05/05/2022

La noche oscura: La actuación mística de Juan Diego

 


El pasado jueves fallecía Juan Diego, sin ánimo de que este blog se convierta en un obituario semanal, vamos a dedicarle un pequeño homenaje y para eso he escogido la película La noche oscura (1989) de Carlos Saura. Juan Diego era inquieto y observador, siempre buscó hacer cosas distintas, él decía que “mi sistema es hacerlo mal, siempre a contracorriente y así a lo mejor sorprendes”. Saura a finales de los años 80 lo convirtió en San Juan de la Cruz, el actor comentaba: “es muy cómodo trabajar con Saura porque es uno de esos directores donde la posible estupidez no es rechazada de inmediato, me gusta la dimensión mágica que tiene La noche oscura, creo que desde la miseria hemos hecho una especie de metafísica de la basura

Carlos Saura

La figura de San Juan de la Cruz había atraído ya desde muy pronto a Saura, incluso de manera indirecta algunos de los textos de él aparecen en Mamá cumple cien años recitados por Fernando Fernán Gómez y en Ana y los lobos, el director decía al respecto que había ido acumulando material sobre él desde hacía muchos años: “la creación no es nunca espontánea, existe un proceso que es el que te permite enfrentarte con ciertos temas, si hacerlos antes sería un error, hacerlos después a lo mejor no merece la pena. Yo creo que era el momento que yo hiciese mi reflexión sobre San Juan de la Cruz”.

Juan Diego

El director quedó muy contento con la interpretación de Juan Diego del que dijo: "es un actor muy versátil que para mí ha sido una revelación, es una persona muy sensible, con una increíble capacidad mimética. Realmente, él tiene esa extraña capacidad de transformación de los grandes actores. Él hace de la experiencia una vivencia personal, al mismo tiempo todo lo hace inteligentemente, no hay frivolidad no hay ligereza. Es un hombre muy preparado que sabe hacer muy bien lo que hace."

La película se centra durante el tiempo en que San Juan de la Cruz permaneció encarcelado, en concreto nueve meses en una cárcel de Toledo a causa de la rivalidad que existía entre los carmelitas calzados y los descalzos, estos últimos secuestraron a San Juan y después de un juicio sumarísimo, fue trasladado a una celda en el mes de diciembre. Solo la abandonaba los viernes, le daban una paliza y lo volvían a encerrar, comía solo sardinas y pan. Saura remarcaba que nunca hubiera podido sobrevivir si no llega a establecer comunicación con Dios, que “le iluminó y dictó sus poemas”.

En sus noventa esquemáticos minutos explora el pensamiento profundo de este Santo y más allá de sus escritos, vemos cómo soñaba, trataba sus tentaciones, sus recuerdos, las apariciones y milagros, visiones horrorosas, imágenes de luz súbita, espíritus nauseabundos… A pesar de que no será fácil para ciertos espectadores seguirla en su totalidad y menos comprenderla, es una película que despierta cierta atracción, en parte gracias a la utilización de su fotografía, la cual consigue un contraste bello entre la luz que lo va iluminando y la oscuridad del monasterio con los rayos que entran y la sensación de poder captar lo que hay fuera sin verlo. Por contra, hay otros momentos algo controvertidos, como el de las tentaciones y la aparición del diablo que no acaban de ser bien resueltos y entorpecen el ritmo.


En su breve reparto contamos también con Fernando Guillén, Manuel de Blas, Fermí Rexach, Julie Delpy, etc. El equipo fue el habitual. entre ellos el director de fotografía Teo Escamilla. Andrés Vicente Gómez fue el productor.


Un aspecto que creo que falla en el guion es una previa explicación, pues teniendo en cuenta la cultura y más la actual, es probable que más de uno se pierda en el argumento. Sobre San Juan de la Cruz decir que nació en 1542 en una pequeña población abulense, Fontiveros. De familia modesta, aunque noble, se trasladó en su infancia a Medina del Campo, la verdad es que no son muchos los datos de “el gran poeta más breve de la lengua española, acaso de la literatura universal” como le calificó Jorge Guillén. Con 19 años, ingresó en la orden carmelitana, estudió en Salamanca y conoció a Santa Teresa de Jesús con la que se puso de acuerdo para iniciar la reforma carmelita, biografías cruzadas las de ambos y  paralelas en muchos puntos, sobre todo en el de las penalidades que hubieron de sufrir.

Saura dice que lo más atractivo de la vida de San Juan no es la parte pragmática de su labor organizativa, la fundación de nuevos conventos, ni tampoco, sorprendentemente, su obra, sino lo que sucedió en aquellos nueve meses encerrado en ese agujero inmundo y viéndose como un mensajero que escribe al dictado, “una especie de intermediario entre Dios y la tierra, esta idea de que el autor no es el autor, sino un autor soberano por usar una expresión calderoniana, me parece una de las cosas más apasionantes de este personaje”

Incluyó pasajes que históricamente no corresponden al periodo, la iluminación que da pie al poema“Noche oscura del alma” escrito realmente una vez recuperada la libertad en el Calvario de Beas (noviembre de 1578 a junio de 1579), pero para Saura contar una historia o el aspecto cronológico no era lo importante, sino mostrar los fragmentos : "No he pretendido hacer una película histórica con San Juan, trato de respetar unos hechos históricos y estudiar un personaje concreto con gran libertad, pero respondiendo a lo que sucedió. Divulgar no es la principal motivación que tengo para hacer una película, sino mi interés por un determinado personaje”

