17/01/2024

El hombre mosca (1923)

 



Ya que estamos en la semana del que llaman el día más triste del año, nada mejor que combatirlo con una comedia y si encima nos remitimos al cine cómico mudo mucho mejor para reírnos de todos aquellos que nos programan el calendario con tonterías. Para estas últimas, más vale elegir las que elaboró dignamente Harold Lloyd, un cómico a la misma altura que Chaplin o Keaton, pero que con el paso del tiempo fue cayendo en el olvido.

Curiosamente, Lloyd fue un actor bastante taquillero, él como persona caía bien a todo el mundo, ofrecía un aspecto algo distinto a sus colegas, se presentaba con esas gafas de concha (casi se puede decir que un antecedente de las de Woody Allen) que no se quitaba ni para dormir, un sombrero de paja y un rostro afeitado y pulido, todo ello hacía que su rostro encajara perfectamente en el de un personaje tímido y bondadoso que buscaba como podía un hueco en una sociedad hostil.

Hará 15 años salió en DVD toda una colección muy cuidada de sus películas editada por la Universal y revisada por su nieta, pero la colección enseguida quedó descatalogada. A partir de ahí, de tanto en tanto, salía alguna de sus comedias de aquella manera, hace un par de años volvía El hombre mosca tanto en DVD como en Blu-Ray y como hiciera Lloyd, también aquello era intentar que la voluntad triunfara en una sociedad cinéfila que cada vez depende más de las plataformas. Creo que ya no se encuentra a la venta, aunque quizá en alguna tienda más especializada o por alguna web haya alguna edición.

El hombre mosca era su cuarta película y en ella hay la famosísima escena de él escalando ese edificio y sosteniéndose en las manecillas de un reloj, homenajeada luego en Regreso al futuro o por los Coen en la infravalorada El gran salto. El argumento era sencillo, un joven de pueblo para intentar conquistar a su novia decide probar fortuna en la gran ciudad y ganar el dinero necesario para casarse, se pondrá a trabajar en unos grandes almacenes, ahí se hará pasar por uno de los jefes cuando su prometida viaja para verle.

Aunque la película, como la mayoría de las de Lloyd, está dirigida por Fred Newmeyer y Sam Taylor, lo cierto es que el actor las supervisaba, a ello se añade el nombre del mítico Hal Roach en el guion. Lloyd ya había escalado edificios en algunos cortos como High and Dizzi (1920), Look out below (1919) o Never Weaken (1921), la idea provino de una exhibición que él mismo presenció y contrató al héroe de esa hazaña Bill Strother para que saliera en la película.

Pero sería injusto únicamente pararnos en esta escena o como suele pasar en bastante bibliografía ponernos a hablar de si Lloyd se jugó la vida o si por el contrario había más de un trucaje. Fue una escena con riesgo para él y cualquier debate es prescindible, aparte que saberla convertir en un ejercicio cómico con todas esas palomas inoportunas, la pegajosa red, la mujer impertinente y muy especialmente agarrarse a ese reloj hace que poco nos importe si era una transparencia o si estaba rodada en otro edificio.

Igualmente injusto es detenernos solo en esta escena, hay gags totalmente celebrados como aquel en el se esconde bajo un abrigo colgado en una percha o el inicio en el que lo vemos detrás de la reja junto a un hombre con gorra de policía y la soga de una horca al fondo. Mientras su madre y su prometida se despiden de él, el travelling hacia atrás revela que se trata de la despedida en la estación de ferrocarril.

Les recomendaría que la tuvieran en DVD, no esperen demasiado de las plataformas ni hagan caso de si está en YouTube, nunca se sabe cuando la pueden quitar, de verdad que se llevarían una joya para ver más de una vez sin cansarse y quitarse estas depresiones de "lunes tristes" que nos impone esta sociedad de hoy en día con finalidades comerciales. Como curiosidad, fue objeto de una especie de remake con el mismo Lloyd, la cual no he visto, llamada ¡Ay, que me caigo!(Feet first, 1930)

10/01/2024

Cómo casarse con un millonario (1953) La verdadera

 




El pasado 5 de enero me puse a mirar por curiosidad qué películas ofrecían las televisiones y me sorprendió que en la 1 estuviera programada Cómo casarse con un millonario por la madrugada, por un momento pensé que volvían los clásicos a la hora de las brujas, algo que a la tele púbica siempre le había ido bien, la mayoría de cinéfilos recuerda con agrado el Cineclub de la 2. Pero aquello fue un espejismo, se trataba de una película polaca reciente que no conocía, telefilmes de esos con los que suelen rellenar huecos sin saber qué criterios siguen los programadores. Con el ratón Mickey ya de dominio público, se ve que la normativa que impedía titular igual dos películas pierde su efecto tras los años.

