No podía acabar mejor para los cinéfilos este mes de
septiembre, mientras unos discuten el palmarés del Festival de Cine de San
Sebastián y otros discuten sobre Dune y hasta resucitan la anterior versión de
David Lynch que nadie vio en su momento, en el medio aparece Clint Eastwood con
su nueva película Cry Macho.
Así pues, servidor se fue este viernes a que le alegrara el
día, me daba igual que algún que otro crítico considerable tecleara que ya
podía dejar a alguien más joven para protagonizarla, o que otros insignes
expertos, a falta de un Woody Allen para lanzarle los dardos, teclearan que ya nada tiene que decir.
Primavera en otoño (Fuente: FilmAffinity)
A Eastwood poco le importa lo que digan de él, es de los
pocos políticamente incorrectos que quedan en este séptimo arte tan sujeto a
modas efímeras. Él a sus 91 años sigue dirigiendo y actuando para envidia de unos y gozo de todo aquel que ame el cine. Aquel actor que
en vez de hacer las Américas, hizo las Españas, comenzó a ponerse detrás de la cámara hace
justamente medio siglo con la excelente Escalofrío en la noche de la que bebió
tanto y plagió Adrian Lyne y su Atracción fatal.
Entre ellas actuaba bajo la batuta de Don Siegel en aquel
pseudowestern extraño y fascinante llamado El seductor y en la insuperable
Harry, el sucio, y mientras unos en aquellos 70 discutían sobre la violencia del
filme y otros se ponían a hablar de cine de arte y ensayo, él se ponía de nuevo
en el medio y sorprendía con su cambio de registro en su segunda película como
realizador, Primavera en otoño.
Era una película romántica entre una joven hippie y un hombre de negocios divorciado que encarnaba William Holden. Aquel filme era un canto de
defensa a quienes esta vida aparta, ya sea por la edad o sus ideales. Este tema lo
ha ido plasmando a lo largo de los años, y el espectador que vaya a ver Cry
Macho lo volverá a hallar con esa ex estrella de rodeo y
criador de caballos retirado que acepta el encargo de un antiguo jefe para
traer a su hijo pequeño desde México para alejarlo de su madre alcohólica.
Eastwood se permite también ir confeccionando un puzle y repasar las constantes de su trayectoria, en ese viaje veremos algo de Mula o de Un mundo perfecto, la idea de la redención nos llevará a Gran Torino. incluso en lo formal también remite a Sin perdón, entre otras.
Pero Eastwood a lo Hitchcock recurre al "Macguffin", no hay
que buscar tampoco mucho más allá en esta historia principal, sino más bien en su
personaje que a su edad hasta se atreve a bailar un bolero y a conducir un
coche por esas carreteras huyendo de la policía o teniendo que dormir en una
capilla. Así pues, con Cry Macho nos reitera que el amor no tiene edad, ni pone
barreras entre distintos pensamientos, razas y credos, las fronteras no existen como ya nos dijera casi
50 años antes.
Eastwood ya ha declarado que no se piensa retirar y
constantemente huye de todas esas convenciones ridículas que en los últimos
tiempos nos invaden y que está afectando mucho al cine y que en un futuro, si esto logra remediarse, será objeto de estudio. Poder verlo de nuevo es
un desahogo al respecto, un hermoso homenaje a las libertades individuales y
hasta un milagro en el panorama triste actual.
Capaz de combinar siempre un cine de autor (Bird, El aventurero
de medianoche) con otro más popular (Firefox, El sargento de hierro), sus
películas ya forman parte de la historia del cine. Más de uno se pregunta si es
un autor o un artesano, qué más da, la respuesta ya la saben, en el medio.
Mario Camus en la Seminci (Fuente de la fotografía: Wikipedia)
El pasado
sábado fallecía Mario Camus, para la mayoría el director de Los santos
inocentes, el programador de TVE estuvo atento y la programó esa misma noche
como homenaje, algo habitual hace un tiempo y que ahora no suele pasar, cosas
de que la “programación ya está cerrada y aprobada”.
Fuente: FilmAffinity
Camus murió
en el olvido, desde los 90 sus películas apenas llegaban a los 200.000
espectadores, sin embargo su nombre sonaba para muchos estudiantes de instituto
que recurrían a sus adaptaciones de obras literarias para no leerse el libro.
Así pues La colmena, Los santos inocentes, La casa de Bernarda Alba o Fortunata
Jacinta habían sido escritas por Camus para ellos y no por sus autores
correspondientes.