A pesar de las contradicciones que puede haber por parte de algunas declaraciones del propio director,  tiempo después matizó el tema sobre si la película era mística y él lo resumía de esta manera quedando aún más ambiguo el tema: : “no es una película sobre el misticismo, al menos considerado éste en el sentido religioso. Digo esto porque coma a mi juicio, hay un misticismo laico, y éste sí puede estar en la película, pero no el otro. En La noche oscura pretendo acercarme al proceso interior de la creación poética de Juan de la Cruz que es un poeta tan excelso que cuatro siglos después sigue siendo leído en Europa. Cuando se está produciendo un esfuerzo general de búsqueda de nuestra identidad, volver la mirada hacia un poeta como éste no significa refugiarse en el pasado y retroceder a temas antiguos.


Y precisamente esta dificultad sobre lo que quería contar Saura verdaderamente está bien expresada en la interpretación de Juan Diego que se mete de lleno del personaje. El actor expresaba que al principio tuvo un encuentro casi mágico con Saura: “nos entendimos a la primera, pero a partir de ahí comencé poco a poco a perderle y hay escenas que literalmente me superaron, me desbordaron, y lo tuve que hacer casi inconscientemente sin saber que estaba haciendo. Yo seguía las instrucciones de Saura, pero no tenía ninguna manera de saber si San Juan de la Cruz seguía las mías. Algo sencillo de decir y muy difícil de hacer”. El actor reconocía que le era difícil salir del personaje cuando este es  alguien que te descubre cosas que yo desconocía de mí mismo”.

Revisemos pues La noche oscura que a pesar de sus defectos y ambigüedades, probablemente en cada visionado hallemos algo y no siempre insertado en el plan inicial de Saura, las grandes películas están llenas de diferentes lecturas y sea este un misticismo religioso o laico, o tal vez los dos sean el mismo, nos puede hacer descubrir aspectos que desconocíamos de la misma manera que le pasó a Juan Diego metiéndose en el personaje. Aparte de todo esto, es uno de los mejores homenajes que le podemos hacer y oír en su voz toda esa poesía que, sin duda alguna, ya justifica el visionado.

28/04/2022

La película con Jacques Perrin que la mayoría de medios no "buscó" en el "corte y pega"

 


El pasado jueves fallecía el actor Jacques Perrin, el cual casi todos lo recordarán por su papel en Cinema Paradiso. La mayoría de los medios pusieron que era un actor famoso sobre todo por esta y Los chicos del coro, otros citaron sus comienzos con Valerio Zurlini y La chica con la maleta y Crónica familiar. La mayoría aplicó lo del corte y pega y poca información ofrecieron y más lamentable fue en nuestros medios, salvo contadas excepciones como el programa "Días de cine". 

Subrayo esto porque  el actor intervino en una de las producciones patrias más importantes de aquellos 60 y que se llamaba La busca, adaptación de la novela de Pío Baroja, el film dirigido por Angelino Fons era de los títulos clave de aquel nuevo cine español que tanto decían que tenía que pulir.

Pío Baroja

Perrin ofrecía una gran actuación, se metía muy de lleno en el papel de ese chico inocente e ingenuo que no encontraba lugar en la vida, ni en ese Madrid qué tanto prometía. Baroja situó la novela dentro de la trilogía de "La lucha por la vida", a esta seguían Mala hierba (1904) y Aurora roja (1905). Había aparecido por entregas en el diario "El globo" y la situaba hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX. 

El texto no era fácil de llevar al cine debido a las constantes del autor, como solía ser el desorden temporal, por lo que Angelino Fons elaboró un guion junto a Juan Césarabea, Flora Prieto y Nino Quevedo. Es probable que más de un lector joven no les suene de nada el nombre del director, él también tuvo su "busca" particular y el mundo del cine no le ofreció lo que él pensaba en un principio, los fracasos de sus películas más serias le obligaron a filmar productos comerciales  como El Cid cabreador en 1983, creo que por eso su obra no está lo suficientemente reconocida. Aparte de esta adaptación es recomendable la que hizo de Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós, quizá arrinconada por la serie de televisión posterior, particularmente la Marianela que realizó en 1972 me gusta, pero cierta crítica no perdonó que la protagonizara Rocío Dúrcal .

La busca en su versión cinematográfica tiene un ingrediente añadido y es ver ese Madrid que acabó barrido por la M 30, es pues un documental de unas calles y lugares que ya no existen, en ningún momento veremos el Madrid de los Austrias, ni nada turístico, era pues una decisión arriesgada llevar al cine tal novela, Nino Quevedo, al que he mencionado antes, se encargó de producirla, como hiciera dos años antes con La Tía Tula, por cierto entre su filmografía cuenta con otra película en la que interviene el actor: Goya historia de una sociedad de 1971.