Me entraron ganas de revisar la película que, al menos antes, casi todos conocíamos, protagonizada por Marilyn Monroe, Lauren Bacall y Betty Grable del año 1953, desempolvé el DVD de aquella colección que presentaba las películas de la mítica actriz por primera vez restauradas y respetando sus formatos originales. La dirigía Jean Negulesco, un nombre que para ciertas generaciones ya nacidas a partir de los 90 no les dirá casi nada. Era rumano y había sido pintor y decorador antes que cineasta, emigró a los EEUU buscando fortuna en aquel Hollywood glorioso, sus inicios fueron dificultosos, fue reemplazado de la dirección de El halcón maltés tras dos meses en ella por John Huston, su amistad con Anatole Litvak le propició que pudiera dirigir su primera película importante: La máscara de Dimitrios (1944), consiguió ya renombre con Humoresque (1946) y especialmente con Belinda (1948) con aquella Jane Wyman en el papel de una sordomuda, por aquel entonces esposa de Ronald Reagan, que hacía sufrir a los espectadores.


Pero el estilo Negulesco no gustaba a Jack L. Warner y a pesar de los logros y el éxito de público de esta última le recriminaba que hubiesen hecho una película de “una sordomuda en el estudio que creó el sonoro”, sus continuos roces le hicieron cambiar de casa y se fue a la FOX donde empezó con un excelente melodrama muy olvidado e infravalorado: Regresaron tres, si tienen la oportunidad de verla se la recomiendo. Pero el “toque Negulesco” que él mismo reivindicaba tener en sus películas se materializó en las comedias y melodramas que realizó durante los 50 para estos estudios. Cómo casarse con un millonario fue el inicio de un esquema de comedia glamourosa, cuyo mayor protagonismo residía en las actrices, la temática solía ser blanca e ingenua, pero en su conjunto quedaban unos productos agradables y felices. Coincidió aquello con el nacimiento del Cinemascope, de hecho esta fue la primera película rodada en este formato, pero la FOX cambió a última hora y adelantó el estreno de La túnica sagrada ya que la consideraba una película más importante para presentar el nuevo invento.

No les ha de sorprender que la película tarde casi 9 minutos en comenzar, había que promocionar aquella pantalla gigantesca y tras la fanfarria de la FOX salía Alfred Newman dirigiendo una gran orquesta e interpretando una partitura suya que se utilizó en un film de King Vidor llamado La calle donde ni siquiera salía su nombre, la música tenia un toque a lo George Gershwin y para esta comedia quedaba bastante bien al estar ambientada en Nueva York, también la FOX aprovechaba para promocionar el sonido estereofónico, después de los créditos salía un conjunto de escenas de Nueva York como si fuera el Manhattan de Woody Allen, las cuales causarían asombro en aquel momento a un público que solo había visto películas “cuadradas” y no "rectangulares" para entendernos. No sé hoy si esta película fuese programada en televisión si todo esto quedaría suprimido, en los 90 cuando la vi se respetaba todo, pero ahora ya saben y como a la FOX parece que les importe un churro sus películas antiguas pues a saber qué pasaría.


Después de toda esa promoción comenzaba el argumento con una Lauren Bacall elegante que cerraba un acuerdo para alquilar un apartamento donde ella con otras dos amigas se dedicarían a buscar un millonario con quien casarse. Aparece entonces una Marilyn Monroe que no quiere llevar gafas, pero que es incapaz de ver tres en un burro, lo cual provoca gags a lo largo del film y sonrisas. A la actriz no le gustaba nada este papel de chica ingenua y pizpireta, sin embargo cumplía y demostraba ser una gran actriz de comedia. A ella se unía la ya por entonces “veterana” Betty Grable, que hasta entonces era la rubia oficial de la FOX y casi era una manera de presentar el relevo.

