14/09/2023

La misa ha terminado (1985): Esperando la nueva de Moretti

 


Se estrena este viernes El sol del futuro, la última de Nani Moretti y que ha sido muy alabada entre la crítica, cuenta la historia de Giovanni, realizador italiano reconocido y de gran prestigio, pero que parece de otra época y al que le está costando levantar su último proyecto, una película ambientada en 1956 cuando una compañía húngara llega a Italia huyendo de Hungría.

Más de uno ha visto en ella una crítica al actual cine de plataformas como Netflix y un homenaje al mundo felliniano de concebir el séptimo arte. Lo cierto es que dan ganas ya de verla y quizá por eso se ha tenido la idea de reponer una de sus películas más famosas estos días en algunos cines: Caro Diario (1993).



Probablemente, aquel fuera el título con el que muchos supieran quién era Nani Moretti, la trama era como una especie de "road movie" y tres episodios donde el realizador con su moto iba desgranando varios aspectos de su tan amada como odiada Italia con cierta acidez, no le faltaba el homenaje a Pasolini pues en un momento se iba a la playa donde fue asesinado, tampoco se olvidaba de guiños cinéfilos y se atrevía a imitar el bayón de Ana de Silvana Mangano. Me hubiera gustado verla en pantalla grande estos días, pero un inconveniente me lo ha privado, así que decidí recuperar otra de él: La misa ha terminado.

Y si antes he dicho lo de "probablemente" era porque esta es 8 años más antigua que aquella y encima se llevó el Oso de plata del Festival de Berlín, pero, sin embargo, en España se estrenó con seis años de retraso y en unas fechas poco recomendables como las Navidades, por lo que apenas tuvo repercusión. No le faltaron admiradores, Vicente Molina Foix la calificó de “obra maestra absoluta”, hará ya una década la pude ver en el programa que presentaba Juan Manuel de Prada de "Lágrimas en la lluvia", pero no me acabó de convencer, así pues le di esta segunda oportunidad para que pudiera corregir mis errores de apreciación.




El argumento ya lo hemos visto en otras formas, pero no en un fondo tan amargo y dramático, aunque el director siempre suele recurrir a la esperanza en sus filmes. Tras ejercer sus funciones en una isla del sur de Italia ,un joven sacerdote es destinado por sus superiores a una parroquia de Roma. Allí se reencuentra con su familia y sus amigos e intenta, en la medida de sus posibilidades, cambiar las cosas, pero el fracaso le acecha, y su posterior crisis personal y profesional le hacen cuestionarse su labor dentro de la Iglesia.

 Las andanzas de este cura más bien sirven de pretexto para radiografiar una sociedad en plena crisis de valores, Moretti se ha declarado ateo más de una vez, pero respetuoso con la Iglesia, aunque no le han faltado sus críticas como en Habemus Papam, pero de aquella manera, sin tampoco ofender demasiado. Aquí lo vemos bien ensotanado, quizá una imagen que ha quedado algo desfasada cuatro décadas después ya que son pocos los que así van, aunque tampoco da demasiadas pistas si es un cura conservador o progre.

A Moretti no parece importarle demasiado esta cuestión y se centra más en el aspecto psicológico que no el moral, enseguida nos muestra sus frustraciones, le han dado una parroquia fea, con goteras y a la que no va nadie porque la gente prefiere ir a otra más cercana y que según sus monaguillos está mucho mejor, sin embargo hay otra razón y es que el anterior párroco no quiso cumplir con el celibato y formó una familia curiosamente delante de la parroquia, algo que le molesta. Eso sí, no esperen ninguna mala palabra contra el Obispo, el director saca los temas y deja que sea el público quien juzgue, la libertad ideológica es quizá el mayor logro de toda esta historia.

Poco a poco vamos conociendo su vida familiar, su padre está siendo infiel y ha conocido a una chica treinta años más joven, la madre sufre y le toca padecer, la hermana ha quedado embarazada y quiere abortar, algo de lo que evidentemente se opone incluso amenazándola con matarla y luego suicidándose él en una frase que suelta con una expresividad ambigua.