En el Festival de Venecia, el actor se llevó el premio a la mejor actuación que compartió también con la que ofreció en Un hombre dividido dirigida por Vittorio de Seta  (no confundir con De Sica). A pesar de que en la película de Fons el actor estaba doblado por José Luis Yzaguirre, no por ello hay que menospreciar otros rasgos interpretativos como las miradas, gestos, etc. Toda esa comunicación no verbal que un buen actor ofrece y en este caso el papel le venía como anillo al dedo. 

Lamentable que diarios de nuestro país y ciertos críticos olviden nuestra filmografía, la película se
puede visionar a través de la plataforma de Flixolé y la recomiendo abiertamente, aunque ya les avisó que no es fácil, su dureza y pesimismo no solían ser las características habituales en nuestro cine patrio que en más de una ocasión tenían que disimular endulzando la historia. Aquí no es el caso, la ambientación en otra época permitió pasar el filtro de la censura, aunque era evidente que lo que estábamos viendo era la época en que se rodaba o al menos pocos años antes.

Con estas líneas he querido homenajear a un actor, pero también a ese cine tan olvidado nuestro y el recordar a Pío Baroja, el cual a pesar de su afición al cine solo se llevaron al cine Zalacaín el aventurero en dos ocasiones (Francisco Camacho en 1929 y Juan de Orduña en 1955), Las inquietudes de Shanti Andia (1947) por Arturo Ruiz Castillo y la que estoy comentando.

22/04/2022

Romeo y Julieta de Zeffirelli

 


Hay películas por las que uno siente un cariño especial, una es este Romeo y Julieta de 1968 dirigida por Franco Zeffirelli. Llegué a ella hace ya mucho tiempo a través de su banda sonora compuesta por Nino Rota, su tema de amor sonaba entonces mucho por la radio, hubo múltiples versiones instrumentales, una de ellas de Henry Mancini. Esas notas renacentistas con esos instrumentos de la época conseguían atraerte a la historia de la música y coger ventaja cuando nos la enseñaban de aquella manera en el Bachillerato.






Zeffirelli que fue ayudante de Visconti y un reputado director de ópera,  tuvo una filmografía algo irregular. Tras rodar esta, sufrió un grave accidente por la que estuvo apartado detrás de las cámaras varios años, su regreso al cine fue con aquel Hermano sol, hermana Luna que muchos no toleraron bien ya que tenía un una estética hippie y un mensaje ecologista que curiosamente la crítica de izquierda fue la que cargó más contra esta, aunque en el aspecto religioso, los sectores más progresistas la vieron con buenos ojos. 

Posteriormente  cosechó un gran éxito con la serie sobre Jesús de Nazaret  y que en cine se estrenó en una versión abreviada. Esta película también le llevó a ser detestado por otros que veían una película reaccionaria en contra de aquel Jesús que dirigiera Pasolini. El director buscó luego comercialidad dirigiendo un remake de El campeón de King Vidor, se la etiquetó como la película más lacrimógena de la historia, luego siguió En Estados Unidos rodando un drama adolescente titulado Amor sin fin que tuvo su éxito por la canción y que supuso el debut de Tom Cruise en un brevísimo papel, la película explotaba la entonces belleza y fama de la hoy olvidadísima Brooke Shields. 

El director se fue alejando del cine y rodó óperas y no volvió al cine hasta 1988 con El joven Toscanini, en 1990 se atrevió con una versión de Hamlet interpretada por Mel Gibson, la cual creo que no se trató muy bien en gran parte por culpa de la consideración hacia el actor, posteriormente sus películas no tuvieron el eco pretendido, ahí hay una versión de Jane Eyre interesante con el recientemente fallecido William Hurt, alguna producción para revisar cómo Té con Mussolini o aquella Callas Forever y poco más. En la web de Televisión Española hay una interesante entrevista que le hizo Joaquín Soler Serrano en el A fondo A fondo: Franco Zeffirelli | RTVE Play

Vuelvo a su Romeo y Julieta, de esas películas que si un día me pidieran una lista de títulos por las que pasé a ser un cinéfilo la pondría. A muchos nos sigue ocurriendo que cuando comentamos con alguien que escribimos de cine nos toman por vulgares, como si estuviéramos hablando de ir a tomar tapas o jugar con la consola, esto ocurre básicamente por la ignorancia que hay hoy en día respecto al séptimo arte y es que una cosa es cine y otra ver películas. El cine estaba llamado, y perdonen que use el pretérito, a ser la suma de las artes, de la música, la pintura, la literatura, la fotografía, el teatro, etcétera. Precisamente este Romeo y Julieta es la suma de todos estos componentes, la primera vez que la vi senti una afición indescriptible hacia lo que podía ser el cine, entonces no sabía mucho del mundo del celuloide, en el colegio no se nos enseñaba ni de aquella manera…

Creo que no hace falta ya decir, eso espero, que se trata de una adaptación del inmortal de William Shakespeare y coincidiendo que este 23 de abril falleció, he pensado que hoy podía rescatar esta película. Como también ya sabréis, ha habido otras adaptaciones, la más famosa entonces fue la que dirigiera a George Cukor en 1936 con un imposible Leslie Howard que contaba con 43 años y Norma Shearer con 34. La versión de Zeffirelli destacaba por sus dos intérpretes jóvenes, en el momento del estreno se publicitó con la frase de “la película de la juventud”, además estábamos en 1968 por lo que adquirió otras connotaciones que aumentaron la taquilla. 



