Vacaciones en Roma

 




Entrado ya el mes de agosto, vuelvo a Roma de la mano de William Wyler y su fabulosa Vacaciones en Roma (1953), han pasado 70 años y repasando algunas críticas antiguas, estas señalaban que el cine era prácticamente el único medio de viajar para muchos y en la actualidad así sigue siendo.

Roman Holiday va más allá de lo que podríamos vulgarmente etiquetar como “comedia turística”, ni es lo primero ni lo segundo, es una historia sobre el amor imposible, la felicidad fugaz y cierta reflexión sobre la diferencia de clases. Wyler, el director que no tenía estilo según la "Nouvelle Vague", volvía a dar una lección. La Paramount quería la película rodada en estudio, él se negó en absoluto y ellos aceptaron, pero a cambio de reducir el presupuesto, esto comportaba rodar en blanco y negro y para nada contratar a una actriz estrella. Estas dos últimas condiciones fueron clave ya que la utilización de ese blanco y negro es primordial para enfocar los diferentes estados de los protagonistas y ya no hablemos de la inolvidable actuación de Audrey Hepburn en su presentación hollywoodiense que le valió el Oscar.


El guion contaba con Dalton Trumbo, el cual firmó con pseudónimo y tuvo que esperar casi 40 años para que el Consejo de Gobernadores de la Academia de Hollywood le atribuyera la autoría. Los otros dos guionistas que aparecían era el anodino Ian McLellan Hunter y John Dighton que había escrito grandes películas de la Ealing como Ocho sentencias de muerte y El hombre vestido de blanco.

Cada pase de Vacaciones en Roma mejora mi opinión sobre ella, ya esa secuencia inicial del zapato que remite claramente a Lubitsch, ese palacio tan barroco con esa tonalidad tenebrosa que  nos está indicando que detrás de la princesa Ana hay una joven cansada y manejada por unos y otros. Su única válvula de escape es esa ventana en la que ve una fiesta desde muy lejos, secuencia que luego retomaría la actriz en Sabrina de la mano de Billy Wilder donde veía estas subida a un árbol.

Sin querer hacer "spoiler", por favor, si no han visto la película, omitan este párrafo, hay dos momentos que brillan por encima de todos, cuando él la deja en ese callejón cerca del palacio, uno tiene la esperanza de que vuelva, pero no es así. Esto tiene una continuación en el final, ese plano que enfoca a Peck una vez terminada la recepción a los periodistas, alejándose de ella y a la vez acercándolo al espectador, más de uno pensaría que se oiría a ella correr y escaparse de nuevo, pero no es así. Vacaciones en Roma es una película realista y no cede para nada al final feliz.

Mucho se ha escrito que fue La dolce vita la que inauguró el tema de la figura del paparazzi, pero en realidad fue el film de Wyler, toda una reflexión sobre la ética periodística que solo el amor y los verdaderos sentimientos son capaces de centrar. Si no la han visto, ya están tardando, la tienen editada en DVD y Blu-Ray en una buena edición con extras. Y para todos los que la hemos visto, no está de más evadirse durante las casi dos horas, pero siempre con los pies en el suelo, y si nos olvidamos, Wyler y Trumbo ya nos lo recordarán.

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