A pesar de su juventud, Moretti capta que no está nada contento con su trabajo. Le vemos fatigado, harto, con mal humor, ni siquiera se reserva algún buen sermón para lucirse, cumple demasiado a rajatabla lo de poner la otra mejilla... La única manera en la que parece disfrutar es cuando juega con los niños a pelota, fíjense que incluso en estas escenas va sin la sotana.


   

A pesar de que en muchos sitios está anunciada como una comedia, no lo es, ni siquiera un drama, Moretti sigue un estilo que casi diríamos minimalista y que puede provocar que la película no nos diga absolutamente nada y hasta nos decepcione. Quizá esta sea la razón por la que La misa ha terminado no me ha convencido en esta segunda ocasión, así como en otras películas del director he encontrado momentos ácidos que me han ayudado a entrar en los personajes y en su carga crítica o haber sabido mostrar un dramatismo sin caer en la sensibilidad como en La habitación del hijo, aquí no hallo momentos para recordar especialmente, sino más bien un compendio de lo que luego perfeccionaría.

Ojalá tuviera la crítica de Molina Foix delante y en una tercera vez hallar la que él define como obra maestra absoluta, de momento intentaré disfrutar de su última película, las expectativas se han puesto demasiado altas.

07/09/2023

El presidente del Borgorosso FC

 


Cerramos agosto con el esperpento del tema de Rubiales y el beso, no daré la lata con ello, aunque me han venido a la mente esas épocas en que ciertos presidentes de clubes eran los absolutos protagonistas de los medios de comunicación, incluso los que no éramos muy futboleros los seguíamos, aunque más bien por la comicidad que destilaban y sin tampoco pensar en sus negocios...

El cine español no aprovechó demasiado todos aquellos nombres que tenemos en mente, eran tiempos en que la españolada tal y como se entendía había sido fulminada por la Ley Miró y salvo alguna que otra referencia puntual, no hubo ni en plan cómico ni serio intento alguno de elaborar un guion que lo retratara.

Sin embargo, en el cine italiano sí tenemos una película que parodia la figura del presidente de club deportivo, es de 1970 y está interpretada por Alberto Sordi, se titula El presidente del Bergorosso FC. La dirigía Luigi Filippo D´Amico, un director que no se prodigó demasiado y que había escrito algunos guiones para el mismo Sordi. En esta había un guionista de lujo, Sergio Amidei que había colaborado con Rossellini o De Sica y que también para el actor había escrito algunos de sus mejores papeles como es el caso de Detenido en espera de juicio o Un burgués pequeño, muy pequeño.

En tal historia colaboró también Sordi y un exfutbolista Adriano Zecca, el resultado quedó algo lejos de las grandes comedias italianas, pero es una película divertida, el actor da vida a Benito Fornaciari, solterón que trabaja como bibliotecario en el Vaticano y que recibe a la muerte de su padre la herencia del equipo de fútbol del Bergorosso FC de cuarta división, a partir de allí hará de todo para tener contentas a las masas y que el equipo logre grandes resultados, incluso contrata a un estrafalario entrenador que también nos puede traer algún que otro nombre a la mente

Lo mejor de la película es sin duda saber reírse de temas tabúes como es la afición al fútbol tan interiorizada  en la genética italiana como la nuestra, pero los italianos siempre gozaron de más libertad a la hora de abordar las parodias, aquí se tenía que ir con el lenguaje críptico o que la censura no entendiera demasiado, por cierto, que cuando se estrenó en España se redujo bastante metraje debido a las palabrotas que no pasaron el "nihil obstat", años más tarde se dobló de nuevo, aunque por lo visto, también con reducción. 

Ya por comenzar, el personaje de Sordi trabaja en el Vaticano como bibliotecario, ya intuímos que habrá una doble moral en el personaje cuando coja las riendas de este calamitoso equipo. Su padre así lo es, su mansión la vemos decorada de retratos femeninos desnudos, en su empresa vinícola solo tiene contratadas a mujeres, la que lleva adelante el negocio (papel encarnado por Margarita Lozano) le confiesa que era la amante de él en secreto, pues él guardaba las formas de matrimonio honrado.