Más que por el argumento, destacaba el film por su elegancia a la hora de tratar las distintas historias, este tipo de comedia sirvió de base para muchas comedias españolas tipo El día de los enamorados, el público salía contento de la sala, veía unas grandes actuaciones, se maravillaba con la fotografía y concebía el cine como esa fábrica de sueños que le permitía evadirse de sus problemas. Negulesco decía que ser director no era difícil porque ya se rodeaba de un equipo y todo lo más era poner sus nombres en los títulos de crédito. Aquí, por ejemplo, estaba rodeado del guionista y productor Nunnnally Johnson uno de los mejores guionistas de la FOX que había trabajado con John Ford en Las uvas de la ira o con Lang en La mujer del cuadro, aquí adaptaba una obra de teatro que ya había servido de modelo para otras películas del estudio no tan conocidas como Tres rubias (1932) o Se necesitan maridos (1942). Por otra parte contaba en la fotografía con Joseph McDonald cuyo trabajo en Niágara resultó excelente y ya al tener experiencia con Marilyn se decidió que fuese él quien la inmortalizara en su primer Cinemascope, directores artísticos como Leland Fuller o Lyle R. Wheeler que había trabajado en Lo que el viento se llevó o el vestuario de Travilla que ya vistiera a la Monroe en Los caballeros las prefieren rubias y posteriormente en La tentación vive arriba.


Al ser una película de actrices, no se quiso poner a actores importantes, con perdón de William Powell, y se decidió promocionar a los galanes jóvenes del estudio a la búsqueda de algún nuevo Tyrone Power. Así pues teníamos entre los pretendientes de las mujeres a un David Wayne en un papel deliciosamente poco creíble y también con problemas a la hora de llevar gafas, su carrera no tuvo mucho eco salvo en televisión. Más famosos serían Rory Calhoun, inexpresivo donde los haya, pero por entonces con ese perfil de guaperas que acabó de secundario en westerns o el malo de Río sin retorno también con Marilyn, Sergio Leone lo rescató para protagonizar El coloso de Rodas en plan Victor Mature. Y el otro era Cameron Mitchell, popular en televisión con sus series del oeste y también como secundario en varios, pero sin cuajar en grandes películas los tres. A ellos se unían los veteranos William Powell en su penúltima aparición como el pretendiente de la Bacall que por razones de edad no quiere estar con ella, pero la Bacall le contesta que a ella le gustan los hombres maduros como ese galán de La reina de África, divertida referencia a su entonces marido Humphrey Bogart. Luego teníamos al siempre notable Fred Clark en un papel divertido que lleva a la Grable a un refugio de montaña totalmente distinto a lo que ella pensaba, para calmarla le pone una música que ella reconoce de Harry James (otra referencia curiosa ya que el músico era también su esposo).

El papel de Marilyn y la comedia en sí recuerdan a Los caballeros las prefieren rubias, aunque evidentemente la mala baba de la novela de Anita Loos y la ironía de Hawks aquí no están presentes salvo en algunos diálogos como el que hace referencia a Dorothy Parker y su sentencia de que "los hombres rara vez se insinúan con chicas que usan gafas".

El éxito de esta comedia propició que Negulesco repitiera el esquema en otras deliciosas comedias blandas como Creemos en el amor o El mundo es de las mujeres, pero en los 60 Hollywood empezaba a cambiar y ya estos modelos no encontraban acomodo, a pesar de que Negulesco era un gran director e incluso buscó seguir su carrera en Europa rodando Jessica en Italia con una Angie Dickinson esplendorosa, su tiempo había acabado dentro de ese cine como fábrica de sueños. Su amigo Orson Welles le recomendó vivir en España, le buscó una casa en Marbella y se trasladó a mediados de los 60 hasta su muerte en 1993 y ahí está enterrado por si a alguien de TVE le interesa y en vez de un telefilme ofrecer una película de él, al menos nos sirve esto para llenar unos cuantos párrafos, ya que lo emitido el otro día no creo que diera ni para dos líneas.


04/01/2024

Chitty Chitty Bang Bang (1968)

 

Damos la bienvenida al año y como suele ser habitual en este blog recordamos alguna película infantil, en este caso traigo Chitty Chitty Bang Bang dirigida por Ken Hughes en el año 1968. En su momento fue un gran éxito y en nuestro país su resonancia fue tal que hasta tuvo un reestreno en 1980. Digo esto porque era un musical y ya en esos años empezaba el tema a decaer, no hace mucho hablaba de la versión de Willy Wonka con Wilder que pasó desapercibida como pasó con otros films similares.

