23/09/2022

"Ennio, el maestro" en el Cine Madrigal de Granada

 


Como sabe más de uno, el hecho de desplazarme a Granada me comporta dificultades para ver algunos estrenos, uno de ellos era el documental que Giuseppe Tornatore estrenó el pasado mayo sobre el compositor Ennio Morricone. Por suerte, el cine Madrigal ha brindado la oportunidad esta última semana de poder visionarlo, así que fui el pasado martes y las expectativas positivas que tenía se cumplieron.

Antes de proseguir, permítanme que les hable de este cine que hasta el pasado agosto aun proyectaba las películas en 35 milímetros, algo que mantenía desde su inauguración en 1960, ver Ennio, el maestro aquí tenía incluso un encanto especial, entre lo nostálgico y lo reivindicativo, recordar cuando la mayoría de grandes películas tenían una banda sonora que con los años perdura en nuestra mente y por otra parte, lamentar los cánones actuales de que la música ha de pasar inadvertida.




Quizá Ennio Morricone fue el músico que más se alejaría de esta nueva concepción, sus partituras tenían un gran protagonismo, aunque la mayoría de los directores la supieron acoplar perfectamente en los fotogramas, algo que por cierto no sucede en la actualidad con los sonidos mediocres que nos acompañan en más de una ocasión. El cine como séptimo arte se caracterizaba por ser la suma de todo: literatura, pintura, música...Pero parece que ahora ha de ser la resta de todos sus ingredientes, algo que lleva a su desaparición y a verlo únicamente para pasar el rato.

 Tornatore ha vuelto a abrir el baúl de la nostalgia, con el músico romano formó un buen binomio, incluso Morricone llegó a declarar que era el único director que le podía hacer salir del retiro. El documental es largo, pero no pesado, se va hacia las dos horas y media, un Morricone más cercano de lo habitual se llega a emocionar en algún momento, se intercalan opiniones de Clint Eastwood, Bruce Springsteen, Quentin Tarantino, Roland Joffé o Hans Zimmer, entre otros. Más de una curiosidad asoma como cuando no pudo componer la música de La Biblia de John Huston porque a él no le gustaba y por un contrato de exclusividad con la RCA, que Pasolini dejase de utilizar a Bach para acabar rendido a él, su concepción del ajedrez, su decepción al no conseguir el Oscar por La Misión

Al acabar el documental, uno retrocede en el tiempo y vuelve a tararear en su cabeza algún que otro tema, algo que me lleva a recordar cuando en su momento buscaba los CDs de más de una banda sonora, es verdad que ahora en YouTube podemos encontrar la mayoría dando un clic, incluso escucharlas rematadamente mal en un móvil, sin ya molestarnos mucho de si es la manera correcta. Es como cuando alguien te dice que ha visto una película de John Ford mientras iba en el AVE…La verdad es que muchos cinéfilos nos hemos vuelto muy mediocres y lo peor es que en más de una ocasión estamos como obligados en contra de nuestra voluntad. 

Cuenta el gerente del Cine Madrigal, Juan Torres-Molina, que se vio obligado a tener que apearse de los 35mm., a las distribuidoras les costaba 2000 € hacerles una copia, ahora solo 20, las cuentas no salían y más en unos años tan oscuros como estos últimos con pandemias, la moda de las plataformas de streaming, etc. El 10 de agosto pasado los espectadores fueron invitados por él a la sala de máquinas para que escuchasen por última vez el taca-taca.

La verdad es que ha valido la pena ver este Ennio, el maestro con retraso, y no había mejor cine que el Madrigal de Granada para verlo, una forma de despedirse con dignidad de ese gran músico como fue Ennio Morricone y escuchar sus bandas sonoras en una pantalla grande.