Pero ver la
película y no leer el libro podía traer nefastas consecuencias y que se dieran
cuenta los profesores de la repelencia de aquellos estudiantes tan
acostumbrados a no leer algo que no trajera algún dibujito. Por el contrario,
disfrutar con su lectura y complementarlo con aquellas películas le enriquecía
a uno y de paso arañaba algún punto en el temido examen.
Lástima que
ya en los 90, los institutos no citaran para nada a escritores como Ignacio
Aldecoa del que Camus realizó tres notables adaptaciones: Young Sánchez, Con el
viento solano y Los pájaros de Baden Baden. Más de uno las descubrió un pelín
tarde.
Cuando
alguien muere en España, comienza a salir toda una hilera de intelectuales y de
tuiteros lamentando el fallecimiento, pero no pasamos de ahí, quizá por
aplicar en extremo lo de “En polvo eres y en polvo te convertirás”, mandamos al
ostracismo a los nuestros, los velamos bien y los mandamos de nuevo al olvido. No
hace muchos días podíamos ver la gran muestra de duelo de los franceses ante la
muerte de Jean Paul Belmondo, sin duda alguna, el país galo tiene una
concepción distinta a la nuestra para recordar a sus ilustres personajes.
El repaso a
la historia del cine español está lleno de grandes olvidos, Camus debutó en la
dirección en 1963 gracias a Ignacio F. Iquino que le produjo el filme y que
volvió a contar con él para Young Sánchez, pero pocos han recordado este dato.
Desde que comencé este blog, he pretendido que de tanto en tanto vayan saliendo
nombres como el de mi admirado director de El Judas, tan denostado por muchos a
los que dio de comer.
Camus tuvo
la habilidad de rodar un cine ensayista y combinarlo con otro más popular, ahí
están las de Raphael, las cuales tenían un toque de calidad que ya les hubiese
gustado a otros cantantes en su cita con el celuloide. También Sara Montiel
pudo mostrar sus dotes de buena actriz sin dejar de ser Saritísima, con un
guion de Antonio Gala la vistió de monja para acto seguido verla de cantante,
algo así como la Mangano en Ana. Lástima que Jorge Grau no pudiera con ella unos años después...
A Pepa
Flores “Marisol” también le dio la oportunidad de demostrar sus grandes
cualidades como actriz y que se olvidasen de que la vida ya no era una tómbola
en la notable “Los días del pasado”, pero el público no quiso saber mucho de
ese cambio y acabó siendo un injusto fracaso. Incluso rodó con un Terence Hill
sin que diera puñetazos con ruido de cazuelas en un extraño pseudowestern
llamado La cólera del viento…
Pero fue en
los 80 con esas adaptaciones de Galdós, Cela y Delibes donde Camus consiguió su
máxima popularidad. La colmena parecía una novela imposible de llevar a la
pantalla en solo dos horas, el habilidoso guion firmado por José Luis Dibildos
lo conseguía con un repaso por otras obras de él y donde la esencia del
escritor quedaba bien retratada, más de una vez he pensado que el propio Cela
intervino en ese guion. La película se llevó el Oso de oro del Festival de Berlín.
Con Los
santos inocentes el director llegaba a su cima y el cine español aumentaba su reconocimiento
internacional, Alfredo Landa conseguía que le reconocieran su actuación y así
lo quiso corroborar el Festival de Cannes, aunque Pilar Miró (quien fuera pareja durante años del director) se empeñara en
llamar a Dick Bogarde, entonces director del Festival, para que al final Francisco Rabal fuera premiado también.
Se deducía que el nombre de Camus llegaría a
más, y aun le quedaban bastantes años para seguir aumentando de grandes obras
su carrera. Por desgracia, no fue así y el público lo olvidó completamente, ya
nunca más tendría un éxito. Sin embargo, seguía rodando y poco le importaba lo
que pedía el gran público o los críticos.
Combinaba
aciertos como Sombras en una batalla o El color de las nubes con otras no tan inspiradas que acababan siendo fallidas por un tratamiento superfluo en sus
personajes, como aquella adaptación de La ciudad de los prodigios de Eduardo
Mendoza. En el 2007 se despedía con El prado de las estrellas, tenía 72 años
entonces y en este país rodar aun con esa edad era un logro. En su modestia
declaraba que si había aportado algo al cine español, bienvenido era. Y así ha
sido, efectivamente. Descanse en paz.
Mediados de septiembre y las diferentes televisiones van
mostrando sus novedades, personalmente poco me interesan, pero hay una que sí,
la Trece anuncia el fichaje de José Luis Garci que volverá con el formato de "Qué grande es el cine" a partir de noviembre. Debido a que el nombre forma parte
de TVE, se denominará "Classics" con Garci.