Sordi para ganarse los favores de la hinchada que se pone furiosa porque ha vendido a cuatro futbolistas, se reserva una imitación de Mussolini y esta es mostrada como dócil, inculta, malhablada… No le faltan también sus momentos dramáticos en los que se pretendía reflexionar más sobre el tema, pero la dirección opta más por cierta imitación del estilo felliniano en la trama final donde hay que leer entre líneas todo lo que pasa.



 El director filma mucho los ambientes futbolísticos, desde los bares hasta las barberías, no hallamos ningún personaje que se salve, muestra la corrupción dentro de este deporte y carga contra los otros estamentos, retrata a un alcalde corrupto que busca como puede quedarse con el equipo, el cura oficia la misa muy rápido para no perderse los partidos…. Quizá para suavizar la carga se utilizó un equipo de regional preferente, en sus estadios apenas hay gradas, solo cuentan con un suplente y con sobrepeso.

La figura del presidente, que quizá cuando se estrenó la película podía ser vista como excesiva, no lo es y con el paso del tiempo lo podemos comprar bien con cualquier nombre de esos que tenemos en mente, incluso actuales. Ante todo, lo que se denuncia  es la crueldad a la que se llega con lo que, en teoría, debería ser solo un juego.

 El presidente del Borgorosso FC fue una película que se adelantó a su tiempo, en España pasó sin pena ni gloria, rondó los 300.000 espectadores, cifra bastante baja pues las películas de Sordi tenían su público en nuestro país. A ello hay que añadirle la irregularidad de su director, aunque a pesar de sus carencias le salió una película a la que vale la pena echarle un vistazo. La tienen en DVD, pero creo que en las plataformas no la conocen, como suele pasar con bastantes títulos del cine italiano.

 

31/08/2023

Homenaje a John Ford: Un crimen por hora (1958)

 



Efeméride importante para acabar el agosto, el cincuenta aniversario de la muerte de John Ford, lo cual permite que estos días podamos ver bastantes títulos en diferentes canales, aunque por el contrario se echa muy en falta algún que otro reestreno/homenaje en el cine.

Pero entre esta nueva revisión de sus películas, lo más seguro es que de nuevo quede olvidada Un crimen por hora (Gideon of Scotland Yard, Gideons´s Day) de 1958 producida para la Columbia. Como bien ya dice su título, narra la vida de un día del inspector Gideon, en el cual tiene que ocuparse de un socio deshonesto, un asesino loco, un atraco y hasta una boda.


El mismo Ford decía a Peter Bogdanovich en su libro que “quería cambiar de aires algún tiempo y dije que me gustaría hacer algo sobre Scotland Yard, así que fuimos y lo hicimos”. El director acababa de rodar obras calificadas de menores como Escrito bajo el sol y la muy personal The Rising of The Moon en 1957 y El último hurra en 1958. Al igual que en Mogambo, aprovechaba unas vacaciones para rodar algo distinto y experimentar, algo que siguió haciendo después con La taberna del irlandés en 1963.


El guion partía de las novelas de John Creasey sobre el comandante George Gideon de Scotland Yard y que posteriormente fueron objeto de una serie de televisión británica entre 1964 y 1966. El escritor lo creó en 1955, aunque publicaba bajó el pseudónimo de JJ Marric, Ford adaptaba su primera entrega y contó con Jack Hawkins para darle vida, el actor ya contaba con experiencia en personajes similares como el que abordaba en The Long Arm tres años antes.

La moral de Ford quedaba patente al concebir la película como una “prevención contra el crimen” y tener una fe en la justicia siempre que estuviera ejecutada por personas honradas y que supieran afrontar y combinar sus problemas personales sin perjudicarles su tarea, Gideon tenía la fórmula y ofrecía un carácter aparentemente sencillo, pero lleno de matices. Lo mismo podemos decir de esta película.