16/09/2022

Godard: In Memoriam

 



Con la muerte de Jean Luc Godard se ha vuelto a recordar estos días la "Nouvelle Vague", sus películas, sus ideas sobre el cine…Los hay que incluso han escrito en redes que sin él definitivamente el cine ha muerto, otros en cambio han relativizado su figura y han descargado iras no exentas también de razón, el séptimo arte no es una ciencia, qué difícil es en este mundillo de los cinéfilos discrepar y más los que lo tenían como el gurú, pero a la vez es positivo que podamos seguir discutiendo, señal de que aun hay algo. A Billy Wilder en el libro de Cameron Crowe le preguntan por él y no se corta, no le gusta y dice que detrás de él no se escondía más que un diletante y A Bout de Souffle (que más de uno la pronuncia con acento en la é como homenaje a Alfonso Sánchez) era su única película buena, en cambio habla bien de Truffaut o Malle, aunque remarca que aquella “Nouvelle Vague” tampoco era tan nueva porque había películas ya así, y aunque en la entrevista no lo cita, podría estar pensando bien en su ópera prima Curvas peligrosas de la que ya hablé en este blog.

Pero nos guste o no Godard, es evidente que tiene su lugar y más que visionarlo, era mejor leerlo, ahí había una persona culta, que sabía de cine y de su historia, que iba a cineclubs, que lo mismo una semana decía una cosa para al cabo de cuatro días decir la contraria, pero qué más daba, lo que se buscaba era la reflexión y que ese celuloide, aparte de entretenernos la cabeza, nos la rompiera un poco. Hace un tiempo, revisando algunos viejos “Cahiers de Cinéma” me indignaba ver cómo la tropa de la "Nouvelle Vague" valoraba ciertas películas que las tengo entre mis preferidas, sin embargo encontrar opiniones distantes me exigía que a la hora de defenderlas, tuviera que emplear más argumentos.

A Godard, por ejemplo, le encantaba el cine de Jerry Lewis, eso aun no lo han digerido algunos, veía mucho más allá de un simple cómico y reivindicaba su faceta de autor, más de una vez decía que era como un pintor elaborando un cuadro, y gracias a su defensa, Lewis empezó a ser valorado por parte de la crítica. Pero hay casos aun más notorios, la defensa de John Ford del que incluso el mismo Truffaut no hablaba bien al principio, para luego rectificar, su admiración por Fritz Lang, etc. Daba gusto ver las listas de sus películas favoritas, podría estar en desacuerdo con lo que no le gustaba, pero en las primeras, seguro que no.

Y en cuanto su cine, para nada está muerto, seguirá dando que hablar, lo cual no significa que nos tenga que agradar o no. Recuerdo que Terenci Moix decía que el cine francés era el más aburrido que había, pero bien nos divierte más de una tarde cuando empezamos a preguntarnos qué quiso decir tal director o si queremos desahogarnos atacando lo que creemos que no son más que pedanterías. Lo mismo A Bout de Souffle era, como dijo él, un documental sobre Jean Paul Belmondo y Jean Seberg y tampoco hay que darle más vueltas. Ojalá nuestros directores actuales reflexionaran sobre el séptimo arte y lo sacaran de su profunda crisis, falta hace…

 Godard ha muerto, según se ha podido saber, por suicidio asistido en Suiza donde es legal, se dice que lo pidió por agotamiento, pone la piel de gallina pensar que una persona tan culta quiera bajar de este mundo porque ya no le encuentra más. Un Godard muy pesimista iba diciendo en sus últimos tiempos que el cine no había sabido cumplir sus deberes, empecemos por volver a las salas y fomentar los coloquios, si la cinefilia sigue, el cine seguirá vivo, y podremos decir, entre otras cosas, que Godard estaba sobrevalorado o fue un genio.

09/09/2022

Centenario de Vittorio Gassman




El pasado 1 de septiembre hubiese cumplido 100 años uno de los más grandes del cine y de la escena, hablo de Vittorio Gassman (1922-2000). Pocos lo han recordado debido a la carencia de visionado de cine europeo clásico. Los dos espacios estrella de las televisiones convencionales, tanto el "Días de Cine Clásico" como el "Classics" suelen emitir cine estadounidense, atrás quedan esos años donde era habitual la programación de películas italianas, las cuales funcionaban bien en un país como el nuestro con tantas similitudes. 