Ustedes ya saben que no soy muy amigo de la Trece por su
forma de tratar las películas: Supresión de los títulos iniciales, cortes sin
sentido, formatos alterados...Por eso, el retorno de Garci me inquieta, no sé
hasta qué punto puede él decirles que las películas de su espacio sean vistas como
es debido. Otro aspecto que no sé es la duración que tendrá el coloquio.
La Trece halló un filón de oro, y nunca mejor dicho, con los
westerns tras tener que suprimir parte de la producción propia por problemas económicos, sus emisiones por la tarde fueron ganando un público fiel, más de una
emisión lidera la audiencia de las TDT y son la mejor alternativa ante los
lamentables espacios de corazón que tanto predominan a esa hora. Hace ya
algunos años a TVE se le ocurrió la idea en verano de poner una película del
oeste después del Telediario y fueron también todo un éxito, idea que no les
iría mal aplicar actualmente…
La Trece también apuesta por el cine después de sus
informativos, especialmente cine de aventuras o de guerra. Los fines de semana
dedican un ciclo a un actor, tardes completas de grandes títulos de John Wayne
o de Clint Eastwood se alternan con otras dedicadas a bodrios de Van Damme o a
los Rambos, que repiten hasta la saciedad, pero que aun así tienen buen público
y que ofrecen uno de los contrastes más curiosos que se pueden contemplar en
televisión, el verlas entre misas y mensajes religiosos. Hay que añadir un espacio que con el título de
“Viva el cine español” proyecta películas, de Martínez Soria, Lina Morgan,
Antonio Molina...
"Qué grande es el cine" nació en 1995 con el centenario del cine,
TVE comandada entonces por Jordi García Candau y Ramón Colom al que le debemos
mucho los cinéfilos, encargó este espacio que era como un “Estudio Estadio”
pero en cine, la moviola nos ofrecería las mejores escenas de la película
programada. El director de El crack se trajo a varios colaboradores fijos,
entre ellos Antonio Giménez Rico, Juan Miguel Lamet, Juan Tebar, Eduardo
Torres-Dulce, Miguel Marías entre otros muchos.
Durante el coloquio aparecía una muy interesante
bibliografía sobre el director de la película, al principio no tenía vídeo y
recuerdo que tenía que apuntarla rápidamente. También se nos informaba de que
escribiéramos cuáles eran para nosotros las diez mejores películas de la historia
y que intentarían ofrecerlas. Lo hice y me enviaron una maravillosa revista que
habían fundado con el nombre de "Nickelodeon". Lástima que esta desapareciera
debido a su elevado precio y coste.
Hubo programas míticos como la emisión de Ordet de Dreyer
que tuvo una audiencia respetable de un millón de espectadores y supuso un descubrimiento
para jóvenes cinéfilos entre los que me contaba. También arriesgó programando
La quimera de oro de Chaplin, en la introducción dijo que ni la BBC emitía
películas mudas en prime time. La revisión de cineastas como Kenji Mizoguchi o
Yasujiro Ozu también fue todo un riesgo bien premiado por la audiencia que
encontraba un espacio como los de antes en los que se podía hablar pausadamente
sin pensar si bajaba o subía ese share que unos audímetros que no sabemos ni
donde están dictan sentencia. Por cierto, tienen los programas subidos en la web de TVE en el siguiente enlace https://www.rtve.es/play/videos/que-grande-es-el-cine/
El éxito del espacio que en un principio era para un año, le
lleva a continuarlo con cine español, ya que al año siguiente era su
centenario. El 3 de marzo del 96 el PP gana las elecciones por primera vez y
consigue los suficientes pactos para llegar a la Moncloa en mayo. El nuevo
Gobierno nombraba a Mónica Ridruejo como nueva directora de TVE y sin ninguna
explicación suprime el programa. Al cabo de un año, José Luis Garci se
encuentra por casualidad con el entonces Vicepresidente del Gobierno, Francisco
Álvarez Cascos, que le pregunta por qué ya no realiza el espacio, este
sorprendido le contesta que fueron ellos quienes lo quitaron. Mónica Ridruejo, por suerte, ya no mandaba y otro director,
Fernando López Amor reponía el programa con la emisión de París bajos fondos el
15 de septiembre de 1997.
Fueron casi 8 años y el programa parecía que iba a seguir
muchos más, incluso la victoria del PSOE en marzo de 2004 no provocó como en la
anterior ocasión que el nuevo ejecutivo quitara el programa inmediatamente,
aunque los rumores no paraban. En un chat del diario "El Mundo" Garci recordaba
lo dicho anteriormente y que si al PSOE ahora no les interesa el programa
tendrá que decir como en la Edad Media: El PSOE me lo dio, el PSOE me lo quitó, ¡Viva el PSOE! Y así
fue, lo dejaron durante el año siguiente, pero ya no lo renovaron y se despedía
con Fresas Salvajes.