La película partía de un libro de Ian Fleming, el autor de James Bond, escrito en 1959, el productor de estas Albert R. Broccoli quiso aprovechar el éxito de la saga y adaptarla, no era tarea fácil ya que estaba dirigida a un público infantil y era demasiado arriesgado, la fórmula ideal era  escoger a Dick Van Dyke que estaba en la retina de muchos por su interpretación en Mary Poppins y  contó con los músicos de esta y de otras producciones Disney: Los hermanos Sherman. Mientras los estudios del ratón Mickey seguían llorando la muerte de Tío Walt y no consiguiendo los éxitos de antaño, la habilidad de Broccoli les dio mil vueltas.

En el guion tuvo el acierto de contar con Roal Dahl, su intervención se nota ya que le añade ese toque casi mágico de recrear ese mundo fantástico y de ensueño de los juguetes, en el reparto teníamos a Benny Hill en un papel entrañable y que también participó en la historia para añadirle humor y que no se les fuera demasiado la historia al combinar tantos elementos.

Ken Hughes no fue un director con una gran carrera, participó en la dirección de la estrambótica Casino Royale (1967), otra novela por entonces no muy conocida de Ian Fleming, su mejor película fue Cromwell (1970), antes había tenido alguna comedia negra como Cáete muerta, cariño (1966) con Tony Curtis que convendría revisar. Para el papel de la protagonista, eligió a la casi desconocida Sally Ann Howes, la cual estaba llamada a ser una de las grandes estrellas del cine tras diez años en Broadway triunfando en obras como La leyenda de la ciudad sin nombre. Broccoli la escogió en un casting que contó con 200 aspirantes y que suponía el regreso a su país, pero prefirió posteriormente dedicarse a la televisión y al teatro. En el resto del reparto teníamos notables secundarios como Lionel Jeffries o Gert Frobe en un papel de malvado muy curioso, más aun a raíz de su Goldfinger, otro acierto el contar con él por parte del productor y conseguir traer al cine público no exclusivamente infantil.

A pesar de no ser una película Disney, de bien seguro que más de uno la vería así, incluso las canciones en la versión española tenían los mismos dobladores que en Mary Poppins, a él ponía su voz el ya mítico Salvador Escamilla y a ella la olvidada Teresa María. Más de un crítico dice que las canciones son demasiado infantiles, se supone que no iban a ser tenebrosas ni de un corte dramático, yo las encuentro muy pegadizas, casi todas son de un nivel de notable y con coreografías conseguidas.

Otro acierto fue la fotografía panorámica y sus escenarios, muy especialmente rodar en el castillo de Neuschwanstein de Luis II de Baviera, todo lo que era la ambientación, la dirección artística, el vestuario estaba bien cuidado y es una película que cada vez que la emitían en televisión a mí me hacía ilusión verla  y volver por un momento a esa candidez de la infancia y que en Navidades y más en vísperas de las fiestas de los Reyes Magos siempre gusta revivir.

 

21/12/2023

Feliz Navidad y cinco películas de los 80

 

Ya en vísperas de Navidad y este blog os quiere felicitar las fiestas y agradecer vuestra lectura semanal, ya que son fechas especiales, hoy cambio el formato y os recopilo 5 tráilers de películas de los 80 que nos gustaban, o quizá lo contrario, ver durante estos días.

 Empiezo por Los fantasmas atacan al jefe, esta fue una versión moderna del popular Cuento de Navidad de Charles Dickens con un Bill Murray más irónico que nunca, el título en español aprovechaba el éxito de Los cazafantasmas, en televisión no paraba de darla Tele5 cada año en los 90, incluso a veces hasta fuera de fechas. Murray luego se superaría en Atrapado en el tiempo y como si fuera la marmota, siempre la vemos, aunque la sepamos de memoria.

   

 Otra comedia ochentera navideña fue Entre pillos anda el juego (1983), un inspirado John Landis ofreció una comedia con aires de clásico. El reparto contaba con otro "cazafantasmas" Dan Aykroyd y un Eddie Murphy antes del Superdetective en Hollywood, mención aparte merecen Ralph Bellamy y Don Ameche, geniales malvados aquí. Con este film, algunos entendieron cómo funcionaba la Bolsa.