Gassman tuvo una etapa en Hollywood que con el paso del tiempo ha quedado aun más extraña, su atractivo físico unido a un personaje que confeccionaba como nadie, combinación de diabólico, canalla y vividor en aquellos dramas como Ana o Arroz amargo hizo pensar a la Metro y ofrecerle un contrato del que nunca se sintió a gusto por la obsesión de querer convertirle únicamente en un "latín lover". Ello, unido a su matrimonio con Shelley Winters, le dio, no obstante, cierta popularidad que no acababa de tener ya que estaba relegado a papeles secundarios en su país.


Pero la mayoría de estos títulos no hay manera de verlos, a veces sí se ha podido ver Rapsodia de Charles Vidor, melodrama con piano y violín de por medio que interpretara con Liz Taylor o la extraña Mambo de Robert Rossen con Silvana Mangano. Entre estas. quizá la más popular fuese una italiana dirigida por un americano La mujer más guapa del mundo con Gina Lollobrigida y él de príncipe ruso dirigidos por Robert Z. Leonard, también aquí con mucha música, en este caso ópera, y un papel que a pesar de cogerlo con disgusto, le daba todo lo que podía.


 Luego vendría el Guerra y Paz de Vidor y su papel de malo encarnando el personaje de Anatol Kuragin.


A su compleja personalidad solía presentársele una horrible depresión y necesitaba a menudo ser vitoreado para volver en sí, le hacía volver a su Italia, tras algún proyecto personal como dirigir la vida del actor Edmund Kean. 

El éxito de Rufufú en 1958 sería clave para iniciar otra etapa en la que iría combinando grandes películas con otras más bien mediocres, pero que contando con él mejor sería buscar otro epíteto. Y es que grandes fueron La gran guerra, La letra, El estafador, Fantasmas de Roma, La escapada, La marcha sobre Roma, El éxito, Monstruos de hoy, Un italiano en la Argentina... Y entre los directores, quizá entre Monicelli, Risi y Scola fueron los que más supieron sacar partido de un actor que decía 
 detestar el cine.

   

 Precisamente Risi le diera su papel más recordado inaugurando otra etapa en Perfume de mujer y Scola con sus magníficas La terraza, La familia o La cena. Y de tanto en tanto seguía asomándose por el cine estadounidense, ya fuese para televisión o en algún que otro éxito como Sleepers.

 Por otra parte, su perfecto dominio del castellano le llevó a elaborar ese mayordomo de El largo invierno de Jaime Camino o leyendo "El matador" de Alberti.

 

Es imposible resumir toda la carrera de Gassman en un post de un blog de internet, simplemente me he atrevido a dar unos trazos de su carrera cinematográfica, ya que en teatro tiene una y bien dilatada, aparte que era su verdadera pasión, también escribió y en definitiva un personaje que llevaba la cultura encima. 

Como película y ya quedándome pocas líneas, recomendaré La Armada Brancaleone, que espero en otra ocasión hablar más de ella, de Mario Monnicelli de 1966, satírica comedia ambientada en la Edad Media, una época que por aquellas fechas estaba siendo llevada de distintas maneras, por una parte la visión filosófica bergmaniana, la romántica con mucho colorido e igualmente inolvidable del Hollywood clásico, pero que ya empezaba a decaer y desgastarse, tenemos una buena prueba en El señor de la guerra de Schafner que rompía con el tono familiar dado. Pero faltaba una comedia, y aunque el recordado crítico José Luis Guarner citaba Los cien caballeros, donde fue guionista, como la precursora de esta, nunca la he acabado de ver como una parodia, a pesar de ciertos toques.  

  La armada Brancaleone que hay que ver en versión original, fue prohibida en España y no llegó hasta mediados de los 80. 

Y es que dejaba mal parados a todos, tenemos un retrato de una religión ficticia y fanática, el antijudaísmo, doncellas para nada puras y angelicales como nos las retrataban, caballeros nada dignos… El que interpreta Gassman fue el preferido de su carrera, más de un crítico lo ha comparado con Don Quijote, aunque no estoy muy de acuerdo, si bien es cierto que puede recordar en las formas, pero no en el fondo, también con el Simplicissimus de von Grimmeldhausen. De lo que estoy seguro es que verán una gran actuación, se reirán y de paso a todos aquellos que no conozcan nada o poco de Gassman ni de Monicelli entrarles en la curiosidad de revisar las filmografías.