Aquella vieja Inglaterra estaba cercana a sus raíces irlandesas y aquel relato de entretenimiento le servía para hacer un ejercicio psicológico y familiar reunida en la jornada de este. No resultaba para nada una película fría, Ford ya a las puertas del final de su carrera no necesitaba películas alimenticias. Es un producto cuidado, buena prueba es que contara con Freddie Young para la fotografía, recordemos que fue quien se encargó de ella en las superproducciones de David Lean. Para la dirección artística, reclamó a Ken Adam, el responsable de bastantes títulos Bond y que también había trabajado con Mankiewicz o Kubrick.

Ver Un crimen por hora también es experimentar cómo un gran director podía atreverse a realizar un producto menor, pero sin dejar de lado nada. Lástima que no sea muy fácil su visión si no tienen el DVD, alguna vez es subida en Youtube... No dejen nunca el formato físico por las plataformas, combínenlas, de lo contrario a saber de qué se hablará de John Ford de aquí otros 50 años.

25/08/2023

Garcine: Una excelente exposición sobre José Luis Garci

 




Hará cosa de año y medio que en el programa de Cowboys de medianoche se esbozó la idea de una exposición sobre la obra de José Luis Garci coincidiendo con los cuarenta años del Oscar por Volver a empezar. A final se hizo realidad y en el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque se exhibe esta hasta el 15 de octubre con el nombre de "Garcine", como sabrán los más cinéfilos, él siempre dice que el séptimo arte es una vida de repuesto, tal fusión con su apellido es plenamente acertada.

El pasado sábado la visité con altas expectativas, las cuales se cumplieron, durante una hora y media disfruté no ya solo repasando su filmografía, sino todas sus aficiones y su manera de entenderlas y concebirlas, ya sea el fútbol, el boxeo, su pasión por Madrid… Comisariada por Andrés Amorós, propone un recorrido cercano y entrañable que el visitante agradece. Aparte de los textos, vamos leyendo frases sueltas y pensamientos del propio director relacionadas con cada apartado.

Es de señalar, incluso, que la exposición también es un retrato de un tiempo y un excepcional documento con excelentes fotografías, al empezar vemos una de Martín Santos Yubero de la calle y el cine Narváez con el siguiente texto del director: hoy el tranvía 52 cruza la calle Narváez. Enfrente, el portalón del diario Pueblo, la tienda de comestibles y la lechería, el portal de mi casa, la frutería de Cayo y el bar de Bernal, que tenía futbolín. El dueño de la tienda de ultramarinos se llamaba Pedro, era del Atleti y despachaba siempre con una chaquetilla blanca, muy limpia. Como Pedro sabía que yo también era colchonero, siempre me daba algo, un pedacito de queso, una rodaja de chorizo o una chocolatina. Con razón Umbral escribió que «José Luis no es que escriba bien, sino que es un escritor»


La melancolía entrañable penetra con gran sensibilidad mientras se desgranan sus recuerdos, los cuales, gracias al cine, reviven sin necesidad de convertirnos en estatuas de sal.  La personalidad de Garci la vamos conociendo aun más gracias a sus anécdotas como cuando explica que se sentó entre Billy Wilder y David Lean a los cuales les contó  que era un guionista reciclado a director y que ya no sabía qué le gustaba más, si ir al cine o hacerlo, Wilder le contestó: "Hablar de cine".

Precisamente esto último, prácticamente sin parar, es lo que ha hecho el director, ha sido y es de las personas que más han enseñado a ver el séptimo arte muy especialmente con el programa “Qué grande es el cine” y sus continuaciones con otros nombres, actualmente Classics en la Trece. Pero su cinefilia también se extendió a la radio de la cual es un gran enamorado como ya demostró en Solos en la madrugada y en la rica bibliografía de la cual también hay un buen repaso en la exposición.

La figura de Garci también esta vista desde otras facetas como la pintura, encontramos un bonito cuadro cubista de García Meana.



Objetos personales, la máquina de escribir antigua y otra más “moderna” de donde han salido tantos guiones, fotografías familiares e importantes de su vida, sus amistades, Robert Wise le dijo: “eres uno de los nuestros”…Mientras lo vamos viendo, se escuchan varias bandas sonoras de sus películas y uno incluso hasta se para un momento para evocar todo ese cine que nos ha regalado el director y que tendrán un bonito homenaje al final.