 

Dejamos de momento las comedias y nos vamos a una película de amor, cuando en 1995 Meryl Streep protagonizó Los puentes de Madison, el más cinéfilo ya sabía que la actriz tenía experiencia en un papel similar, se trataba de Enamorarse (1984) en la que se enamoraba de Robert de Niro, el flechazo empezaba en un metro, pero sobre todo en una librería en plena compra impulsiva navideña donde, por error, se intercambiaban los títulos. Dirigida por Ulu Grosbard, no dejaba de ser otra especie de “remake” de Breve encuentro. La película no estaba nada mal.

   

 Vamos ahora al género de terror, en 1984 Steven Spielberg consiguió uno de sus mayores éxitos como productor, se trataba de Gremlins y la dirigía Joe Dante, con los años ya se ha convertido en todo un clásico de estas fiestas a pesar de ser un filme totalmente antinavideño, incluso en algunos de sus diálogos. La nostalgia ha convertido todos esos bichos feos más el bueno en unos iconos de un tiempo que ya no volverá, de cuando íbamos asiduamente al cine, alquilábamos y comprábamos el VHS, esperábamos su pase por televisión, nos comprábamos su banda sonora, los muñecos…

   

Y para acabar con este quinteto, recurrimos a Santa Claus. El director Jeannot Szwark que quedó muy tocado por haber dirigió aquella Supergirl, pero tuvo una de sus películas más recordadas con Santa Claus, el film. David Huddleston hacía el papel, aunque la estrella era el hoy ya muy olvidado Dudley Moore cuya comicidad estaba en auge. No era una gran película, pero sí un film simpático, agradable, que llenaba alguna que otra tarde pesada, la música era de Henry Mancini, por cierto. Título bastante reivindicado por el recuerdo también, ni en DVD ni en plataformas está, a veces algún pase perdido....

13/12/2023

Un mundo de fantasía (1971): El primer Willy Wonka

 



Se acaba de estrenar una nueva versión del libro de Roal Dahl Charlie y la fábrica de chocolate, la verdad es que cuando vi el tráiler hace unas semanas pensaba que sería la típica película para pasar las navidades, pero la crítica está diciendo maravillas de ella, incluso añaden la muletilla que hasta uno se olvida que es Timothée Chalamet quien hace de Wonka. Como recordarán tal personaje fue interpretado anteriormente por Gene Wilder y Johnny Deep, aprovechando el momento vamos a repasar la primera versión de 1971.



Dahl había escrito el libro en 1964 y Mel Stuart, un director no muy conocido, recibió el encargo nada menos que de su hija, la cual se encaprichó de aquella lectura y le pedía que hiciera una película, al final aquel empeño pudo y se puso manos a la obra. Está catalogada como musical, aunque los números son pocos y la coreografía algo pobre, la partitura corrió a cargo de Anthony Newley y Leslie Bricusse que tenían ya cierta experiencia en similares producciones dirigidas a un público infantil como Muchas gracias, Mr. Scrooge o El extravagante Dr. Doolitle. Este tipo de cine estaba de capa caída como corroboran fracasos como Las aventuras de Alicia, El pájaro de fuego y cierto bajón en la Casa Disney que no acababa de encontrar su línea desde la muerte de Walt en 1966.



En España la conocimos como Un mundo de fantasía y su estreno fue en unas navidades, sus números fueron flojos, apenas 288.510 espectadores y cayó en el olvido, salvo cuando se reponía en televisiones también por esas fechas ya que lograba una buena audiencia. La versión de Burton rescató tal versión y comenzó a ser editada en DVD, por cierto en una excelente edición en el extranjero. También se puso de moda, hace unos años, con la cara de Wilder hacer unos "memes" a través del WhatsApp o de otras redes sociales  donde el personaje irónicamente lanzaba una pregunta.

Fuente: Perú21

Gene Wilder por aquel entonces aun no tenia la fama posterior, aunque ya había trabajado con Mel Brooks en Los productores, película que en nuestro país se estrenó tarde y después del éxito de El jovencito Frankenstein, su personaje sirvió también para que apareciera en un papel en la versión musical que Donen hiciera de El pequeño príncipe. Probablemente sea de sus mejores creaciones, le puso una condición al director y esta era que le dejara en la primera escena salir cojeando y luego dar un salto para que así el público no supiera si está diciendo la verdad. Tal idea parece que gustó a Mel Stuart que utilizó también la táctica de rodar las reacciones de los actores sin que supieran si aquello formaba parte del guion, hasta en una escena los actores pensaban que Wilder había sufrido una crisis psicótica.


