Ya en vísperas de Navidad y este blog os quiere felicitar las fiestas y agradecer vuestra lectura semanal, ya que son fechas especiales, hoy cambio el formato y os recopilo 5 tráilers de películas de los 80 que nos gustaban, o quizá lo contrario, ver durante estos días.
Un blog para la cinefilia que se queda hasta el final de los créditos.
21/12/2023
Feliz Navidad y cinco películas de los 80
13/12/2023
Un mundo de fantasía (1971): El primer Willy Wonka
Se acaba de estrenar una nueva versión del libro de Roal
Dahl Charlie y la fábrica de chocolate, la verdad es que cuando vi el tráiler
hace unas semanas pensaba que sería la típica película para pasar las
navidades, pero la crítica está diciendo maravillas de ella, incluso añaden la
muletilla que hasta uno se olvida que es Timothée Chalamet quien hace de Wonka.
Como recordarán tal personaje fue interpretado anteriormente por Gene Wilder y
Johnny Deep, aprovechando el momento vamos a repasar la primera versión de
1971.
Dahl había escrito el libro en 1964 y Mel Stuart, un director
no muy conocido, recibió el encargo nada menos que de su hija, la cual se encaprichó
de aquella lectura y le pedía que hiciera una película, al final aquel empeño
pudo y se puso manos a la obra. Está catalogada como musical, aunque
los números son pocos y la coreografía algo pobre, la partitura corrió a cargo
de Anthony Newley y Leslie Bricusse que tenían ya cierta experiencia en similares
producciones dirigidas a un público infantil como Muchas gracias, Mr. Scrooge o
El extravagante Dr. Doolitle. Este tipo de cine estaba de capa caída como corroboran fracasos como
Las aventuras de Alicia, El pájaro de fuego y cierto bajón en la Casa Disney
que no acababa de encontrar su línea desde la muerte de Walt en 1966.
En España la conocimos como Un mundo de fantasía y su estreno fue en unas navidades, sus números fueron flojos, apenas 288.510 espectadores y cayó en el olvido, salvo cuando se reponía en televisiones también por esas fechas ya que lograba una buena audiencia. La versión de Burton rescató tal versión y comenzó a ser editada en DVD, por cierto en una excelente edición en el extranjero. También se puso de moda, hace unos años, con la cara de Wilder hacer unos "memes" a través del WhatsApp o de otras redes sociales donde el personaje irónicamente lanzaba una pregunta.
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| Fuente: Perú21 |
Gene Wilder por aquel entonces aun no tenia la fama posterior, aunque ya había trabajado con Mel Brooks en Los productores, película que en nuestro país se estrenó tarde y después del éxito de El jovencito Frankenstein, su personaje sirvió también para que apareciera en un papel en la versión musical que Donen hiciera de El pequeño príncipe. Probablemente sea de sus mejores creaciones, le puso una condición al director y esta era que le dejara en la primera escena salir cojeando y luego dar un salto para que así el público no supiera si está diciendo la verdad. Tal idea parece que gustó a Mel Stuart que utilizó también la táctica de rodar las reacciones de los actores sin que supieran si aquello formaba parte del guion, hasta en una escena los actores pensaban que Wilder había sufrido una crisis psicótica.
No he leído el libro, así que no puedo comparar, pero
deduzco que bebe bastante de clásicos de la literatura infantil
como Alicia en el país de las maravillas, él mismo quiso participar en el guion
y a pesar de tener una historia que visualmente podía ser bastante rica, no
logró los resultados esperados: los ríos
y cascadas de chocolate, las ocas gigantes que ponen huevos de oro, burbujas
que permiten volar, los caramelos que nunca se acaban, televisores que envían a
través de las ondas objetos y personas en vez de imágenes no acaban de
convencer, aunque el encanto kitsch en años posteriores les hace tener algo de
encanto.
Tampoco la historia es nada del otro mundo, cinco niños que
ganan un sorteo para ver la fábrica de tal enigmático personaje , todos ellos llenos
de tópicos, desde el glotón, la avariciosa, el tramposo o el niño protagonista
que es humilde, con buen corazón y con cara de no haber roto ningún plato, ya lo dice el personaje en un momento que
todos son unos maleducados, incluidos sus padres que los acompañan que aun son
peores. Pero a pesar de estas objeciones, lo que salva el film es la actuación
de Gene Wilder, por lo que la película se ha revalorizado y va gustando más. La versión de Burton,
aunque más rica visualmente, tenia mucho de su mundo particular y se le
acusó de no ser fiel al espíritu del escritor.