02/09/2022

Tarantino y el Diario íntimo de Adele H. de Truffaut

 



La pasada semana, ciertas declaraciones de Quentin Tarantino sobre François Truffaut se convirtieron aquello que, en lenguaje pedante, llaman  “virales”, como si no tuviéramos bastante ya de virus. La polémica estaba servida y el contagio de hablar de ello se apoderó de este blog, así que pensé que era un buen tema para empezar este septiembre.

En la parte positiva, como dirían antaño en los créditos del "Un, dos, tres" de  Ibáñez Serrador, está la sinceridad del director de Reservoir Dogs, la manía hacia el director francés no es nueva como se ha recordado en más de un medio, ya en su novela de Érase una vez en Hollywood, el personaje de Cliff Booth deja patente lo que el director sentía hacia su filmografía:

Lo Intentó dos veces con Truffaut, pero no le llegó. No porque las películas fueran aburridas (lo eran), pero esa no fue la única razón por la que Cliff no entró. Las dos primeras películas que vio (en una doble función de Truffaut) simplemente no le atraparon. La primera película, 'Los 400 golpes', lo dejó frío. Realmente no entendía por qué ese niño pequeño hizo la mitad de la mierda que hacía. Y pensó que los tontos deprimidos en 'Jules y Jim' eran una puta carga".

Por otra parte, tiene todo el derecho del mundo a decir lo que quiera, de la misma manera que a los que nos gusta el cine de Truffaut reprocharle lo dicho, aunque compararle con Ed Wood ya entra en la parte negativa y da la sensación de haber buscado expresamente que se hablase de él.

No obstante, llama la atención que a pesar de no declararse fan de Truffaut, remarca algunas excepciones que sí le gustan, aunque solo cita Diario íntimo de Adele H. Sorprende, ya que estaría esta en las antípodas del cine de Tarantino.





Rodada justo después de La noche americana, recrea la trágica vida amorosa de la segunda hija de Víctor Hugo. Atraída por un teniente del regimiento de los húsares ingleses, este no le corresponde, pero ella le seguirá por todas partes. Truffaut describía así el filme: “Quería conseguir un clima sofocante y así toda la película está rodeada de cuatro paredes. Es una película sobre la claustrofobia, la soledad y la pasión

Para conseguir ese efecto contó con la fotografía de Néstor Almendros, la cual consigue que entremos en su triste mundo, son constantes sus miradas al espejo, su deambular por las calles, la misma pesadilla que se va repitiendo. Si los tontos deprimidos, como dice Tarantino, de Jules y Jim eran tres, aquí solo ella, ya que hábilmente el teniente apenas tiene protagonismo, incluso hay un momento que lo confunde de espaldas y resulta que es el mismísimo Truffaut. A pesar de ello, hay bastantes relaciones con sus otras películas como la idea del amor obsesivo o las ideas fijas que en las despreciadas La sirena del Mississippi o La novia vestida de negro se convertían en las auténticas protagonistas, verdadero tema por otra parte, más que buscar un thriller.

Más de uno nos hubiese sacado a un actor encarnando a Víctor Hugo que probablemente estropearía el clima, Truffaut solo saca la voz y ya es suficiente para describir la distancia entre padre e hija, ella le pide constantemente dinero, le pesa llevar ese apellido que la hace sentir más desgraciada, utiliza un apellido falso y en el título de la película solo leemos la inicial. Truffaut explicaba que le atraían los personajes al margen de la sociedad y que el problema de identidad de ella era como el del niño salvaje pero a la inversa, ya que se trataba de un escritor famoso y todo un genio.