No tenían ni 20 años los enamorados, ella era Olivia Hussey cuya carrera posterior contó con algún título de éxito aunque de secundaria y luego básicamente para televisión. Él era Leonard Withing que había trabajado en alguna producción Disney adolescente y que en teatro protagonizó el musical Oliver. Su carrera fue peor que la de ella, aunque al año siguiente logró también cierta fama haciendo un papel de Casanova de la mano de Luigi Comencini pero sus posteriores títulos en cine que pretendían convertirlo en galán fueron flojos y se dedicó al teatro. Pero no cabe duda de que fueron unos excelentes Romeo y Julieta y demostraban ya una madurez unida a la inocencia de sus edades, hubo problemas para mostrarles desnudos con la censura al ser menores de edad.

Pero aparte de la elección juvenil de los actores hay otra característica, no es teatro filmado, ni siquiera tiene una puesta en escena así, es un excelente escenario de cine. Grandes secuencias como el entierro de ella o la secuencia del balcón son imposibles de olvidar, los duelos entre Montescos y Capuletos, aquí son vistos como peleas callejeras entre burgueses del siglo XV, el vestuario es vistoso y la fotografía de Pascuale de Santis. excelente.

Tanto gustó que incluso Lawrence Olivier puso la voz en off, véanla y la comentamos.





11/04/2022

El Judas de Iquino, más allá de una película religiosa.

 


Tiempo de Semana Santa y de tradiciones como las que hay en los pueblos catalanes de Esparraguera u Olesa donde vecinos del pueblo representan cada año la vida de Jesús en el teatro. La del primer pueblo quedó inmortalizada en el cine de la mano de Ignacio F. Iquino en 1952 con su película El Judas que contaba la historia de un individuo de malos sentimientos y peores acciones, dispuesto a todo con tal de satisfacer su avaricia y vanidad y que se mostraba descontento con el papel de Judas que le tocaba encarnar ya que él a toda costa quiere el papel de Jesús.


Antes de seguir con la película, me permitirán que sitúe brevemente a su director del cual he tenido la oportunidad ya de hablar de él en este blog con La familia Vila. El IMDB nos indica 84 realizaciones, 104 guiones, 42 veces de productor, 16 de director de fotografía, etc. A pesar de todo su trabajo, Iquino es un nombre olvidado, poco reconocido injustamente, aunque por suerte algunos críticos le han sabido valorar su trabajo, caso de Àngel Comas en la excelente biografía que escribió (Ignacio F. Iquino, hombre de cine. Ed. Laertes, 2003).

Su primer largo es de 1936 con Al margen de la ley y su último de 1984 con Yo amo la danza, seis décadas que se dice pronto. Su cine popular empezó a llenar salas, títulos como Alma de Dios (1941), El difunto es un vivo (1941), El hombre de los muñecos (1943) Una sombra en la ventana (1945) o El tambor del Bruch (1948) le dieron nombre, aunque la crítica no fue su mejor aliada, desgraciadamente muchos de estos títulos son prácticamente imposibles de encontrar.

Como persona ambiciosa que era, crea sus propios estudios en el Paralelo de Barcelona en los 50 (Los IFI) y siempre presumía de que tenía calefacción, y añadía que no como los Orphea donde los actores se congelaban. Cuando empieza con la idea de hacer El Judas llevaba dos años con estos donde había llevado a cabo nueve títulos. Las cuentas no salían y necesitaba una película comercial y lo suficientemente atractiva para que se la declarase de Interés nacional. La idea de una película religiosa podía llevarle a conseguir tal propósito y más en un momento en el que coincidiría con el "Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona" de ese año 1952 y las negociaciones del Concordato con el Vaticano resueltas al año siguiente.

Aunque en un primer momento no se le concedió, finalmente sí “considerando sus calidades artísticas y técnicas y sobre todo por su contenido profundamente ejemplarizadora que exalta los principios del cristianismo. Para que no pase desapercibido el esfuerzo efectuado por la casa productora” decía el informe.



Antonio Vilar
El reparto de El Judas estaba encabezado por Antonio Vilar, galán de los 40 y 50 y como inspector tenemos a Manuel Gas, en el papel de Montserrat a María Rosa Fornaguera. El resto del reparto estaba formado por los integrantes del Patronato de “La passió” de Esparraguera, de la obra sindical “Educación y descanso” tal como nos indican los créditos, por tanto actores no profesionales y vecinos del pueblo. Para el guion recurrió a su paisano Rafael. J. Salvia que dirigiría grandes éxitos poco después como Aquí hay petróleo, Manolo, guardia urbano, Las chicas de la Cruz Roja, aparte de escribir los guiones de La gran familia, Atraco a las tres, Sor Citroen o Don Erre que Erre.

La película se estrenó el 23 de mayo de 1952, para aumentar la comercialidad se llegó a anunciar que sería la primera película que el Franquismo permitía que se hablase en catalán, algo que finalmente en Barcelona no fue así, aunque en determinadas localidades y especialmente en los tiempos de Semana Santa sí que se pasaba tal copia en la que el catalán se utilizaba para las conversaciones coloquiales. En los créditos iniciales de algunas copias, vemos que aparecían en esta lengua.