Se pudo retomar el formato en 2009 y en TeleMadrid con el
nombre de “Cine en blanco y negro”.Tras
finalizarlo, volvió esta vez con el nombre de "Querer de cine", pero por las
continuas huelgas en la televisión madrileña, más de una semana no se podía
grabar. En 2014 se emitía el último programa.
Ahora tras siete años espero con ilusión este retorno, la
cinefilia hay que alimentarla y mas en estos tiempos en que el cine está
viviendo sus peores tiempos. A Garci, por suerte, se le puede seguir con sus excelentes libros y cada viernes en Cowboys de Medianoche Conviene que la gente no solo mire una película
para pasar el rato, sino que reflexione y hable de ella, que nazcan cineclubs,
que tengamos más espacios dedicados a séptimo arte, que en los colegios se enseñe
la historia del cine, tal vez si así fuera no desaparecerían tantas salas de cine... De momento habrá que esperar hasta noviembre...Felicitar a la Trece por el fichaje y esperemos que sea el principio de una gran amistad...
A mediados de la década pasada, un nuevo rodaje de envergadura volvía a Sierra Nevada, se trataba de la película Un día perfecto (2015) de Fernando León de Aranoa. En la retina cinéfila han quedado grabadas varias imágenes de películas importantes que utilizaron sus vistas, tal fue el caso de Doctor Zhivago (1965) en la que apreciamos los Llanos del Marquesado del Zenete (Cerca de La Calahorra) y la sierra se convertía en los Montes Urales.
Escena inicial de Doctor Zhivago
Escena de La leyenda de un valiente. Fuente: Youtube
Otra producción de aquella década, La leyenda de un valiente (1967) fue rodada en El Padul, ahí la sierra se transformaba en unas imaginarias montañas de la India que recibían el nombre de Nadicor. Otras películas donde la hemos visto son la excelente El viento y el león (1975), rodada en parte en el Castillo de la Calahorra, el western Hasta que llegó su hora (1968), la película de aventuras La india en llamas (1959) o el thriller Fuga sin fin rodada en parte en Güéjar Sierra.
Antes del filme de Aranoa, dos películas habían vuelto a utilizar varios puntos de la sierra, en Caníbal (2013) podíamos observar el pico Veleta y la antigua carretera de la Sierra en la zona del Dornajo. En Libertador (2013), Sierra Nevada volvió a transformarse para ser los Andes americanos, parte del rodaje fue en la Hoya de la Mora, poco después de pasar el monumento de la Virgen de las Nieves.
Tráiler de Libertador (2013)
Un día perfecto inició su rodaje el 17 de marzo de 2014, producida por Mediapro y Reposado PC, contaba con la participación de Canal Plus, Televisión Española y “Televisió de Catalunya”, se rodó en inglés y se estrenó tanto en versión original como doblada al castellano y al catalán. El atractivo reparto contaba con Benicio del Toro y Tim Robbins, ambos ganadores de un Oscar por sus trabajos en Traffic y Mystic River, y con Olga Kurylenko (007 Quantum of Solace, Oblivion) y Melanie Thierry (Babylon A.D, The Zero Theorem)
El guion estaba basado en la novela Dejarse llover de la escritora Paula Farias, médica y cooperante en emergencias humanitarias para "Médicos sin fronteras". La trama, ambientada en la guerra de Kosovo, nos cuenta como un grupo de cooperantes trata de sacar un cadáver de un pozo, que alguien lo ha tirado dentro para corromper el agua y dejar sin abastecimiento a las poblaciones cercanas. La sinrazón de la guerra les provocará dificultades para poder llevarlo a cabo.
El director quería “una película rápida, directa, sin delicadeza, sin tiempos para circunloquios…”, lo cual consigue en gran parte, aunque deja tiempo también para ralentizar la acción y adentrarse en algunos diálogos para conocer más a fondo a los personajes.
El escenario fue preparado previamente durante dos semanas por un equipo de técnicos para asemejarse al poblado balcánico en guerra en el que se desarrolla la trama y envuelto en un gran secretismo. No se permitió a los medios fotografiar el set de rodaje, que durante varias semanas estuvo instalado junto a la Fuente del Hervidero, en Cumbres Verdes. Precisamente, sé del rodaje en estas fechas porque había venido de mi Barcelona natal al pueblo de Dílar para pasar unos días de vacaciones por la Semana Santa del 2014 y mi afición al cine me llevó a preguntar por este, pero no pude sacar ni una palabra. A mi regreso a la Ciudad Condal, ya me informé de por dónde se estaba llevando a cabo tal producción.