Veremos, pues, si esta nueva versión corrige los defectos de
las dos anteriores a pesar de Timothée Chalamet.
05/12/2023
Homenaje a Concha Velasco: Yo soy fulana de tal (1975)
El pasado sábado fallecía la gran Concha Velasco, su nombre
se añade en este año funesto a los de Carlos Saura, Laura Valenzuela, Carmen
Sevilla…Por eso, voy a dedicar un pequeño homenaje, algo improvisado, escogiendo
una de sus películas de las que no se habla tanto. Estos últimos días en los
resúmenes que se han hecho en distintos medios se han citado sus colaboraciones con Pedro Olea, su excelente
recreación de Santa Teresa de la mano de Josefina Molina o su etapa con Sáenz
de Heredia, curiosamente sin mencionar demasiado su nombre, cabe recordar que quizá fuera
el director que le dio gran popularidad cuando la puso a cantar la chica yeye
en Historias de la televisión, de él son también las mejores películas de su
tándem con Manolo Escobar o su salto hacia papeles dramáticos con Los gallos de
la madrugada para dejar de ser Conchita.
Pero hubo otro director también apenas citado que le dio unos papeles en comedias bastante notables, me estoy refiriendo a Pedro Lazaga, mis lectores habituales sabrán que soy un gran defensor de él, Los tramposos (1959), Trampa para Catalina (1961), Sabían demasiado (1962), Martes y trece (1962), El vikingo (1972) son buenas muestras en las que la actriz aportaba su talento en unos guiones que la crítica solía infravalorar. Injusto sería olvidarme de Mariano Ozores, Javier Aguirre, José María Forqué, Jaime de Armiñán, Rafael J. Salvia, Fernando Palacios, Fernán Gómez, Berlanga…Incluso de Rovira Beleta que le dio también uno de sus primeros papeles dramáticos y en una coproducción internacional en No encontré rosas para mi madre (1973) que tantos disgustos le ocasionó a él y ella años más tarde la recordaba como una película porno, aunque no lo fuese, pero en Francia se añadieron escenas sin el consentimiento del director, creo que su actuación ayudó bastante a que tuviera papeles más dramáticos luego.
Pero de la que voy a hablar es de una de Lazaga cuyo título
es Yo soy fulana de tal del año (1975), tal año fue muy prolífico para la actriz,
nada menos que siete películas, entre ellas su actuación más querida según confesó en un homenaje en la Filmoteca de Cataluña: Pim,
pam, pum... ¡fuego! de Olea y títulos nada desdeñables como Las bodas de Blanca de
Francisco Regueiro, Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe de Antonio
Drove o El love feroz de José Luis García Sánchez.
Concha interpreta a una chica de pueblo que acaba convirtiéndose
en una prostituta, nos va narrando su vida y ese mosaico variopinto de hombres con
los que va saliendo. Sé que puede parecer una película vulgar y no apta para
ciertas sensibilidades feministas, obviamente no la voy a calificar de
progresista, pero conviene situarse en los años de la novela y de la película y
ya que Lazaga tuvo esa audacia al dirigirla, convendría dejar paso a la
inteligencia para analizarla como se debe y no ir con los prejuicios típicos.
Al disponer de un buen material con este libro, supo sacar
esa influencia italiana al máximo y que tenía en bastantes de sus comedias,
aunque teniendo que esconderla por la censura. Su filme es más parecido a
los de Pietro Germi o Mario Monicelli, activa notablemente en todo su metraje
las contradicciones entre los actores y ella a la que explota bien con una de
sus actuaciones más memorables en las que va cambiando de registro sin perder
la credibilidad, ahí la tenemos como una chica ingenua y cándida o caricaturizando
su oficio, me recuerda a la Giulietta Massina de Las noches de Cabiria que
tanto alababa.