Escenas como el paseo por el cementerio nos traen ese Truffaut del romanticismo que incluso mejoraría con La habitación verde, el final impacta por la sensibilidad y patetismo. Pero mientras escribo y pienso en planos de la película me viene a la cabeza constantemente cómo ha podido Tarantino decir que Truffaut es como Ed Wood y no paro de darle vueltas. Quizá no sea una comparación tan odiosa, Wood amaba el cine y Truffaut hasta se podría sentir identificado con aquellas ganas de rodar locas de él.

La infancia atormentada de Truffaut, quizá por ello fuese sensible con personajes como Adele H. le marcaron para siempre. Como crítico y atraído por ese amor llamado cine fue exigente, le llamaron incluso el sepulturero del cine francés, más de una vez cuando era aun un joven alocado por el celuloide se equivocó, llegó a decir que John Ford “babeaba ante galones, insignias, botas y doraduras”, pero luego rectificó e incluso sus escritos fueron fundamentales para cierta cinefilia, dejó ya en la memoria aquella frase que utilizamos de “Y como él era creyente, que Dios bendiga a John Ford”  

Yo no soy fan de Tarantino, aunque con alguna excepción que debería revisar de nuevo, no me cae mal, pero sin darse cuenta tiene mucho en común con el añorado director francés y quizá más que con su estimado Godard. La huella de Truffaut está en Kill Bill, incluso Malditos bastardos nos evoca algo a El último metro...Pero miremos lo positivo, más de uno se interesará ahora por Truffaut y ver quién era ese Ed Wood del cine francés

26/08/2022

Brigadoon (1954) y que el tiempo se pare

 



Finales de agosto y más de uno apurando los últimos días de vacaciones, otros habrá que las empezarán y bastantes que no podrán. Sea como sea el estado de cada uno, es evidente que el tiempo pasa y nos gustaría evocar aquel bolero de Lucho Gatica de “Reloj no marques las horas” y que pudiera hacerse realidad, aunque no tengamos en cuenta que sería aburridísimo repetir cada día lo mismo, y si no que se lo digan a Bill Murray en Atrapado en el tiempo. Por cierto, ¿recuerdan la canción que salía al final de esta, justo cuando empiezan los tan denostados títulos de crédito que tanto me gusta reivindicar? Ahí la cantaba Nat King Cole y se titulaba “Almost Like Being in Love”, canción perteneciente al musical Brigadoon de Lerner y Loewe la cual encajaba de maravilla en el tema que se trataba.



Leyendo el espléndido programa de la Filmoteca en Barcelona de este agosto, se han acordado de que era el centenario de Cyd Charisse y la película escogida ha sido la versión cinematográfica que del musical realizara Vincente Minnelli en 1954. El argumento trata sobre dos cazadores estadounidenses en Escocia, los cuales se pierden y hallan un pueblo que no aparece en el mapa y que en medio de la niebla aparece una vez cada cien años, el problema sucederá cuando uno de ellos (Gene Kelly) se enamore de una de las mujeres de ahí.

Si uno se pone a pensar mucho, es posible que tal historia le resulte no ya inverosímil, sino lo que vendría después. Sin embargo, conviene tener en cuenta que de lo que se trata es de abordar el tema de las relaciones entre el sueño y la realidad, tema muy presente en la filmografía del director, la fugacidad de la vida y el "Carpe Diem". A Kelly le acompaña Van Johnson que se muestra incrédulo en todo momento, incluso hasta cae mal ya que le toca ser partícipe en una de las escenas más dramáticas.



Cuando vemos despertar a la gente en Brigadoon da la sensación de que todos son felices, un “locus amoenus” donde todo es alegría, para nada nos viene a la mente la razón de por qué un pastor tuvo que rogar a Dios hacerlo desaparecer en el siglo XVIII para evitar que la brujería lo corrompiera, por lo tanto pocos días han vivido desde entonces. El esquema de la leyenda es el habitual, todo aquel que traspase las líneas fronterizas del pueblo romperá el hechizo.