No he leído el libro, así que no puedo comparar, pero deduzco que bebe bastante de clásicos de la literatura infantil como Alicia en el país de las maravillas, él mismo quiso participar en el guion y a pesar de tener una historia que visualmente podía ser bastante rica, no logró los resultados esperados:  los ríos y cascadas de chocolate, las ocas gigantes que ponen huevos de oro, burbujas que permiten volar, los caramelos que nunca se acaban, televisores que envían a través de las ondas objetos y personas en vez de imágenes no acaban de convencer, aunque el encanto kitsch en años posteriores les hace tener algo de encanto.


Tampoco la historia es nada del otro mundo, cinco niños que ganan un sorteo para ver la fábrica de tal enigmático personaje , todos ellos llenos de tópicos, desde el glotón, la avariciosa, el tramposo o el niño protagonista que es humilde, con buen corazón y con cara de no haber roto ningún plato, ya lo dice el personaje en un momento que todos son unos maleducados, incluidos sus padres que los acompañan que aun son peores. Pero a pesar de estas objeciones, lo que salva el film es la actuación de Gene Wilder, por lo que la película se ha revalorizado y va gustando más. La versión de Burton, aunque más rica visualmente, tenia mucho de su mundo particular y se le acusó de no ser fiel al espíritu del escritor.

Veremos, pues, si esta nueva versión corrige los defectos de las dos anteriores a pesar de Timothée Chalamet.

05/12/2023

Homenaje a Concha Velasco: Yo soy fulana de tal (1975)

 



El pasado sábado fallecía la gran Concha Velasco, su nombre se añade en este año funesto a los de Carlos Saura, Laura Valenzuela, Carmen Sevilla…Por eso, voy a dedicar un pequeño homenaje, algo improvisado, escogiendo una de sus películas de las que no se habla tanto. Estos últimos días en los resúmenes que se han hecho en distintos medios se han citado sus colaboraciones con Pedro Olea, su excelente recreación de Santa Teresa de la mano de Josefina Molina o su etapa con Sáenz de Heredia, curiosamente sin mencionar demasiado su nombre, cabe recordar que quizá fuera el director que le dio gran popularidad cuando la puso a cantar la chica yeye en Historias de la televisión, de él son también las mejores películas de su tándem con Manolo Escobar o su salto hacia papeles dramáticos con Los gallos de la madrugada para dejar de ser Conchita.




Pero hubo otro director también apenas citado que le dio unos papeles en comedias bastante notables, me estoy refiriendo a Pedro Lazaga, mis lectores habituales sabrán que soy un gran defensor de él, Los tramposos (1959), Trampa para Catalina (1961), Sabían demasiado (1962), Martes y trece (1962), El vikingo (1972) son buenas muestras en las que la actriz aportaba su talento en unos guiones que la crítica solía infravalorar. Injusto sería olvidarme de Mariano Ozores, Javier Aguirre, José María Forqué, Jaime de Armiñán, Rafael J. Salvia, Fernando Palacios, Fernán Gómez, Berlanga…Incluso de Rovira Beleta que le dio también uno de sus primeros papeles dramáticos y en una coproducción internacional en No encontré rosas para mi madre (1973) que tantos disgustos le ocasionó a él y ella años más tarde la recordaba como una película porno, aunque no lo fuese, pero en Francia se añadieron escenas sin el consentimiento del director, creo que su actuación ayudó bastante a que tuviera papeles más dramáticos luego.

Pero de la que voy a hablar es de una de Lazaga cuyo título es Yo soy fulana de tal del año (1975), tal año fue muy prolífico para la actriz, nada menos que siete películas, entre ellas su actuación más querida según confesó en un homenaje en la Filmoteca de Cataluña: Pim, pam, pum... ¡fuego! de Olea y títulos nada desdeñables como Las bodas de Blanca de Francisco Regueiro, Mi mujer es muy decente, dentro de lo que cabe de Antonio Drove o El love feroz de José Luis García Sánchez.