El Arzobispo de Barcelona, D. Gregorio Modrego recurrió al canónigo de la Catedral, el P. Ciprià Montserrat para aquello que tanto temían los directores de asesorar y controlar la película, repetiría con él después y con Pedro Lazaga en El frente infinito.


Si no fuera por la habilidad de Iquino y de Salvia, no se recordaría hoy en día El Judas sino como una película de las llamadas despectivamente de estampita, aunque también hay una buena dosis de títulos notables no reconocidos suficientemente, este tipo de cine envejecería pronto y le darían la espalda los mismos creyentes cuando el Concilio Vaticano II cambia el rumbo de la Iglesia y la España del 600 iba dejando las iglesias sin el fervor de antes.

 Pero la película tiene más, por una parte estamos ante un neorrealismo que aunque no hay que tomar al pie de la letra del italiano, sí que guarda coincidencias. Por una parte, ya hemos dicho que la mayoría de los actores no son profesionales, que casi todo está rodado en la calle, que tomando como pretexto la obra religiosa salen a la palestra temas sociales como la inmigración o la miseria. Incluso se puede ver como una película de cine negro con el protagonista al margen de la ley. Toda esa escena de los primos del protagonista que tienen que marchar por la estafa que les ha hecho con la piedra hasta recordaría a películas tipo Surcos.

Es también una película sobre el teatro y toda una síntesis de una manera de actuar, el protagonista a pesar de saberse bien el papel necesita recurrir a un antiguo actor que pasó a ser monje en el Monasterio de Montserrat. Este le dice que ha de tener empatía con la gente, aquí comienza su redención personal con el papel, no ya solo la de conseguir ser un buen actor.

Aparte de todos los temas, Iquino consigue también que el espectador sienta la película con emotivas escenas, los fragmentos de la obra dan pie a situaciones análogas en la acción de esta. Como suele ser habitual, Iquino muestra toda su sabiduría cinematográfica, tanto en la utilización de la luz, en los contrapicados y sabiendo sacar provecho de unos actores que parecen todos profesionales.

Con este filme, Iquino logra su mayor éxito y el apoyo de una crítica que salvo en otras contadas ocasiones le tendría en cuenta. El director estuvo tan satisfecho que repitió el esquema poco tiempo después con La pecadora (María de Magdala) en 1956 interpretada por Carmen de Lirio y contando con actores no profesionales de "La Passió de Cervera" mostrando también un paralelismo entre la protagonista y la obra en cuestión.

La película solo se puede ver actualmente en la plataforma FlixOlé. Merecería una edición de coleccionista en DVD, pero recurriendo al Evangelio ya sabemos que nadie es profeta en su tierra.

 

05/04/2022

Centenario de Elmer Bernstein

 


Este lunes hubiese cumplido cien años el músico Elmer Bernstein, en estos tiempos actuales en los que la música de cine vive una época decadente, su nombre aun me trae más añoranza. Voy a recordar y homenajear brevemente con algunas de sus músicas el blog hoy, obviamente no son todas las que quisiera yo poner, el espacio es limitado y también más de una no está colgada en Youtube o puede que el vídeo que funcione hoy no lo haga mañana, no obstante, que estos impedimentos no sirvan para no hablar de él.

Elmer Bernstein nació en Nueva York hace cien años, ya de pequeño siente un gran interés por la música, se educa en la Universidad de su ciudad, al incorporarse al ejército, hace arreglos para la banda de Glenn Miller y compone temas patrióticos para programas de radio, actividad que combinará ofreciendo conciertos como solista de piano. En 1950 es llamado por el vicepresidente de la Columbia para que empiece a componer bandas sonoras, una de las primeras películas famosas que justamente ahora sale editada en DVD y Blu-Ray es Miedo súbito (1951), su sello ya empieza a marcar distancias tomando como punto de referencia el jazz e insertando sonidos duros y sensuales, El hombre del brazo de oro (1955) sería su mejor banda sonora de esos principios.

   

 Pero a Bernstein le seguían dando sobre todo películas menores, le faltaba una película lo suficientemente famosa para que su nombre no acabara cayendo en  el olvido, en 1956 lo consigue gracias a Cecil B. DeMille y Los diez mandamientos ya que tuvo que sustituir a su habitual músico Victor Young por enfermedad y acabó contratándolo, el músico nunca  olvidaría tal confianza:
   

"Era más que un director, era una institución, un monumento. Era un hombre en completo control de todos los aspectos de su película. Sabía lo que quería, su visión era clara, era grandiosa, estaba dispuesto a correr riesgos. . .. Era un hombre con un concepto excelente, con una autoridad excelente, era un hombre que creía en sí mismo como ningún otro director con el que haya trabajado."