A pesar de que cierto tono de "violetas y caramelos" impera, Minnelli le da ese toque estético que en un principio iba a ser de otra manera ya que iba a ser rodado en escenarios naturales, primero en la misma Escocia, pero por el clima no se pudo, luego se buscó un escenario parecido ya en EEUU, pero la Metro decidió recortar el presupuesto y rodarla en estudio. Así pues sentimos una bruma romántica en el exterior y una reminiscencia de las pinturas flamencas en el interior, lo cual hace que el espectador se sienta atraído e incluso hasta algo hipnotizado.

Por otra parte, es bien curioso que sea de los pocos musicales con tintes trágicos, o sea que el dicho de que las apariencias engañan cobra aquí sentido. Sin querer destripar, tenemos dos puntos clave, el personaje de Harry cuyo desenlace es tapado, algo por otra parte típico de bastantes pueblos tranquilos de querer esconder lo malo y por otro lado el amor que siente Gene Kelly hacia Cyd Charisse, pero para tenerla tiene que quedarse ahí y por lo tanto someterse a estar dormido otros cien años.



El musical no hubiese sido lo mismo sin la excelente composición de Loewe y Lerner (My Fair Lady, La leyenda de la ciudad son nombre…) Números como el The Heather on the Hill donde nos dejamos dominar por todos esos valles, ríos y montañas. El Once in the Highlands , tema muy emotivo y poético, el I´ll Go Come with Bonnie Jean con una vitalidad y energía que solo una mente privilegiada podría escribir o el mencionado Almost Like Being in Love. Mención aparte son esas coreografías, incluso ciertas escenas sin ser musicales tienen esa percepción.



Minelli optó por contrastar lo que sería ese ambiente bucólico con una cafetería ruidosa de Nueva York, y priorizar el amor. Siempre que veo Brigadoon pienso en otro final que resultase ambiguo sin perder la magia y me da la sensación de que más de uno así lo pensaría. Pero quitando los puntos débiles de esta, es una maravilla poder recurrir en mi caso al DVD y volver a Brigadoon, querer que ese reloj tan antipático no marcara más las horas y creer que aun hay espacios en este mundo en el que la gente esté siempre contenta, de bien seguro habremos notado sensaciones parecidas en las vacaciones o en otros momentos de relajación. Si pueden, véanla en la Filmoteca, será como entrar en ese lugar, así se llama también una sección del Festival de Sitges. ¿No eran acaso las salas de cine una especie también de Brigadoon? Malditos relojes...



19/08/2022

Capri (1960), una comedia turística con toques de neorrealismo e ironía

 



Hace unas semanas hablaba de Avanti de Billy Wilder, la que quizá sea la obra maestra del cine turístico, sin embargo él la tachaba de blanda minusvalorando la irónica y sarcástica historia que retrataba. En cambio la película que traigo hoy, Capri (1960), bien puede ser considerada así por más de uno, o incluso folletinesca si el espectador acaba odiándola. No es esta mi impresión de esta olvidada comedia dirigida por Melville Shavelson y que cuenta con la guionista Suso Cecchi D'Amico. Incluso tiene más de un paralelismo con la película de Wilder, recordemos que el argumento trata de un americano (Clark Gable) que ha de ir a Nápoles a arreglar unos papeles por la muerte en accidente de su hermano, ahí se entera de que tiene a un sobrino de 10 años, y que está siendo cuidado por su tía (Sophia Loren).

La relación entre Gable y Loren no fue muy buena detrás de las cámaras, uno estaba en el ocaso y la otra en su esplendor. Dos años antes, el mismo director había reunido a la actriz con Cary Grant en Cintia, un producto también algo edulcorado, pero en el que la pareja destilaba una química que aquí no cuajaba. A pesar de ello, en Capri, cuyo título original es "It Started in Naples", el trabajo individual de cada uno es bueno, aparte tenemos a un abogado mujeriego interpretado por Vittorio de Sica que aporta una comicidad en los momentos más dramáticos como el juicio por la custodia, por eso no acabo de ver bien que se tache el filme de telenovela, incluso la Loren hace una autoparodia de sus papeles dramáticos con un Gable exclamando: “¿A quién le han dado el Oscar este año?”