Detrás de todo ese humor hay la crítica contra los
acondicionamientos sociales que lleva a una mujer a acabar siendo eso, estamos
pues en una comedia que más de uno sin verla la tachará de machista, casposa y
vulgar, algo totalmente injusto. Hay además, y siguiendo con ese toque italiano,
aspectos neorrealistas y la inserción de escenas más dramáticas.
En el reparto tenemos a varios de los grandes: Antonio
Ferrandis, Francisco Algora, Fernando Fernán Gómez…todos ellos perfectamente dirigidos
por un Lazaga que dotaba de un ritmo vertiginoso, tan característico en él, la
acción. La propia Concha Velasco siempre tuvo palabras de cariño hacia él y que los actores que trabajan con él le querían.
La película en pleno 1975 tuvo sus bueno números, aunque se
quedó a las puertas del ansiado millón de espectadores, Lazaga era repudiado
por muchos críticos, incluso en un festival de Molins de Rei en el que se le quiso
homenajear tuvo él mismo que declinar porque se le tachaba de director de época
franquista y no quería perjudicar. El film conoció una secuela Fulanita y sus menganos, aunque Concha
fue sustituida por Victoria Vera y según contaba la actriz, un productor de varias
salas la había vetado por haber apoyado una huelga de cines y presionó para que
no la protagonizara. La secuela recaudó la mitad y no tenía tanto ingenio, a pesar
de seguir contando con Lazaga.
No he podido hallar ningún vídeo de alguna escena, la tenía
en DVD y tuve la mala pata de que el disco estaba defectuoso, aunque la pude
visionar de aquella manera hará unos 10 años. Desde estas líneas mi
recomendación y que este título pudiera hallarse de manera más accesible ya
fuera en plataformas como FlixOlé o reeditando el DVD que aun se podría
encontrar por internet a precios de escándalo. Descanse en paz Concha Velasco y agradecerle todo su
gran trabajo y su cercanía al espectador.
30/11/2023
Los USA en zona rusa
Las recientes declaraciones de David Fincher a raíz del
estreno de su última película en Netflix sobre las salas de cine a las que
califica en su mayoría como "lugares húmedos, malolientes y grasientos" animan
los comentarios sobre el futuro de cómo se ha de ver el cine, no hace mucho
Víctor Erice defendía todo lo contrario. Los cinéfilos, en
su mayoría, han atacado al director de Seven y no sin razón, aunque habría que
analizar la situación de muchos multicines para ver que tales
epítetos no están dichos gratuitamente.
No abriré la polémica de si el cine en plataformas televisivas está infravalorado, sino que cogeré mi particular
máquina del tiempo y nos iremos a los 90, ya que esta semana es el cumpleaños
de Woody Allen (88), el cual decidió en 1994 hacer su primera película para televisión, bien
es cierto que la situación era muy distinta, no había ni siquiera internet
público y las plataformas pues eran las distintas cadenas y grabábamos en VHS lo que nos interesaba. El director gozaba en aquellas fechas de gran popularidad a pesar de todo
el affaire con Mia Farrow, sus dos
anteriores películas son ya clásicos de la comedia: Misterioso asesinato en
Manhattan y Balas sobre Broadway. Así que el productor Jean Doumanian le animó
para dar el salto a la pequeña pantalla.
“He sido crítico con la televisión porque pensaba que
era un gran medio que no conseguía resultados sustanciales” declaraba un Allen
que aborrecía el medio y tampoco quería trabajar en ella ya que “si me veían en
la pequeña pantalla no iban a pagar para verme”. La obra escogida para tal
estreno era su primera obra de teatro: Los USA en zona rusa, título español
para el original Don´t Drink the Water (No bebas el agua) donde una familia
neoyorkina era confundida por unos espías durante un viaje turístico al telón
de acero en los años de la guerra fría.
Tal obra había sido ya llevada al cine en 1969 por
Howard Morris, el cual no tendría demasiada fortuna detrás de las cámaras, estaba
protagonizada por Jackie Gleason y Estelle Parsons, Allen la aborrecía y no
quiso saber nada de ella ya que estaba muy molesto con la manera en que habían
tratado su guion en ¿Qué tal, Pussycat? de Clive Donner. Esta versión no hay
manera de verla, aunque en España se estrenó en 1971, recuerdo dos pases en los 90, en VHS estaba
editada, pero en DVD curiosamente no llegó, aunque sí en otros países. En
Youtube podemos ver los títulos de crédito.