No solo están sus películas, también sus trabajos en televisión como guionista de La cabina o dirigiendo Historias del otro lado. También hay facetas no tan conocidas como una fotografía de 1959 en el escenario del Teatro Parque Móvil poco antes de actuar en la obra de teatro  Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre que cinco años más tarde dirigirá en el "Círculo Catalán" y en el "Teatro Club Atocha". 60 años más tarde volvería al teatro dirigiendo otra obra del mismo autor Cargamento de sueños en el "Teatro Español".

Y claro está, viene el repaso a su filmografía, con fotografías muy cuidadas de los rodajes que ya justificarían por si solas una exposición. No puede faltar el Oscar ganado por Volver a empezar y cantidad de detalles que creo que cuando uno los vea hasta tendrá ganas de repasar su obra.  Y esa música que va sonando tiene su explicación, sale de un minicine al final de esta donde entramos y vemos varios fragmentos de sus películas acompañados por las bandas sonoras, no hay los diálogos, lo que permite apreciar más la ambientación de estas, la fotografía o las expresiones de los rostros en sus películas.







Les recomiendo verla y ojalá se pudiera ver en otros puntos de España. Se les quedará guardada en la retina. Aparte de la exposición, quien tenga la suerte de vivir en Madrid puede repasar sus títulos en una programación en el mismo centro cultural.




 

18/08/2023

La secuela de Tiburón

 



Nunca segundas partes fueron buenas, con los años la frase se ha vuelto más tópica debido a la constante irrupción de sagas, algunas incluso mejoran los precedentes, véase Misión Imposible cuya primera entrega siempre me ha parecido más floja que las restantes. Pero antes de todo esto, era normal que los productores quisieran estirar la cuerda de cualquier éxito sin tampoco cuestionarse mucho la calidad del producto resultante, aquí ya hemos hablado de verdaderos desastres como la secuela de Grease o de Fiebre del sábado noche.

Tiburón (1975), sin embargo, no tuvo una mala secuela en 1978, tampoco es que fuera ninguna maravilla, pero su nivel era más que aceptable, quizá por culpa de la tercera y cuarta entrega, además de las apócrifas. Esta quedó algo marcad por ello  y olvidada con el tiempo, se la rescató cuando salió en DVD y ahora ciertas cadenas como la Trece la están recuperando. No hace muchos días se informó de la muerte de Marc Gilpin que hacía de hijo de Roy Scheider aquí. Siendo un actor con corta carrera, llamaba la atención la repercusión de la noticia, incluso en redes más de un cinéfilo lo sintió. Con esto se deduce que no dejó mal sabor de boca en su momento.


El actor contaba que cuando estaban filmando una de las escenas en la balsa improvisada de yates naufragados, un tiburón martillo real los estaba rodeando, los actores comenzaron a gritar, pero el equipo de producción, que estaba filmando esa escena desde la distancia, no se dio cuenta del peligro y pensó que estaban actuando y de forma bastante real, por cierto.

La película tuvo su éxito, se comercializó bajo el lema de “Justo cuando pensabas que era seguro volver al agua”, sin embargo su enfoque estaba más dirigido al púbico adolescente, las reminiscencias literarias del filme de Spielberg aquí desaparecían. La acción se situaba cuatro años después  que un gran tiburón blanco aterrorizara el pequeño pueblo costero de Amity, el alcalde quería atraer de nuevo al turismo, pero dos submarinistas que  exploraban la zona donde había aparecido el peligroso escualo son encontrados devorados Su desaparición alerta a Brody, es verano y al pueblo están llegando muchos veraneantes. Mientras tanto, un grupo de chicos, entre los que están los hijos de Brody, van de excursión a una península cercana.

 

 En un principio el director propuesto fue John D. Hancock, pero tuvo numerosos problemas con la Universal, a esto se añadió un conflicto con el productor Richard D. Zanuck que no le gustaba que en el guion tuviera tanto protagonismo la mujer de Brody (Roy Scheider) interpretada por Lorraine Gary. Al final, se puso detrás de las cámaras Jeannot Szwarc, un director televisivo que no tuvo mucha suerte en la pantalla grande con desastres comerciales como Supergirl o Santa Claus, el film.