Curiosamente esta broma adquirió más vigencia dos años después cuando la Loren recibió el Oscar por Dos mujeres y dirigida por De Sica para más inri. Aquel 1960 sería el año de la muerte de Gable, aun tenía que estrenar la que sería su última película oficial Vidas rebeldes. Visiblemente cansado en alguna escena a raíz de sus problemas cardíacos, ofrece un papel muy adaptado a su situación de perdedor y hombre aburrido. El director de fotografía Robert Surtees (Ben-Hur, El golpe…) ideó un filtro azul en las escenas con la Loren que combinaba también con su vestuario en contraste con el de Gable, una contraposición entre la vitalista cultura mediterránea y la fría estadounidense.

A pesar de que Capri no es Avanti, hay detalles también irónicos como cuando Gable va a una plaza a tomar café a la 1 de la madrugada porque no le deja dormir la música y le pregunta al camarero cómo duerme la gente ahí, este le dice que “juntos”. Tampoco Gable, como Lemmon, aguanta el agua y se lava los dientes con whisky, o tiene que quedarse por la noche en la isla ya que el horario está equivocado, pero como todo el mundo de ahí lo sabe, no se molestan en corregirlo. Aparte de las notas cómicas, hay ligeros toques de neorrealismo, la guionista antes mencionada estampa su firma al mostrarnos esas calles llenas de paradas de comida y pobreza, prostitución y hurtos. Otra escena que remarcar por su buena planificación es la de cuando la Loren comienza a gritar a sus vecinos que el americano se quiere llevar al niño, entonces salen a los balcones a criticarlo.

A esto se suman unas excelentes vistas de Capri, fuegos artificiales, la fiesta mayor con la inevitable procesión de la Virgen y con una banda sonora sentimental de Alessandro Cicognini que incluye una canción escrita por Domenico Modugno y Dino Verde “Stay Here with Me”, además de poder ver a la Loren cantando el mítico tema de Renato Carosone y Nicola Salermo “Tu vuò fà l´Americano” y luciéndose al cantar “Carina” de Alberto Testa y Corrado Lojacono.

Creo que Capri les gustará siempre que no quieran el nivel de Billy Wilder, en estos días de agosto su visionado les será más agradable. Editada hace años en DVD con un redoblaje malo, mejor véanla en versión original, no me consta que esté en plataformas mientras escribo estas letras,

12/08/2022

Cuando pocos se acordaban de Grease

 

 

Este martes 9 de agosto saltaba por la noche la noticia de la muerte de Olivia Newton-John, la cual ha sido muy llorada por la mayoría. La inolvidable Sandy de Grease (1978) se hizo querer por un público que en el momento del estreno de la película iba más por la fiebre Travolta que por ella, a pesar de tener ya una un nombre en el mundo de la canción. 

A pesar de la excelente química entre ambos, Hollywood no supo explotarlo, su carrera cinematográfica fue escasa y discreta. Pero es igual, aquella Sandy con peinado de Sandra Dee que tan bien parodiaba Stockard Channing y que nos deleitaba con su cambio al final es uno de los momentos más inolvidables para cualquier generación. Y es que Grease es una película que no envejece nunca, más bien al contrario. 

Sin embargo, hubo un lapso de tiempo en que parecía que se iba a quedar en el museo del recuerdo. Hablo de los 80, una década tan reivindicada por los "egeberos" y llena de iconos, pero en la que Travolta iba de fracaso en fracaso y a Olivia no la supieron valorar. El primer intento tras Grease fue otro musical llamado Xanadú (1980) al lado del gran Gene Kelly, pero la crítica no tuvo piedad con esta especie de remake de La diosa de la danza con Rita Hayworth, y daba la sensación que si ibas a verla estabas más o menos chiflado, así que quedó rápidamente en el olvido. TVE la recuperó a mediados de los 80, aunque postergándola a lo que entonces era la UHF unas Navidades, pero tampoco logró resucitarla. Hoy en día, ciertos grupúsculos la veneran como película de culto
   

El otro intento fue Tal para cual en 1983, una comedia angelical,  subgénero que se puso de moda a finales de los 70 a raíz de la versión que Warren Beatty hizo de El cielo puede esperar, pero la comedia era flojísima, los premios Razzie que son los antioscars premiaron a la pareja, al guion, al director y a la película, Sin embargo, el disco se vendió bien con temas cantados por ella.  