“La he visto hace unas semanas” así despachaba Allen cuando le preguntaban por ella, si ya el director odia sus propias filmaciones, imagínense lo que pensaría…Filmar en televisión supuso todo un cambio en la metódica de rodar ya que suele tomarse sus trabajos de forma muy relajada y estaba un año entero, aquí fueron solo tres semanas y media y calificaba el día a día como muy duro, así como no poder contar con más presupuesto. Fue un contrato con la productora Sweetland Films para la cadena de televisión ABC, curiosamente coincidió la filmación con una miniserie sobre la vida de Mia Farrow en la NBC, en las ruedas de prensa le preguntaban por esta última y con ironía contestaba que esperaba que su personaje fuera real y no un dibujo animado.“ Que un cineasta de la categoría de Allen haya aceptado trabajar para la televisión significa que las barreras de clase entre las películas y los telefilmes han desparecido” escribía el crítico del New York Post.
La cámara nerviosa del director no deja de moverse en los
90 minutos de duración con bastantes planos secuencia, se nota un cariño
especial hacia los actores que se mueven con bastante libertad, con ello se
consigue el objetivo de olvidarse de sus esquemas teatrales. En su reparto
destaca Michael J. Fox poco antes de diagnosticársele el párkinson y demuestra las
buenas dotes de comicidad, entereza y credibilidad para el género. Otro papel
curioso es el que interpreta Dom De Luise, el de un cura que lleva refugiado en
la embajada desde hace un montón de años y que se ha tenido que dedicar a
aprender trucos de magia con desigual fortuna, tal personaje remite al Cardenal
húngaro Jozsef Mindszenty que tras el fracaso de la revuelta de Hungría contra
el régimen comunista en 1956 se vio obligado a refugiarse más de diez años en
la embajada de EEUU. Los más cinéfilos recordarán el personaje al haber sido
interpretado por Alec Guinnes en El prisionero, basada en su vida.
La comedia funciona y evocaría también (recordemos que fue escrita en 1966) a todo aquel subgénero con notables comedias paranoicas como ¡Qué vienen los rusos! o Teléfono rojo ¿Volamos hacia Moscou? En aquellos 90, al ser un producto de televisión quedó rápidamente olvidado, aunque tal trabajo quizá animara a que proyectos escritos años antes vieran la luz, caso de La maldición del escorpión de Jade, Granujas a medio pelo o Si la cosa funciona. Décadas más tarde, filmó aquel contrato con Amazon para rodar varias películas pudimos ver la serie de Crimen en seis escenas que no estaba nada mal, aunque recibió malas críticas, la aparición nuevamente del tema Mia Farrow en pleno movimiento "Me too" motivó una campaña en contra que afectó negativamente sus últimos estrenos, algo que le llevó a rescindir el contrato y buscar otros medios en Europa para poder rodar su película anual y con ella seguir animándonos a ir al cine.
22/11/2023
Raza: El espíritu de Franco (1977)
Aprovechando el 20N y ya que en este blog he traído varias
películas sobre la figura del General Franco, hoy hablo de una de las más
singulares, probablemente tal afirmación ha quedado coja con el tiempo, me estoy refiriendo a Raza, el
espíritu de Franco que en 1977 dirigiera Gonzalo Herralde. El embrión del
proyecto viene de un visionado de Raza (1942) por parte del director y sus ganas de ahondar en que lo que ahí se proyectaba era una autobiografía del dictador más unas pautas de lo que tenía que ser la familia española.
El título dado al documental jugaba con el
que recibió la película en su reestreno en 1950: El espíritu de una raza. Ya en
plena transición y tras el éxito crítico de El desencanto de Jaime Chavarri, el director apostó por rodar unas entrevistas y contó para ello con Pilar Franco Bahamonde (la hermana
del General) a la que calificó como “un auténtico animal cinematográfico de una
extraordinaria fotogenia y con una indiferencia completa hacia la cámara” y por
otra parte con el protagonista de la película, Alfredo Mayo, que le servía de
puente entre la ficción de la pantalla de Raza y la realidad de Franco.