De Mille supervisó mucho su música, le ordenó que para acompañar el gran éxodo de los esclavos fuera de Egipto las notas fueran alegres y optimistas en vez del estilo serio con el que en un principio había pensado Bernstein
   
Quedó tan satisfecho que lo volvió a llamar para Los bucaneros (1958), aunque en este caso fue el director quien enfermó. El éxito de estas le lleva a trabajar en grandes películas como Chantaje en Broadway (1957) o: Como un torrente (1958)   

 1960 supone un punto de inflexión en su carrera con la composición de Los siete magníficos siguiendo el referente del folklore americano de Copland. Esta partitura supuso que se abandonase "el sonido ucraniano de Tiomkin que había imperado en la década anterior" según dijo el músico. La pieza resulta vitalista, dinámica, pegadiza, a partir de ahí es difícil escuchar algo de él que no quede enseguida en la memoria. Por desgracia, quizá en el recuerdo han quedado solo estas composiciones, marginando las otras brillantes que también fue ofreciendo prácticamente hasta su muerte.

   

 De ese mismo año es Perdidos en la gran ciudad, otra de sus colaboraciones con Robert Mulligan, partitura bellísima y donde el músico podía desarrollar con total libertad su estilo jazzístico primero, Verano y humo (1961) de Peter Glenville fue otra de sus grandes creaciones, música que no solo describía el lugar sino que se adentraba en el interior de los personajes.

Llegamos a 1962 donde crea la que para muchos es su obra maestra, Matar a un ruiseñor y la predilecta de él, excelente reflejo del mundo infantil, la música nos adentraba en la América profunda de la gran Depresión. Aquel fue un gran año para él, compone otros éxitos como La gata negra en la que vuelve al jazz y gracias a unos inolvidables títulos de crédito iniciales diseñados por Saul Bass la convierten en todo un icono, El hombre de Alcatraz con esas notas que expresan perfectamente el deseo de libertad y Una muchacha llamada Tamiko, otra de sus colaboraciones con John Sturges, aquí con una partitura muy romántica y bella  

 Un año más tarde sus notas vuelven a dar otro tema inolvidable, el de La gran evasión y su marcha, lástima que la popularidad de este olvide el resto de la banda sonora, a destacar las notas de la persecución a McQueen.

   

 En medio de otras que me veo obligado a dejarlas en el olvido injustamente, seguía con los westerns: Los comancheros, Hud, Los cuatro hijos de Katie Elder, La batalla de las colinas del whisky 
 La Academia de Hollywood le dio finalmente el Oscar en 1967 por Millie una chica moderna.  

 Más de uno empezó a ver un cierto estancamiento en sus composiciones, no obstante los productores le pedían que siguiera con su estilo propio en los westerns y ese toque tan genuino suyo: Valor de ley, El gran Jake, La soga de la horca. Tan amigo se hizo de John Wayne que le siguió en sus películas durante 15 años desde Los comancheros hasta El último pistolero.  

 En los 80 empezó a trabajar en comedias populares como las de John Landis que le devolvieron en parte su popularidad, aunque en algunos casos su partitura quedaba relegada por la canción principal, caso de Los Cazafantasmas, utilizó a menudo las “Ondas Martenot”, un instrumento electrónico inventado en Francia en 1928. Entre estas comedias, Fred Zinnemann le llamó para su última película Cinco días, un verano (1982) en la que también lo utilizó. La Disney confió en él para la música de Tarón y el caldero mágico, el fracaso del filme olvidó por completo su notable música y la Disney eliminó la partitura que había compuesto para Natty Gann sustituyéndolo por James Horner.  

 A finales de los 80 compone la de Los timadores que se hace muy popular y consigue de nuevo ser pegadizo, su gran música parece de nuevo resurgir con El prado, aunque en el 92 ha de aguantar que Robert Redford también sustituya su composición de El río de la vida por la de Mark Isham. Pero en 1993, Martin Scorsese le da la película con la que consigue crear una composición maestra La edad de la inocencia. Los que habían renegado de él tuvieron que rectificar.  
 Bernstein seguiría hasta su muerte, Coppola le llamó para Legítma defensa, su última fue Far from Heaven, Scorsese le volvió a llamar para Gangs of New York, pero no le convenció esta vez y rechazó la partitura por otra menor  de Howard Shore, lo que le había dado en el 93, esta vez se lo quitó. 

Esperemos que el cine actual vuelva a apostar por las bandas sonoras de calidad y que el nombre de Elmer Bernstein sea recordado y sirva de ejemplo para futuros músicos.

31/03/2022

"Alerta: Misiles" de Robert Aldrich

 

Hace unas semanas descubrí que Filmin había colgado en su catálogo la película de Robert Aldrich que en nuestro país se tituló vulgarmente Alerta: Misiles (1977) en vez del "Twilight's Last Gleaming" del himno estadounidense. Tales plataformas, como es el caso, no acostumbran a promocionar bien algunas películas que tienen, esta copia que ofrecen es bastante valiosa ya que ofrece la versión íntegra de esta, lo que supone casi unas dos horas y media en vez de los 90 minutos que la distribuidora mutiló en su momento en junio de 1978 no solo en España. Si tienen el DVD verán que tienen esta reducción de casi una hora y si la han visto en televisión lo más seguro es que no la vieran completa.