 Se habló de que la pareja protagonizara un remake de Una cuestión de vida o muerte o de una versión de la obra de Neil Simon Están tocando nuestra canción, pero los productores decidieron que aquello ya había acabado, que el mundo de ella era el de la canción y Travolta había caído en desgracia. Así que Olivia Newton John solo aparecía en telefilmes olvidables y algún cameo como el que le brindó John Hughes en La loca aventura del matrimonio y Travolta hasta se fue a Canadá para protagonizar algo.

Fuente: Hemeroteca de La Vanguardia. Programación de TVE1 de Nochevieja del 87 al 88

 Fíjense lo olvidada que estaba la pareja que TVE emitió el segundo pase de Grease (el primero fue en el 85) a las 5 de la mañana una Nochevieja del 87 al 88, el programador debió pensar que iría fantásticamente bien para las resacas de esa noche. Pero en aquel 1987 algo cambiaría, un éxito inesperado de una película, discreta en su momento, provocó a la larga la resurrección de Grease, hablamos de Dirty Dancing con Patrick Swayze y Jennifer Gray, su banda sonora revival se vendía perfectamente y no paraba de sonar en las discotecas. Alguna mente con buena vista tuvo la idea de relanzar la banda sonora de Grease ya que si compraban aquella, también podían comprar esta y reestrenar de paso la película.

 Aquel 1990 encima Travolta conseguía un éxito tras 12 años con Mira quién habla, así que la resurrección de Grease tuvo efecto y volvió para ya no marcharse más. La entonces incipiente Tele 5  compró los derechos de emisión, y la programó un 26 de junio de 1991 tras publicitarla durante meses con la voz entonces habitual  de Justino Bermúdez diciendo “Próximamente en tu pantalla amiga” y liderando la audiencia en cada pase veraniego. TVE tuvo que esperar hasta mediados de los 2000 para recuperarla y programarla.

 En 1998 con motivo de los 20 años de su estreno, volvió a la gran pantalla, recuerdo el Palacio del Cinema de Barcelona en la que estuvo un mes, en VHS aparecía una nueva copia con el formato algo arreglado por fin, en el mundo del teatro empezó a gestionarse llevar el musical, con lo que otra generación descubrió la película en los años siguientes. Aun hoy en día el musical sigue en pie con diferentes actores.

   

Todo funcionaba tan bien que hasta se pensó en un Grease 3, pero quizá el mal recuerdo de la secuela hizo que el producto no saliera a la vista, aunque el guion sí fue a parar a la Disney que tampoco creyó mucho en este y al contrario de Grease que tanto podía ser visto por adolescentes como público más mayor, lo retocó y se dirigió más hacia el primer grupo y con el título de High School lo lanzó directamente a su Disney Channel. Sin embargo, a ese público exclusivamente adolescente le sirvió para redescubrir también Grease que sigue siendo el único musical que programan las televisiones con audiencia, el único DVD o Blu-Ray que nadie tiraría a la basura y el único CD que rueda en el antiguo equipo de música.

 Pero no todo eran alegrías, en 1992 a Olivia le detectaron un cáncer de mama del que felizmente se pudo reponer, ella luchó por vivir y fue una gran activista contra la enfermedad. En el 2013 recaía, pero venció. Sin embargo, en el 2017 la enfermedad le provocó una metástasis, a pesar de ser consciente de que le faltaba poco para el fatal desenlace, no perdió las ganas de vivir y seguía apareciendo en púbico. Como homenaje, un pequeño repaso a su carrera musical. Hasta siempre juntos, Olivia.

   

 "Let Me Be There" (1973)

"Long Live Love", su actuación en Eurovisión de 1974 por el Reino Unido  

"I Honestly Love You" (1974)  

“If You Love Me, Let Me Know” (1974)  

"Have You Never Been Mellow" (1975)

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...