No se contó con otros nombres, el más obvio el del
realizador de aquella, José Luis Sáenz de Heredia, pero Herralde declaraba que
su intervención era innecesaria puesto que su película no planteaba un análisis
de la autoría cinematográfica, sino que era más bien un análisis de la autoría
de la historia. Ana Mariscal, la actriz principal de la película, se negó a
participar.
Raza, el espíritu de Franco se estrenó el 27 de octubre de
1977 y los que acusaban al director de cierto oportunismo comercial pudieron
comprobar que el público apenas fue a verla, ni tan siquiera la crítica fue muy
benévola con ella, Joan de Sagarra escribía que se había aburrido y que era
darle vueltas a lo mismo, con los análisis, lecturas, comentarios más o menos
ingenuos o mordaces en torno al franquismo y al general. Probablemente, la comparación con El desencanto dañó las expectativas ya que este documental para nada era polémico, aunque pudiera parecerlo en un principio.
Herralde definía así su película: “No es un panfleto, ni un
ataque a la figura política de Franco, sino que lo que pretende es desvelar la
verdad oculta detrás de todo un aparato discursivo que Franco estableció y que
posteriormente se fueron desarrollando en el cine español las pautas así
formadas”
Y así es efectivamente, hay que agradecerle un trabajo
riguroso y que sea el propio espectador el que saque las conclusiones, aunque
sí se observa cierta ironía, muy especialmente con los comentarios de Alfredo
Mayo, algunos de ellos quizá sin intención inicial de utilizar ese recurso. Hay
ahí un proceso de desmitificación del actor que se vio encasillado en papeles
parecidos y que no cree que exista una raza hispánica, hay un momento en que se le pregunta qué eran los almogávares, le
cuesta definirlos y al final admite que no lo sabe. Divertidas son anécdotas como el pase con Franco y que esperaba que le dieran alguna medalla,
pero que al finalizar se despidieron sin más y ya está. El actor se muestra
cercano, incluso muestra cierta inquietud también irónica cuando no sabe muy
bien la verdadera intención del documental y que él contestará a sus preguntas, pero
que los directores actuales son muy habilidosos con las tijeras luego.
En cuanto a Pilar Franco, tiene su interés oír de su propia
voz toda la historia desde la figura poco edificante del padre, las relaciones
con su hermano Ramón, la frustrada vocación de marino, la utilización del
apellido Andrade…El único defecto es que puede resultar demasiado reiterativo
escucharla, aunque el director conjuga bien los cortes de Raza con sus
opiniones intercalándolos con los de Alfredo Mayo. De su boca saldrán, entre otras cosas, que su abuelo murió por una indigestión de chorizos o que su padre estuvo separado de la familia largo tiempo y que llevaba cierta "vida alegre" en Madrid, un funcionario del cementerio de la Almudena desvela que hasta hace poco su nombre no aparecía en la tumba familiar. Nos relata también que la muerte de su hermano Ramón fue un asesinato masónico o no le importa desvelar algún roce con Francisco Franco a raíz de unos tapices para el Rey de Marruecos en un desfile, entre otros temas
15/11/2023
Ensayo de orquesta (1978)
Finales de los 70, la carrera de Fellini estaba ya lo
suficientemente consolidada en su segunda etapa que empezó a raíz de La dolce
vita, el reconocimiento académico a Amarcord en 1975 sellaba la conformidad a
un estilo que generaba cierta controversia, sus detractores veían unas
realizaciones barrocas y repetir los mismos esquemas con un exceso cada vez más
insoportable. Por el contrario, sus defensores veían en sus películas un genial
retrato irónico de la decadencia occidental tanto cultural como políticamente, fiel reflejo de su Italia. El director había encontrado cierta
libertad en sus productores, pero también problemas para materializar sus
proyectos como ese Viaje de G. Mastorna cuyos decorados fastuosos llegaron a
construirse y guardarse, otro proyecto era el de La ciudad de las mujeres que
tenía que codirigir con Ingmar Bergman, pero que tras varios problemas de financiación
rodó él solo.