Ver Tiburón 2 supone toda una sorpresa, y más si se ve con prejuicios de que es una mala película, no lo es en absoluto, tiene garra, fuerza narrativa, los sustos sorprenden y el problema antes mencionado de darle más protagonismo a la actriz está muy bien resulto ya que aporta una dosis de dramatismo bien dosificada. A ello se añade que en el apartado musical se conto nuevamente con John Williams y sus notas están aprovechadas al máximo. Lo único que sucede es lo anteriormente dicho, la falta de recursos literarios, algo que este tipo de cine iría acusando más en los 80, dando más protagonismo a la estética del videojuego y pensando especialmente en un público joven.

En España funcionó perfectamente, se estrenó en noviembre de 1978 y contó con 2.941.287 espectadores.


10/08/2023

French Connection (1971). Homenaje a William Friedkin

El pasado 7 de agosto nos dejaba William Friedkin, su noticia ha tenido más eco del esperado, quizá el vacío informativo de estas fechas ha contribuido a ello. Lo cierto es que no creo que fuera tan alabado como muestran las redes. Su filmografía fue algo irregular a partir de los 80, pero antes nos había dejado, muy especialmente, dos títulos icónicos que forman parte ya de la historia del cine: French Connection (1971) y El exorcista (1973).

 

Esta primera, especialmente para nosotros, tenía el aliciente especial de ver a Fernando Rey, su participación fue debido a un error, el director pidió a “ese de Belle de Jour, de la película de Buñuel” y como si se tratara de una escena de la secretaria de la película El Guateque, escribieron sus siglas, o sea F. R. (Francisco Rabal), pero estas, claro está, coincidían con las de Fernando, que para colmo también había participado en varias de Buñuel. Cuando al director le dijeron que habían conseguido al actor y que le estaba esperando en el aeropuerto, se encontró con la sorpresa.

El propio actor le sugirió un cambio de personalidad a ese malo que no había pensado con tal físico, sería elegante, fino, lejos de la rudeza de Rabal, el director aceptó. En nuestra retina queda la imagen de cuando él le dice adiós en el metro a Gene Hackman.

   

 La película se llevó 5 Oscars: incluidos película, director, actor, guión adaptado y montaje, más 8 nominaciones. Injustamente, no estaba Rey entre estas, por aquel entonces no era tan habitual los premios a los actores extranjeros. 

La trama estaba basada en un hecho real: la investigación larga y difícil llevada a cabo en 1962 por dos policías de la Brigada de estupefacientes de Nueva York, quienes terminaron apoderándose de un cargamento de 50 kg de heroína pura, fue la redada más importante realizada hasta entonces en los Estados Unidos contra el mundo de la droga. El asunto fue objeto de un reportaje novelado escrito por Robin Moore y el mismo William Friedkin, quien se inspiró en él para confeccionar el guión, el cual para lograr un más absoluto realismo, recurrió incluso a los dos inspectores que intervinieron en el asunto personificados en el film por Gene Hackman y Roy Scheider que asesoraron toda la parte policial de la historia.. 


La realización de Friedkin sorprendió, más aun habiendo rodado un año antes Los chicos de la banda, película basada en una obra teatral y de las primeras donde se mostraba abiertamente la temática homosexual y rodada en un espacio reducido y de carácter intimista. Aquí era todo lo opuesto, rodada en exteriores, con mucha acción de principio a fin, es de aquellos films con más nervio jamás rodado donde apenas había momentos para relajar la trama. 