El filme tuvo una respuesta tibia en su momento, más de uno cree que fue porque el conflicto de Kosovo ya estaba pasado, pero León de Aranoa se defendía diciendo que “lo que se explicaba se podría utilizar en cualquier guerra: La primera baja en un conflicto armado es el sentido común. El hecho de ubicarla en Los Balcanes tiene que ver con el hecho de que estuve en 1995”
La mayoría de los diarios informaba del rodaje de la película y citaban Alquife, La Zubia y Monachil, curiosamente la prensa omitía Dílar donde pasa gran parte de la historia. En la zona del Cortijo Sevilla y del Canal de la Espartera se construyó el decorado del pozo con el cadáver en el interior, las vistas a Los Alayos son espléndidas. En los créditos finales si se cita el nombre del pueblo, así como el de Güéjar Sierra.
Se contaron con numerosos extras, lo que provocó un caos en la productora que se vio desbordada al no informar bien (Véase aquí )
Recomiendo ver este Un día perfecto, creo que en el momento de su estreno no se le hizo toda la justicia necesaria. Creo que es un digno título y espero que la futura lista de películas rodadas en Sierra Nevada sean de esta calidad.
Bibliografía: "La Vanguardia" (18-3-2014, p.39) "El Periódico de Catalunya" (17-5-2015, pp.70-71)
Ideal (18-3-2014) "Granada Hoy" (15-3-2014)
Se acabó el agosto y llega septiembre, un mes tan odiado
como amado, para muchos el inicio del año después de coger fuerzas. En cambio, otros
comenzarán más fatigados y bastantes ni empezarán ni finalizarán nada .
Pensando en las incertidumbres que tal giro del calendario
produce, me ha venido a la cabeza aquella película de Woody Allen que la tituló
simplemente September y que es de las menos recordadas de él. Nos vamos a
1987, el director ya se había consagrado lo suficiente y estaba en una etapa
creativa fuerte: La rosa púrpura de El Cairo, Hannah y sus hermanas, Días de
radio…De pronto vino con esta película que desconcertó algo a sus seguidores,
era algo así como cuando rodó aquellos Interiores en 1978 y que rompían
absolutamente toda relación con la comedia.
Pero el director sabía que no podía tropezar dos veces con
la misma piedra y a pesar de que September tiene muchos puntos en contacto con
aquella, definía a la prensa su nuevo trabajo como “mucho menos cerebral y más
cálido que Interiores, pero no tan amable como Hannah y sus hermanas”.
Fuente: Amazon
Esta vuelta a lo bergmaniano estaba envuelta también del
teatro de Chejov del que Allen ya se había fijado vagamente en Hannah y sus
hermanas con Las tres hermanas, aquí fija su mirada en La gaviota. La película
era bien simple, solo seis personajes más los que aparecen para comprar esa
casa de campo en la que no vemos ni un solo exterior, incluso todas las
cortinas están echadas. Rodaba, pues, una especie de pequeña pieza de cámara
con su toque particular.
No quedó nada contento al acabar el rodaje y resulta que
comenzó de nuevo, un lujo que ya se lo podía permitir, incluso cambió a varios
actores: Maureen O ‘Sullivan (la madre de Mia Farrow en la vida real) era
sustituida por Elaine Stricht, Denholm Elliot cambiaba el rol asignado y pasaba
a ser el vecino que había encarnado Charles Durning, Sam Waterston sustituía a
Sam Sephard que a la vez había reemplazado a Christopher Walken.
El director justificaba tales cambios al considerar que la
película le había salido lenta, con diálogos aburridos y que la tensión solo
aparecía al final. Pero tampoco quedó contento con esta versión y más de una
vez declaró que la tenía que haber rodado una tercera vez.
La comedia sexual de una noche de verano (1980) FilmAffinity
Hay quien dice que Allen realiza la misma película siempre,
yo matizaría que siempre expone el mismo fondo, aunque va variando la forma.
Esta casa de campo ya no es la bucólica y soleada de La comedia sexual de
una noche de verano de siete años antes, el director incluso aprovecha una
tormenta para dejarles sin luz y resaltar aun más esas vidas sin norte, en
September abunda el pesimismo, todos los personajes son fracasados.
Tampoco estamos en un apartamento de Nueva York y viendo sus
calles, todo el metraje está acompañado de cantares de pajaritos, grillos, etc. algo artificiosos, pero que le dan ese toque de redundar en el intimismo. El
piano y esas melodías maravillosas acompañan esos escasos 79 minutos de metraje
en que no le faltan escenas brillantes como cuando esos compradores de la casa
descubren a los personajes de Dianne Wiest y Sam Waterson besándose o esos
diálogos irónicos como el que le lanza Denholm Elliot al fracasado escritor de
que su obra es como la "Enciclopedia británica".