Precisamente, a raíz del retraso de este rodaje, Fellini
se puso a hacer un trabajo para la televisión, concretamente para la RAI, con
la que ya había colaborado en Los clowns. Se trataba de Ensayo de orquesta, una
película que suponía todo lo contrario al cine que estaba realizando, duraría
solo 70 minutos, se rodaría en 18 días y el coste sería mínimo. El argumento
sería el de retratar un enfrentamiento entre el director de una orquesta y los
componentes de esta, los cuales exaltan sus instrumentos sin contar con la
armonía del resto. Antes de empezar, una televisión quiere entrevistarles, pero
ahí empieza también una serie de problemas con los sindicatos.
La película en sí no tendría que causar ningún problema,
pero viniendo de Fellini era de esperar cierta lectura entre líneas y se vio en
ella cierta interpretación reaccionaria al momento que vivía Italia
políticamente. En un pase privado, acudieron a verla el presidente de la
República Sandro Pertini y el Jefe de Gobierno Giulio Andreotti, los cuales la
valoraron positivamente ya que ponía en evidencia que sin la armonía todo se
derrumba, pero el presidente de la Cámara Pietro Ingrao, por el contrario, se mostró muy crítico con el mensaje del film.
Tal controversia originó que hasta la RAI congelara la emisión de la película y
el mundo del cine lamentase que un director como Fellini estuviera censurado. “Lo
que me fastidia hoy, lo que me subleva es que de este film pueda darse, por muy
inevitable que parezca, una interpretación política, una reducción toscamente
política” declaraba él mismo a los medios e incluso amenazaba con
irse de Italia o abandonar el cine.
El Festival de Berlín acudió en su ayuda y decidió proyectarla,
aunque privadamente, la crítica remarcaba que era un alegato terrible contra la
fratricida democracia italiana, las circunstancias temporales también no hacían
más que ayudar a interpretarla así, se había rodado justo después del rapto y
asesinato de Aldo Moro. Pero Fellini insistía en que no era el tema, algo que
por otra parte no debería sorprender ya que en anteriores películas le pasaba
lo mismo, recordemos, por ejemplo, que en La strada se desmarcaba que tuviera
una interpretación motivada por la "Democracia Cristiana". Volviendo a sus
palabras nos decía que : la película tiene un potencial emotivo que en el
ánimo del espectador se puede traducir en emoción, malestar, vergüenza y creo
que habría que dejar al espectador solo con estos confusos sentimientos. La
carga ética del film consiste precisamente en este impacto.
Al ver Ensayo de orquesta y pese a su corta duración y
escasos medios, tengo la misma sensación de ver otras películas de él más
fastuosas, sus imágenes siguen teniendo esa magia tan característica, nos
retrata toda una serie de personajes entrañables, en especial el copista que recuerda tiempos mejores, o el escenario con
sus cuatro paredes desnudas, una cripta donde están enterrados siete obispos y
tres papas y que ahora se utiliza de auditorio por su acústica. Fellini no tiene compasión con los músicos y
los describe como indolentes, divididos y pendencieros, llegan a hacer el amor
bajo el piano, oyen el fútbol, se emborrachan… pero bien pueden unirse para
ejecutar cualquier obra, es aquí donde la utopía se hace realidad.
Cualquier análisis felliniano nos tendría que llevar también
a que el director no acostumbra a mostrar nunca un final cerrado, todo tiene su
interpretación. El hecho de retratar una decadencia lo veía como condición
indispensable para el renacimiento, pero era evidente el toque de atención
hacia su país: “sufriréis porque os pongo delante de un espejo” llegó a decir. Las
lecturas que un intelectual como Fellini destilaba merecían por lo menos ser
tratadas con respeto y sin colgarle epítetos como fascista. Aparte de ello, podía
haber dos interpretaciones, por una parte una advertencia a no seguir en el
desorden a no ser que se quiera ir a una dictadura o por otra, un lamento hacia
el tiempo pasado y nostalgia de esta. Por mucho que dijera Fellini, es inevitable la interpretación política, aunque esta es ambigua y no tan clara como se señaló.
La película tiene un valor añadido, fue la última
colaboración de Nino Rota antes de morir con Fellini, en ella hay toda una
partitura que aparte de evocar otros títulos, es todo un gozo para los oídos.
09/11/2023
Las dos inglesas y el amor (1971)
El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)
La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...
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