El cine de Aldrich es como esos vinos que ganan con el tiempo y que quizá en su momento no se le valoró lo suficiente entre los críticos, sobre todo a partir de mediados de los 60. Capaz de conseguir un híbrido entre el cine comercial y de autor se atrevió con todo tipo de géneros y conteniendo en ellas un trasfondo subversivo.  Es un cine de esos que entretienen, que no envejecen, sin ir más lejos ha logrado que tanto en el espacio de cine clásico de la 2 como en el de Classics de Garci en la Trece se hayan pasado películas suyas recientemente y con buena aceptación: Doce del patíbulo y La venganza de Ulzana

Alerta: Misiles sitúa la acción en 1981, cuenta como cuatro hombres huyen de una cárcel de Montana y guiados por un ex-general degradado de las Fuerzas Aéreas norteamericanas ocupan una base militar y amenazan con lanzar misiles atómicos contra la URSS si el Presidente de los Estados Unidos no hace público en TV un documento secreto relativo a la guerra de Vietnam, redactado por su predecesor el presidente Nixon. Basada en una novela de Walter H. Wager, nombre que conocerán más por haber escrito una novela en 1987 llamada 58 minutos y que fue la base para La Jungla de Cristal 2, aunque su nombre ya era algo famoso en círculos reducidos pues otra novela suya llamada Teléfono fue llevada por Don Siegel en 1977.

Aldrich nunca escondió sus preferencias políticas en público, demócrata convencido, izquierdista, su nombre no estuvo en las listas negras porque cuando su cine tuvo más fuerza ya el Comité de Actividades Antiamericanas estaba bastante degradado. Por otra parte el género de la ficción política estaba ya bien asentado, películas como  La conversación, El último testigo o Los tres días del Cóndor así lo atestiguan. Por cierto, Burt Lancaster llamaba Alerta: Misiles como Todos los hombres del presidente 2, aunque también la podía haber llamado “Otros siete días de mayo” ya que su personaje aquí nos recuerda a aquella.

La película no fue bien y se la tachaba de poco original, el "NY Times" que fue quien empezó a publicar los "Papeles del Pentágono" en 1971 señalaba que “los hechos sugieren que el Sr. Aldrich, quien dirigió la película, y Ronald M. Cohen y Edward Huebsch, quienes escribieron el guion, ambientado en 1981, aún no se han puesto al día ni siquiera en 1975. Los hechos están contenidos en un Top Memorándum secreto que informa que un ex presidente de los Estados Unidos acordó continuar la guerra de Vietnam ante la insistencia de sus asesores militares y miembros del gabinete que argumentaron que la matanza sin sentido era la única forma en que los soviéticos entenderían que Estados Unidos hablaba en serio”.

Aunque por otro lado, el alegato que lanzaba, la convertía para muchos en la primera película de la era Carter,” si esta película es antiestadounidense, también lo es él” afirmaba el director que tuvo que recurrir a financiación de la Alemania Occidental y rodar gran parte en los Estudios Bavaria. He aquí una prueba de que el director no se casaba con nadie.

Estas dos horas y media que podemos ver íntegramente a mi me pasan rápido, como suele ser habitual en el director hay mucha ironía ahí, le exclaman al Presidente que le han visto hacer muchos milagros en televisión, pero otra cosa es arreglar la situación que se le presenta, en otro momento cundo habla con Lancaster, acaba diciendo que con esa retórica podría ser gobernador de diez estados. Por otra parte vemos a un presidente en sus tareas más cotidianas desde afeitarse y cortarse, viéndole absolutamente débil sin saber qué hacer, reconociendo sus errores, pero también achacándole a los anteriores, incluso hasta en un momento complicado le preguntan si quiere ver una película.

 Buen trabajo el de Charles Durning poniéndose en su piel, parece que no era la primera elección, pues se quería más bien un tipo que recordara a Kennedy y se pensó en Paul Newman que rechazó el papel. Por otra parte, Lancaster que siempre sabía adecuarse a la edad mantiene una gran rivalidad con el personaje de Widmark, incluso en esos momentos la película gana ya que se nos demuestra que en realidad todo gira en torno a las conexiones políticas de las opciones militares.

Creo que en estos momentos que vivimos es una película muy recomendable de ver y si tuviera un cinefórum la pasaría, temas como el de la responsabilidad política: ¿Quién tiene de verdad el mando del control:El presidente o los tanques?, la manipulación, falta de ética y moral en la clase política o el desprecio hacia el pueblo ahí están. Aparte fíjense en cuántas cámaras nos enfocan la acción, aparte de las divisiones que hay a lo largo de la película, hasta podemos ver cuatro escenas en una, los personajes es como si estuvieran viendo un “reality show” en directo, aspecto que en su día no se valoró mucho, pero que con el tiempo y viendo nuestras televisiones, no se hace tan distante también esa crítica, acuérdense cuando en el 90 hubo la Guerra de Irak y tanto que se publicitó, por desgracia, de que era la primera que se televisaba.

 

24/03/2022

Vivir sin aliento, el remake del "A Bout de Souffle" de Godard

 

En 1959, Jean Luc Godard dirigía la que es su película más famosa y una de las cumbres de la "Nouvelle Vague": Al final de la escapada (A bout de soufflé), el guion estaba escrito por François Truffaut de cuando los dos eran amigos antes de partir peras. Protagonizada por Jean Paul Belmondo y Jean Seberg, él se metía en la piel de un ladrón de coches de poca monta que acababa de matar a un policía y ella era una joven norteamericana que anhelaba ser periodista y que había tenido un breve noviazgo con este. La historia destacaba por los contrastes entre los dos, Belmondo en su mejor interpretación se amoldaba en ese personaje fantasioso, inestable, imitador de Humphrey Bogart. Ella en cambio, era culta, inteligente, aunque también algo ingenua que vivía sola en París.

