Grease 2: Secuelas que no funcionan

 



Suele ser casi un ritual del verano ver Grease cada año, a muchos nos recuerda el final del colegio, las vacaciones de verano, cierta alegría efímera, pero que siempre vuelve. La película estrenada en 1978 es de las más repuestas en televisión, y uno de los pocos musicales que da buenos resultados de audiencia. La han sabido comercializar muy bien, cuando la estrella de Travolta estaba olvidada se reeditó su banda sonora en 1991 que de nuevo fue número 1 y el filme volvió a resucitar para otra generación.  El actor encontró de nuevo el éxito ese año, aunque no bailando en Mira quien habla, luego vendría Tarantino y su carrera volvería a elevarse.




Grease tuvo una secuela algo tardía en 1982 y que constituyó todo un fracaso tanto de público como artístico. Estaba protagonizada por una Michelle Pfeiffer aun desconocida y que tampoco hacía presagiar que tuviera una gran carrera y por otro lado teniamos a un actor británico Maxwell Caulfield, del que se decía que era el nuevo Richard Gere, pero cuya filmografía fue finalmente bastante anodina y tuvo que conformarse con alcanzar cierta popularidad en un papel de malo de la serie Los Colby, el actor se casó con Juliet Mills, la hermana de Hayley y que muchos la recordamos por ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?

 Los personajes y actores que repitieron sus papeles de la primera incluían a Didi Conn como Frenchy, Eve Arden como la directora McGee, Dody Goodman como Blanche Hodel, Sid Caesar como el entrenador Calhoun y Eddie Deezen como Eugene, el cual deduzco que viviría en el colegio y eso que parecía buen estudiante. Dick Patterson, quien interpretó al Sr. Rudie en el original, interpreta al Sr. Spears y Dennis Stewart, quien interpretó al miembro de los Scorpions en el original, interpreta a Balmudo. 

Entre las incorporaciones teníamos a dos veteranos como Connie Stevens y especialmente a Tab Hunter en el papel de un profesor Mr. Stuart que se reservaba una canción. Del resto del reparto, el único que logra una interpretación eficaz fue Adrian Zmed como Nogerelli, como curiosidad tenemos el debut cinematográfico  de Lorna Luft, hija de Judy Garland y del productor Sidney Luft, pero que no logró tampoco convencer.




 Según el IMDB, el mismo Tom Cruise se presentó para el papel protagonista, pero la directora lo rechazó por su baja estatura, otros nombres fueron Shaun Cassidy, Greg Evigan, Andy Gibb y Rick Springfield.  El problema no era el cásting, sino el argumento y las canciones. La historia es bastante ridícula, Michael Carrington (Maxwell Caulfield), un joven inglés refinado llega al instituto norteamericano donde se enamora de Stephanie Zinone (Michelle Pfeiffer), líder del grupo de animadoras, pero ésta sólo se fija en los miembros del club de chicos local, y solo quiere salir con alguien motorizado, entonces Michael empezará a entrenarse para saber llevar una y con unas gafas oscuras ocultar su identidad a ella. Como pueden leer, una historia exclusiva para adolescentes



Las cinco primeras canciones del principio no están mal, pero a medida que avanzan parecen de relleno, no logran que se queden en la cabeza, incluso son largas y con coreografías algo horteras. Hay también más de un error en el argumento, el personaje de Frenchy desaparece de repente sin saber por qué, Maxvell Caulfield falla tanto en su rol de estudiante educado y guaperas como en el de convertirse en un “rebelde sin causa”. Y de la Pfeiffer está tan mal perfilado su papel que uno olvida enseguida que era ella la que salía.




 Patricia Birch fue la directora de esta secuela, había sido la coreógrafa de la primera parte, y se nota
que lo suyo no era eso, la historia estaba escrita por Ken Finkleman, su nombre no sonará a más de uno, pero ese mismo año él dirigió la secuela de otro éxito como Aterriza como puedas, también envuelta de cierta polémica ya que los directores originales de la primera no quisieron saber nada de ella por desacuerdos, así como de algunos de sus actores como Robert Stack que no quiso salir, ya que veía el guion como una especie de pastiche del primero. Al ser una película de gags más o menos afortunados por encima del argumento, el resultado quedaba más disimulado y era divertida, aunque la originalidad ya quedara en entredicho y la taquilla tampco quisiera saber mucho.

 El fracaso de Grease 2 hizo que otras dos secuelas previstas, más una serie quedaran almacenadas en un cajón, la Disney los desempolvó hace ya más de una década para los High School Music que como pudieron comprobar guardaban gran parecido y que tuvieron en su momento bastante popularidad. 

                                                     ¿Es Grease? No, es High School
                                               
Mejor recurrir cada año a la primera parte, aunque Grease 2 es tan mala que incluso quién sabe si acaba volviéndose buena. En una de estas noches de verano bochornosas quizá hasta te entretenga, no seamos tan malévolos tampoco con ella.

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