El personaje de Hackman tenía mucho de aquel Harry Callahan de Siegel con Eastwood y del mismo año, películas cumbre de una época gloriosa para el género. La actuación de ambos sin escrúpulos motivaba contrastes de opiniones. Eran películas más pensadas para el gran público que para agradar a la crítica, aunque sorprendentemente la Academia premiara el filme de Friedkin, el cual declaraba que: "no pido que se juzgue a Popeye (Gene Hackman) y no creo que el filme justifique sus actos, en realidad lo que el filme quiere mostrar es la línea de separación muy frágil que separa los métodos policiales y los métodos de los gánsteres, es la frontera de la violencia que perturba el orden y la del que lo defiende, esta es la frontera que me interesa. Es muy cómodo criticar la actitud de Popeye, es más difícil efectuar el trabajo que realiza, trabajo que la gente exige, Popeye no es directamente responsable, no es el autor de las leyes ni el que decide a quién hay que detener, ni usted ni yo haríamos este trabajo, es Popeye o nadie más, una cuestión de temperamento. Si empezamos a plantear problemas, hemos terminado, no se hace un buen soldado ni un buen político."

Para ver French Connection, la tienen disponible en Disney Plus, en formato físico salió en DVD y BluRay.

02/08/2023

Vacaciones en Roma

 




Entrado ya el mes de agosto, vuelvo a Roma de la mano de William Wyler y su fabulosa Vacaciones en Roma (1953), han pasado 70 años y repasando algunas críticas antiguas, estas señalaban que el cine era prácticamente el único medio de viajar para muchos y en la actualidad así sigue siendo.

Roman Holiday va más allá de lo que podríamos vulgarmente etiquetar como “comedia turística”, ni es lo primero ni lo segundo, es una historia sobre el amor imposible, la felicidad fugaz y cierta reflexión sobre la diferencia de clases. Wyler, el director que no tenía estilo según la "Nouvelle Vague", volvía a dar una lección. La Paramount quería la película rodada en estudio, él se negó en absoluto y ellos aceptaron, pero a cambio de reducir el presupuesto, esto comportaba rodar en blanco y negro y para nada contratar a una actriz estrella. Estas dos últimas condiciones fueron clave ya que la utilización de ese blanco y negro es primordial para enfocar los diferentes estados de los protagonistas y ya no hablemos de la inolvidable actuación de Audrey Hepburn en su presentación hollywoodiense que le valió el Oscar.


El guion contaba con Dalton Trumbo, el cual firmó con pseudónimo y tuvo que esperar casi 40 años para que el Consejo de Gobernadores de la Academia de Hollywood le atribuyera la autoría. Los otros dos guionistas que aparecían era el anodino Ian McLellan Hunter y John Dighton que había escrito grandes películas de la Ealing como Ocho sentencias de muerte y El hombre vestido de blanco.

Cada pase de Vacaciones en Roma mejora mi opinión sobre ella, ya esa secuencia inicial del zapato que remite claramente a Lubitsch, ese palacio tan barroco con esa tonalidad tenebrosa que  nos está indicando que detrás de la princesa Ana hay una joven cansada y manejada por unos y otros. Su única válvula de escape es esa ventana en la que ve una fiesta desde muy lejos, secuencia que luego retomaría la actriz en Sabrina de la mano de Billy Wilder donde veía estas subida a un árbol.

Sin querer hacer "spoiler", por favor, si no han visto la película, omitan este párrafo, hay dos momentos que brillan por encima de todos, cuando él la deja en ese callejón cerca del palacio, uno tiene la esperanza de que vuelva, pero no es así. Esto tiene una continuación en el final, ese plano que enfoca a Peck una vez terminada la recepción a los periodistas, alejándose de ella y a la vez acercándolo al espectador, más de uno pensaría que se oiría a ella correr y escaparse de nuevo, pero no es así. Vacaciones en Roma es una película realista y no cede para nada al final feliz.

Mucho se ha escrito que fue La dolce vita la que inauguró el tema de la figura del paparazzi, pero en realidad fue el film de Wyler, toda una reflexión sobre la ética periodística que solo el amor y los verdaderos sentimientos son capaces de centrar. Si no la han visto, ya están tardando, la tienen editada en DVD y Blu-Ray en una buena edición con extras. Y para todos los que la hemos visto, no está de más evadirse durante las casi dos horas, pero siempre con los pies en el suelo, y si nos olvidamos, Wyler y Trumbo ya nos lo recordarán.

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...