Yo soy fulana de tal partía de una novela de 1963 de Álvaro de Laiglesia quien fuese director de la revista satírica "La codorniz" durante 33 años, aquella cuyo lema era: “La revista más audaz para el público más inteligente”, el escritor declaraba que sus libros ya los vendía solo con el título, algunos ejemplos son: En el cielo no hay almejas, Todos los ombligos son redondos, Qué bien huelen las señoras o Dios le ampare, imbécil, novelas que había  que leer entre líneas.

Concha interpreta a una chica de pueblo que acaba convirtiéndose en una prostituta, nos va narrando su vida y ese mosaico variopinto de hombres con los que va saliendo. Sé que puede parecer una película vulgar y no apta para ciertas sensibilidades feministas, obviamente no la voy a calificar de progresista, pero conviene situarse en los años de la novela y de la película y ya que Lazaga tuvo esa audacia al dirigirla, convendría dejar paso a la inteligencia para analizarla como se debe y no ir con los prejuicios típicos.

Al disponer de un buen material con este libro, supo sacar esa influencia italiana al máximo y que tenía en bastantes de sus comedias, aunque teniendo que esconderla por la censura. Su filme es más parecido a los de Pietro Germi o Mario Monicelli, activa notablemente en todo su metraje las contradicciones entre los actores y ella a la que explota bien con una de sus actuaciones más memorables en las que va cambiando de registro sin perder la credibilidad, ahí la tenemos como una chica ingenua y cándida o caricaturizando su oficio, me recuerda a la Giulietta Massina de Las noches de Cabiria que tanto alababa.

Detrás de todo ese humor hay la crítica contra los acondicionamientos sociales que lleva a una mujer a acabar siendo eso, estamos pues en una comedia que más de uno sin verla la tachará de machista, casposa y vulgar, algo totalmente injusto. Hay además, y siguiendo con ese toque italiano, aspectos neorrealistas y la inserción de escenas más dramáticas.

En el reparto tenemos a varios de los grandes: Antonio Ferrandis, Francisco Algora, Fernando Fernán Gómez…todos ellos perfectamente dirigidos por un Lazaga que dotaba de un ritmo vertiginoso, tan característico en él, la acción. La propia Concha Velasco siempre tuvo palabras de cariño hacia él y que los actores que trabajan con él le querían.

La película en pleno 1975 tuvo sus bueno números, aunque se quedó a las puertas del ansiado millón de espectadores, Lazaga era repudiado por muchos críticos, incluso en un festival de Molins de Rei en el que se le quiso homenajear tuvo él mismo que declinar porque se le tachaba de director de época franquista y no quería perjudicar. El film conoció una secuela Fulanita y sus menganos, aunque Concha fue sustituida por Victoria Vera y según contaba la actriz, un productor de varias salas la había vetado por haber apoyado una huelga de cines y presionó para que no la protagonizara. La secuela recaudó la mitad y no tenía tanto ingenio, a pesar de seguir contando con Lazaga.

No he podido hallar ningún vídeo de alguna escena, la tenía en DVD y tuve la mala pata de que el disco estaba defectuoso, aunque la pude visionar de aquella manera hará unos 10 años. Desde estas líneas mi recomendación y que este título pudiera hallarse de manera más accesible ya fuera en plataformas como FlixOlé o reeditando el DVD que aun se podría encontrar por internet a precios de escándalo. Descanse en paz Concha Velasco y agradecerle todo su gran trabajo y su cercanía al espectador.





30/11/2023

Los USA en zona rusa

 



Las recientes declaraciones de David Fincher a raíz del estreno de su última película en Netflix sobre las salas de cine a las que califica en su mayoría como "lugares húmedos, malolientes y grasientos" animan los comentarios sobre el futuro de cómo se ha de ver el cine, no hace mucho Víctor Erice defendía todo lo contrario. Los cinéfilos, en su mayoría, han atacado al director de Seven y no sin razón, aunque habría que analizar la situación de muchos multicines para ver que tales epítetos no están dichos gratuitamente.

No abriré la polémica de si el cine en plataformas televisivas está infravalorado, sino que cogeré mi particular máquina del tiempo y nos iremos a los 90, ya que esta semana es el cumpleaños de Woody Allen (88), el cual decidió en 1994 hacer su primera película para televisión, bien es cierto que la situación era muy distinta, no había ni siquiera internet público y las plataformas pues eran las distintas cadenas y grabábamos en VHS lo que nos interesaba. El director gozaba en aquellas fechas de gran popularidad a pesar de todo el affaire con Mia Farrow,  sus dos anteriores películas son ya clásicos de la comedia: Misterioso asesinato en Manhattan y Balas sobre Broadway. Así que el productor Jean Doumanian le animó para dar el salto a la pequeña pantalla.