Los diálogos, sin embargo, no son lo densos que en un principio pudiera parecer, es un
filme bastante accesible y no reservado únicamente a seguidores del cine de
arte y ensayo, incluso hasta podría gustar a quien se siente alejado de su
obra. En el argumento toma prestada la famosa y trágica historia de la hija de
Lana Turner, tema que también sería utilizado poco tiempo después por Pedro
Almodóvar en Tacones lejanos.
La dirección de actores es excelente, aunque el personaje
del escritor no acaba de encontrar su lugar, quizá por ello utilizó hasta tres actores para este. El mejor momento es el diálogo que tiene con Jack
Warden sobre el sentido de la vida, le pregunta si hay algo más terrible que la
destrucción del planeta, este le responde que sí, saber que no importa y que
todo está hecho al azar, que se origina en la nada y desaparece para siempre, y que encima le pagan por probarlo.
Carátula (FilmAffinity)
El personaje de la madre encarnado por Elaine Stritch es el
que más protagonismo tiene, ingeniosamente la cámara enfoca sus fotos antiguas
entre botellas de alcohol, en una de las mejores escenas se mira ante el espejo
reflexionando sobre la vejez y lo dura que es, sobre todo cuando se siente una
con veinte años. El personaje de la hija encarnado excelentemente por Mia
Farrow es uno de los más pesimistas que se hayan visto, totalmente falto de
confianza, lleva encima la carga de lo que cometió en el pasado, hay un momento
en que la madre le dice que viste como una refugiada polaca.
Su contrapunto es
el que interpreta Dianne Wiest, indecisa e insatisfecha sin saber tampoco cómo
moverse en la vida. Tenemos también al gran actor Denholm Elliot que creo que
está bastante desaprovechado como un jubilado profesor de francés, también con
una visión amarga de la vida. Son pues, diversas personas que reaccionarán de
distintas maneras ante los mismos acontecimientos y temas
September en su momento la vio muy poca gente, se estrenó
encima en vísperas de Navidades de ese 1987, tal vez la Orion pensó que era una
buena alternativa al cine familiar de las fechas, Allen volvería al drama
intimista con Otra mujer, aunque aquí la crítica le arropó más.
Como seguro que la música les encantará, decir que el tema principal que suena se llama My Ideal interpretado por Art Tatum y Ben Webster y escrito por Richard A. Whiting, Newell Chase y Leo Robin. September está editada en DVD y en la plataforma Filmin se puede ver en la fecha que escribo esto.
El pasado domingo la Trece emitía por enésima vez El turismo es un gran invento con
Paco Martínez Soria y me dieron ganas de revisarla, en los últimos tiempos ha
crecido el número de defensores de su cine, el crítico Fausto Fernández
escribía en el Twitter del pasado domingo que era “la película que mejor
describa a la España del boom turístico 60s y a las peripecias que hemos tenido”,
y en otro mensaje y refiriéndose a Don erre que erre exponía que “no sólo le
hace un guiño al dictador del momento (al nuestro), sino que construye una
comedia casi perfecta que no habría desagradado a Billy Wilder.”
Fuente: FilmAffinity
Yo no iría tan lejos, pero sí que en muchas "españoladas" en
general encontrábamos de forma implícita cierta crítica social que la censura ignoraba o pasaba por alto. Así que busqué mi DVD de la película y quise programármela
con otra complementaria como hace La 2 en "Historia del cine español", entonces me
vino a la mente El Baldiri de la costa, película protagonizada por Joan Capri y
dirigida por Josep Maria Font (no confundir con Forn) y que encontré en YouTube
en una copia no muy buena, pero que es la única manera de disfrutarla.
Ambas son estrenadas en 1968, fecha significativa, aunque
aquí se viviera de manera distinta, y en tales la temática es el auge del
turismo en los tiempos del 600. En El turismo es un gran invento, ustedes ya
sabrán la historia de memoria, un alcalde decide convertir su pueblucho en un
centro turístico para progresar y evitar que la gente joven se vaya a la ciudad.
Tras la apariencia de película de Martínez Soria se encuentran temas más
profundos como pueden ser la España vaciada de la que ahora se habla tanto, el
retraso cultural de la España rural y al plan del Desarrollo económico y social.
