó a no creer en el proyecto, aquello comportaba recortar presupuesto y despedir a Murch, pero este se buscó a tres buenos amigos, Steven Spielberg,  George Lucas y Francis Ford Coppola que le apoyaron y pudo acabar su trabajo, aunque de aquella manera

Si la analizamos, nos adentramos en una película infantil y a la vez adulta, blanda pero dura, construida como si fuese una película de terror. Reconozco que cuando la vi me desconcertó bastante, luego en cambio me gustó. Creo que en una doble sesión junto con la de Victor Fleming ganaría bastante, hay escenas que en su momento debieron traumatizar a los seguidores de la primera, ver la petrificación de los personajes del espantapájaros, el hombre de hojalata, el sendero de las baldosas amarillas destruido, la Ciudad Esmeralda en ruinas. Los efectos especiales eran más que notables, se utilizaba un sistema llamado "Claymaton" que daba realismo a las rocas vivientes. Pero lo que más llamaba la atención era que la princesa se sacaba la cabeza y tenía todo un muestrario, así pues no es de extrañar que más de un niño saliera confuso, aunque creo que los padres se espantaban más.


Entre los nuevos personajes teníamos al de Jack Calabaza que fue la verdadera inspiración para que Tim Burton creara su Jack Skellington de Pesadilla antes de Navidad.

Esta secuela de El Mago de Oz mereció más suerte, se adelantó demasiado a otros tiempos, verla hoy es toda una delicia de la misma manera que ver la película clásica de toda la vida. Así pues, denle la oportunidad que en su día no tuvo….Por cierto, que repasándola, yo lo tengo bien claro, como en casa en ningún sitio.

26/01/2022

Y TVE ensanchó a Shane

 



Malos tiempos para TVE, lo cual no es ya ninguna novedad y eso es lo peor. En el terreno cinematográfico es innegable que por lo menos hay varios espacios que aun nos brindan buen cine, uno es los viernes con "Historia de nuestro cine" y otro los lunes con "Días de cine clásico". El primero ha tenido unos errores últimamente que en otros tiempos motivarían más de un despido, proyectaron la versión de Nobleza Baturra en un homenaje a Imperio Argentina, lo cual está muy bien, siempre que hubiera sido la que ella protagonizó y no la de Juan de Orduña con Iran Eory.


Y si no quieres caldo, tres tazas, homenajean a Carlos Saura programando El séptimo día y cuando faltan diez minutos desaparece. ¿Cortarán los finales en un futuro? Como decía antaño "La Codorniz": "Rían ahora, tiemblen después"

La reciente directora del espacio Elena S. Sánchez escribió en Twitter lo siguiente: "Los errores humanos y técnicos existen y hoy se ha producido uno en la emisión de #HNClos90deSaura Hasta poder daros la explicación que merecéis, os dejo con el enlace donde podréis ver el final de la película."

Unos días más tarde colgaba la respuesta, pero sin "la explicación que nos merecíamos":

"La Corporación RTVE lamenta profundamente el fallo y reitera estas disculpas, dirigidas a la audiencia y a los seguidores de Carlos Saura, el director de la película y uno de los grandes cineastas españoles, al que el programa rendía homenaje anoche con motivo de su 90º cumpleaños. La película ‘El séptimo día’ está disponible completa, gratis y online, en la plataforma RTVE Play"

Naturalmente que de fallos humanos siempre ha habido y seguirán, por algo no somos perfectos, pero cuando estos ya son continuos algo falla, y da la sensación de no querer arreglarlo.

Nos vamos ahora a "Días de Cine clásico", llevaban desde diciembre anunciando que Raíces profundas se emitiría en breve, su pase estaba previsto para el 10 de enero, pero la muerte de Sidney Poitier levantó la parrilla y volvieron a emitir Adivina quién viene esta noche como homenaje al actor. Si no me fallan las cuentas es la tercera vez que se emite en este espacio, como si no hubiera otras de él. No creo que fuera difícil comprar los derechos para emitir En el calor de la noche, Fugitivos o Rebelión en las aulas, el problema es que TVE no quiere destinar más presupuesto y tira con lo que tiene.

Llega el 17 de enero y uno espera ver a "Shane" ya, pero de pronto anuncian que habrá una doble sesión de cine mudo con El chico y El maquinista de la General y de nuevo Alan Ladd se queda perdido más allá de las montañas. Por fin llega el 24 y parece que esta vez sí, en la presentación vemos fragmentos de la película en su formato original, o sea un 1:37 o para que me entiendan, cuadrada. Pero de nuevo otra chapuza, se proyecta ensanchada, con lo cual se comen ese maravilloso cielo que fotografiara Loyal Griggs.