He sido crítico con la televisión porque pensaba que era un gran medio que no conseguía resultados sustanciales” declaraba un Allen que aborrecía el medio y tampoco quería trabajar en ella ya que “si me veían en la pequeña pantalla no iban a pagar para verme”. La obra escogida para tal estreno era su primera obra de teatro: Los USA en zona rusa, título español para el original Don´t Drink the Water (No bebas el agua) donde una familia neoyorkina era confundida por unos espías durante un viaje turístico al telón de acero en los años de la guerra fría.

Tal obra había sido ya llevada al cine en 1969 por Howard Morris, el cual no tendría demasiada fortuna detrás de las cámaras, estaba protagonizada por Jackie Gleason y Estelle Parsons, Allen la aborrecía y no quiso saber nada de ella ya que estaba muy molesto con la manera en que habían tratado su guion en ¿Qué tal, Pussycat? de Clive Donner. Esta versión no hay manera de verla, aunque en España se estrenó en 1971,  recuerdo dos pases en los 90, en VHS estaba editada, pero en DVD curiosamente no llegó, aunque sí en otros países. En Youtube podemos ver los títulos de crédito.




“La he visto hace unas semanas” así despachaba Allen cuando le preguntaban por ella, si ya el director odia sus propias filmaciones, imagínense lo que pensaría…Filmar en televisión supuso todo un cambio en la metódica de rodar ya que suele tomarse sus trabajos de forma muy relajada y estaba un año entero, aquí fueron solo tres semanas y media y calificaba el día a día como muy duro, así como no poder contar con más presupuesto. Fue un contrato con la productora Sweetland Films para la cadena de televisión ABC, curiosamente coincidió la filmación con una miniserie sobre la vida de Mia Farrow en la NBC, en las ruedas de prensa le preguntaban por esta última y con ironía contestaba que esperaba que su personaje fuera real y no un dibujo animado.“ Que un cineasta de la categoría de Allen haya aceptado trabajar para la televisión significa que las barreras de clase entre las películas y los telefilmes han desparecido” escribía el crítico del New York Post. 

La cámara nerviosa del director no deja de moverse en los 90 minutos de duración con bastantes planos secuencia, se nota un cariño especial hacia los actores que se mueven con bastante libertad, con ello se consigue el objetivo de olvidarse de sus esquemas teatrales. En su reparto destaca Michael J. Fox poco antes de diagnosticársele el párkinson y demuestra las buenas dotes de comicidad, entereza y credibilidad para el género. Otro papel curioso es el que interpreta Dom De Luise, el de un cura que lleva refugiado en la embajada desde hace un montón de años y que se ha tenido que dedicar a aprender trucos de magia con desigual fortuna, tal personaje remite al Cardenal húngaro Jozsef Mindszenty que tras el fracaso de la revuelta de Hungría contra el régimen comunista en 1956 se vio obligado a refugiarse más de diez años en la embajada de EEUU. Los más cinéfilos recordarán el personaje al haber sido interpretado por Alec Guinnes en El prisionero, basada en su vida.


La comedia funciona y evocaría también (recordemos que fue escrita en 1966) a todo aquel subgénero con notables comedias paranoicas como ¡Qué vienen los rusos! o Teléfono rojo ¿Volamos hacia Moscou? En aquellos 90, al ser un producto de televisión quedó rápidamente olvidado, aunque tal trabajo quizá animara a que proyectos escritos años antes vieran la luz, caso de La maldición del escorpión de Jade, Granujas a medio pelo o Si la cosa funciona. Décadas más tarde, filmó aquel contrato con Amazon para rodar varias películas pudimos ver la serie de Crimen en seis escenas que no estaba nada mal, aunque recibió malas críticas, la aparición nuevamente del tema Mia Farrow en pleno movimiento "Me too" motivó una campaña en contra que afectó negativamente sus últimos estrenos, algo que le llevó a rescindir el contrato y buscar otros medios en Europa para poder rodar su película anual y con ella seguir animándonos a ir al cine.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...