El guion es lo suficiente
habilidoso para ir metiendo en calzador tales asuntos, aunque superficialmente y siempre con las vestimentas de lo que era la españolada típica en la que no faltaban las chicas extranjeras ligeras de ropa, la música de García Abril, secundarios excelentes y el buen oficio de Lazaga que no llegaba al destape chabacano de los 80 y que aprovechó al máximo el tirón de Martínez Soria.
Manuel Fraga. Fuente: Wikipedia
Escrita por Pedro
Masó y el habitual Vicente Coello hay una clara referencia irónica a ese
Ministerio de la Información y Turismo que entonces presidía Don Manuel Fraga
Iribarne. En un momento del filme, tanto el alcalde como las fuerzas vivas se
atreven a ir a Madrid para reunirse con él ya que en un diario
dijo que no debería quedar ningún sitio sin ser zona turística.
Lazaga conseguía un producto divertido, simpático y
agradable de ver, lleno de contrastes entre esa vida de un pueblo de la España
profunda donde al médico solo le llamaban para prescribir las defunciones y que
estaba tan alejada de ese deseado “desarrollismo. La frase que suelta al
principio de “El pueblo es lo nuestro, aunque sea un asco” se matizaba después y
la ironía de la primera parte cedía a un sentimentalismo y a unas esperanzas que
el público más enterado se daba cuenta de que no llegarían.
Como suele ser habitual en el director, un prólogo resumía parte
de lo que nos quería mostrar con todo un festival de zonas turísticas y una voz
en off irónica, atención merecía esa pequeña aparición de Jesús Guzmán comiendo
una paella y a toda prisa ya que el turista tenía que aprovechar todos los
minutos posibles, ahí veíamos también referencias a las familias numerosas en
coche, a la arquitectura descontrolada y a esa España que progresaba “((El turismo) que ayer aunque ya estaba en el diccionario, nadie sabía
lo que significaba, entre otras cosas porque nadie quería hacer)
Fue otro gran éxito de taquilla, en su momento contó con 2.259.725
espectadores según la base de datos del Ministerio de Cultura.
Ese mismo año se estrenaba El Baldiri de la costa, suponía
el primer papel protagonista de Joan Capri, un magnífico cómico catalán, aunque
poco conocido en el resto de España. Compartía con Martínez Soria el hecho de
haber ya trabajado en bastantes películas, aunque de secundario, y participar
en un teatro popular querido por el gran público, pero menospreciado por la crítica. Sus monólogos han sido y son reivindicados aun, de él dijo
Fernán Gómez que el mejor cómico que había en España se encontraba en Barcelona
y era él, Julián Marías que escribió que se tenía que aceptar el diálogo
porque de monólogos solo aceptaba los de Capri o Joan Pla que lo incluyó en sus Homenots y dijo de él: "Sólo hay que tener ojos en la cara para ver que Capri es el
único actor real y auténtico que ha aparecido en nuestro país en los últimos
cincuenta años"
El abogado, el alcade y el notario. FilmAffinity
La película ya tenía cierta popularidad en Cataluña al haberse
visto en teatro, estaba escrita por Joaquim Muntañola, dibujante del TBO y autor
de otros éxitos como el “Ja tenim 600”, Pau Garsaball la había protagonizado.
Nada menos que Antonio Isasi-Isasmendi (Estambul 65, Las Vegas, 500 millones)
decidió que podía ser rentable en cine y la produjo. Estrenada el 12 de julio
del 68 en el Cine Novedades de la Ciudad Condal y en catalán, su éxito fue más
bien local, ya que en Madrid no llega hasta el año 72 y doblada al castellano.
El director alentado por los resultados, intentó que Capri siguiera en el cine y
rodó El abogado, el alcalde y el notario, pero esta pasó desapercibida y por desgracia el actor acabó siendo doblado en la versión castellana por Joaquín Díaz, la voz
habitual de Jack Lemmon, por lo que perdía su principal arma y no cuajó.
El Baldiri de la costa es una película que merecería ser
rescatada de ese olvido, hay una combinación de diversos tipos de humor, desde
el irónico al negro, pasando incluso por el surrealista…La crítica social se
muestra algo más explícita que en la de Lazaga, aunque pasadas por el tamiz de
lo cómico. El actor se dirige a menudo a la cámara como ese campesino que se convierte en alcalde de “Sant
Ciprià Sur Mer” y cae en la tentación de llenarlo de turistas. La película no esconde ni suaviza para nada su repulsa al boom turístico,
el tema más presente en el guion era el de la pérdida de la cultura propia con esa especulación inmobiliaria que incluía escenas notables como esa ventana tapiada, esa Tossa vista con rascacielos, la
referencia al polémico hotel Cap Sa Sala de Begur que provocó en su momento un impacto medioambiental, o el contraste de la vida tranquila en ese huerto que apenas tiene ya cabida...