Lo peor es que casi nadie de los que se llaman defensores del cine se quejó por Twitter, ni disculpas ni nada. No es la primera vez que pasa en el espacio, Sabrina de Billy Wilder ya nos han hecho creer que es en 1:85, y ahí no es solo TVE la culpable, también la TCM que sigue ofreciendo tal copia

Sobre el formato de Raíces profundas, es cierto que cuando se preparó la edición en Blu-Ray se pensó en poner una copia en 1:66, cuyo montaje preparó el hijo de George Stevens, pero finalmente se decidió que solo hubiera la copia con el formato original, que conviene recordar, aunque parezca reiterativo, que es como el director la concibió. Incluso uno de los grandes seguidores de la película, Woody Allen, llegó a escribir que no la ensancharan, pero TVE ha querido estar por encima de todos ellos. 


20/01/2022

El West Side Story de Spielberg


Cartel de la película. Fuente: Wikipedia

Por fin pude ir al cine a ver el West Side Story de Spielberg, una película tan esperada desde hace ya un tiempo y que se ha ido retrasando por culpa del dichoso COVID, lamentablemente al final su estreno tardío ha coincidido con la variante del ómicron en su punto álgido, lo cual perjudica la asistencia a las salas, a pesar de que son más seguras que otros espacios a los que no se tiene tanto miedo.

Triste panorama este ya que donde la visioné solo entró una persona más, aunque esto no viene de ahora. Evidentemente el virus ha perjudicado, pero la crisis es más que evidente, más de uno ya se ha acostumbrado a las plataformas y otros menos esperarán que salga editada.



 Los números que está teniendo la película son de momento flojos, y ya se cuenta entre los fracasos de su director que en su día se le llamó el Rey Midas del cine, aunque ya conoció tropiezos monumentales como 1941, Always o Amistad. A sus ya 75 años ha podido ver realizado su sueño de llevar otra vez el musical de Leonard Bernstein con letra de Stephen Sondheim que tan brillantemente llevara al cine Robert Wise con la coreografía de Jerome Robbins.

Y es que esa película de 1962 que ganó 10 Oscars pasó rápidamente al terreno de lo mítico, y atreverse  con una nueva versión a pesar de los años, es toda una osadía en la que lo más seguro es que tengas más contras que pros.

Spielberg ha insistido en que se ha fijado más en el musical de Broadway que no en la película, y creo
que lo mejor para verla es olvidar momentáneamente la anterior, pero eso es imposible. Incluso hasta hay una contradicción en esas declaraciones, pues el director de fotografía, Janusz Kaminski, ha hecho todo lo posible para replicar, lo más fielmente posible, la iluminación y el estilo visual de la película original fotografiada por Daniel L. Fapp.

Sí varían los escenarios de varias canciones, quizá lo que más se esperaba es como quedaría esa “América” que cantaban anteriormente en una azotea de noche, aquí es en una calle y rodada con mucho brío, las comparaciones siempre serán odiosas y aunque no niego el talento en esta última, creo que se recordará más la antigua. (NOTA: No me ha sido posible colgar algunos números y más material que quería, es posible que algunos desparezcan del Youtube, pido disculpas si no funcionan los enlaces.)

Spot de la película

                                                           Número de "América" en la versión de 1962



Ansel Elgort (Wikipedia)
Entre los actores, se escogió a Ansel Elgort para Tony, no me ha parecido una interpretación ni brillante ni mala, cumple sin más, lo cual ya es mucho. Tampoco en su día Richard Beymer era un gran actor, ni le sirvió para grandes papeles, aunque su rostro de buen chico le iba bien al personaje, fórmula que aquí vuelve.

Y para María se eligió a Rachel Zegler, que era su debut cinematográfico y cuya interpretación ha elogiado mucho su director, no lo voy a negar, pero la fuerza que irradiaba Natalie Wood no es comparable, el tiempo dirá si recordamos también a esta María.




Si bien la duración de la película es parecida con la original, hay algunos añadidos como ahondar en el pasado de Tony y hacerlo más explícito. También, y esto es lo mejor, es ver a Rita Moreno en el papel de viuda de Doc que hasta canta el "Somewhere" ,vemos que aparece en los créditos como productora ejecutiva.


A pesar de las comparaciones, algún que otro corte de ritmo narrativo y un color algo artificioso que ya no sé si es culpa del cine al que fui, pasé dos horas y media de lo más entretenidas y encontrándole sentido a aquello que tanto ha olvidado la gente de ver una película de estas características en pantalla grande. Y es que el gran regalo de Spielberg aquí ha sido seguir ilusionando a los cinéfilos que reivindicamos unas películas para el gran público y a la vez de calidad. 

Ironías de la vida, el cine Aribau que estrenó en Barcelona el primer West Side Story ha pasado recientemente a ser un teatro, ni siquiera tuvieron el detalle de reponer la antigua en una sesión como despedida, al menos Spielberg nos ha brindado a toda una generación poder ver el musical donde se merece.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...