Se puede decir, aunque siempre habrá otras opiniones, que esta junto a Hiroshima mon amour de Resnais y Los 400 golpes inauguran esta nueva corriente que tanto marcó a la crítica joven del momento, no tanto a la que ya tenía más años y Godard pasó a ser un gurú para ellos. También la película provocaría un cambio en el cine, aparte de influenciar en el Hollywood posterior.

24 años más tarde, un director con trabajos “underground” Jim McBride se atrevió a rodar un remake de esta bajo el título de Breathless, aquí estrenada como Vivir sin aliento. La protagonizaba Richard Gere que venía de encadenar dos grandes éxitos como American Gigoló y especialmente Oficial y caballero, aunque a partir de esta, su carrera se vendría algo abajo. Ella era Valérie Kaprisky, actriz francesa que había llamado la atención por una película erótica en su país llamada Afrodita. Lo cierto es que compararla con Jean Seberg resultaba hasta un sacrilegio, su filmografía lejos de lo que en un principio se pensó, fue anodina, muy televisiva y hoy en día pocos la recuerdan.

La película obtuvo mucha división de críticas, los más admiradores de Godard se cebaron en ella. ¿Qué es lo que dijo Godard sobre ella? Pues esto comentó: "Es lo que quise hacer yo con A bout de soufflé, una cinta media de cine negro a la americana. Pero como no sabía la técnica, me salió una cinta experimental." Son curiosas estas declaraciones... ¿quería una película comercial, copiar el esquema americano sin crear algo propio, o lo dijo por decir? De todas maneras Vivir sin aliento fue un fracaso comercial y llegó a estar olvidada hasta que con Pretty Woman los videoclubs de entonces y las cadenas de televisión rescataran las anteriores películas de Richard Gere.

En este remake se intercambiaban las nacionalidades, él pasaba a ser norteamericano y ella francesa. El personaje le venía de perlas a Gere, lástima que McBride le deja demasiada libertad, pues en determinadas escenas su sobreactuación llega a irritar, como ese final que tanto ponen en Youtube. Ella, en cambio, no está muy bien en su papel.

Al salir editada en Blu-Ray hace unos meses y estar ahora en Filmin, la he revisado después de algunos años ya, tenia una impresión mejor, este pase me ha supuesto una cierta decepción. No obstante, es una película creo yo, que de momentos, pues el argumento se debilita a los 20 minutos y el director no logra cogerle el pulso narrativo necesario hasta casi la última media hora.

 Pero hay toques a destacar, por una parte es que juega sin ninguna trampa con lo irreal, concibe una especie de cómic adulto, el personaje siempre tiene en la mano el "Silver Surfer" y se crea un símil entre ambos, el color es llamativo con esas transparencias exageradas que parecen sacadas de la saga de Aterriza como puedas y esos amaneceres rojizos oníricos en la carretera . Viste también una ropa chillona, primero con esa camisa roja y pantalón azul algo ridículos que parecen sacados de las películas de Jacques Demy, luego se la cambia por otra de segunda mano. El sentimiento de fatalidad lo acompaña con ese “tengo gafe” que más tarde defina como tener la bendición, pero del diablo.

Las referencias cinéfilas son numerosas, en un momento se para en un letrero que anuncia el "Museo de Cera de Hollywood", va con ella a "Los pinos" que era el refugio de Errol Flynn, otro personaje que como el de Gere tiraba los dados demasiado, como le dice ella en un momento. En otra secuencia entran en un cine rancio que está proyectando El demonio de las armas (Gun Crazy) de Joseph H. Lewis, esta referencia tiene una clara indirecta y es que Godard se fijó mucho en ella para ciertos planos de A final de la escapada.


 Aparte de la cinefilia, hay referencias al mundo del arte, a la arquitectura de Frank Lloyd Wright, a la música de Jerry Lee Lewis comenzando por su título, a William Faulkner y su frase de “entre la tristeza y la nada, me quedó con la tristeza”. Esa tristeza precisamente de un personaje gafado que lleva tatuado un corazón roto y que sabe que su destino está marcado, por eso le lleva a vivir sin aliento esos instantes.

La película hubiese vuelto a caer en el olvido a no ser por las referencias que Tarantino hace de ella, que la lleva a considerar como de sus preferidas, parece incluso que estemos frente a uno de sus productos, incluso parece sonar una versión instrumental del “Girl. You´ll Be a Woman Soon” cuando están en el cine.

En fin, he querido esta semana traer esta película no tanto por su calidad, sino por su cinefilia y también por seguir con el tema de la "Nouvelle Vague" desde otras perspectivas, como hice la semana pasada con Curvas peligrosas sin que Wilder tuviera la constancia de que estaba adelantándose a ella, y aquí con la curiosidad de que esta nos ha acabado llevando, también sin saberlo, al cine de Tarantino.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...