Hotel Cap Sa Sal en la actualidad. Fuente: Wikipedia
No solo se centraba en la costa, también hay referencias a la
transformación que en esos años estaba sufriendo Barcelona con esos aparcamientos subterráneos en la Plaza Cataluña y el sinfín de obras inacabables. Otro aspecto tratado era el de la inmigración andaluza con más de un matiz, curioso papel el de Luis Ciges con diferentes empleos, entre ellos el de andaluz, cabe recordar que un año antes se había estrenado
La piel quemada de Josep Maria Forn (aquí no confundir con Font) y el guion lo aprovechaba.
Referencias también al divorcio, a la corrupción política, a los nuevos impuestos, al fútbol…En general, se puede decir que lo que se ataca es a esa
deshumanización en el que acaban las personas responsables de todo ello, en un momento se suelta la frase de que el turismo “beneficiará al pueblo, pero
no a los vecinos”
Resumiendo, dos películas que más allá de la comedia escondían
un mensaje que sigue siendo actual hoy en día, que el progreso sea para bien de todos y no solo de unos cuantos. Ese humor tan menospreciado en su día y calificado incluso de derechas, rancio y conservador se atrevió a cuestionarlo en los 60, algo que cierta clase intelectual que presume de ser tan social no se dignó y pasaba las vacaciones en esos hoteles y torres de lujo.
Seguro que a
la mayoría de mis lectores más de una vez alguien les habrá estropeado el final
de una película, es lo que el lenguaje de hoy en día llama “spoiler”. El
término me resulta repelente, pero la RAE tampoco ayuda mucho a la liquidación
de tal anglicismo ya que recomienda que se use “destripe”.
Algún que
otro crítico de cine para hacerse perdonar la afición por contar los finales,
se fabrica la teoría de que no es lo más importante a la hora de valorar la
obra, pues en más de una ya sabemos cómo acaban. A mí me han fastidiado muchos,
desde Psicosis, El planeta de los simios, El corazón del ángel, El sexto
sentido…
Repasando
títulos me ha venido una de suspense que tenía la peculiaridad de que la voz de Douglas Fairbanks Jr., su productor, pedía después del "The End" que no dijéramos nada y que quien guardaba un secreto, guardaba a un amigo. La película era Sombras acusadoras de 1958 y estaba dirigida por Michael
Anderson, nombre que les sonará por La vuelta al mundo en 80 días y
posteriormente Las sandalias del pescador o La fuga de Logan, entre otras muchas.
El filme tenía
también el atractivo de estar rodado en plena Costa Brava, la mayor parte sucede
en Tamariu, pero también podemos observar Palamós o Tossa de Mar y unas
imágenes en la misma Barcelona al comienzo. Tal década de los 50 fue la de oro
para la citada costa a partir del rodaje de Pandora y el holandés errante,
posteriormente otras producciones internacionales le dieron fama como Decameron
Nights en Blanes, Mr. Arkadín en S´Agaró, El jardinero español en Palamós o
De repente, el último verano en Begur.
Por
desgracia, a notables películas de intriga de esta época se le coloca el epíteto
de hitchcockiano para bien y para mal, algo que provoca que se vea con el prejuicio de ser una imitación. A
pesar de las comparaciones con el maestro del suspense, Anderson logra un
notable trabajo con sus movimientos de cámara, planos angustiosos, manejar a sus pocos actores y mantener la intensidad de
la historia.
Anne Baxter
era la protagonista, otra gran estrella que llamó la atención a los
habitantes de la costa que ya se acostumbraban a ver a Ava Gardner, Joan
Fontaine, Orson Welles, Dick Bogarde o Liz Taylor. En el reparto figuraba
también Richard Todd, un actor bastante olvidado hoy en día, pero popular también en aquellos años y que compaginaba sus papeles en
películas de aventuras como las de la Disney, con otros más
dramáticos. La guinda la ponía el siempre eficaz Herbert Lom, aunque la memoria
cinéfila lo recuerde principalmente por haber sido el comisario Dreyfuss del Inspector
Clouseau en las películas de La Pantera Rosa de Blake Edwards.
El rodaje de la película fue captado por el fotógrafo de Palafrugell Josep Granés Hostench (1915-1982) y sus imágenes han sido exhibidas en algunas exposiciones. Lástima que no podamos verlas por la red, serían no ya solo un gran documento cinéfilo, sino de historia de la Costa Brava.
Si les ha entrado la curiosidad para ver ese final que no hay que contar, el film se encuentra en la plataforma Filmin y en DVD está editada por Cinecom.
Y ya lo
saben, si quieren seguir manteniendo las amistades, no desvelen nada…