05/10/2023

Centenario de Charlton Heston: Pasión bajo la niebla (1952)

 


Un 4 de octubre de 1923 nacía en Evanston (Illinois) John Charles Carter, bautizado por el séptimo arte como Charlton Heston. Probablemente sea uno de los actores más carismáticos de la historia cuya fama y filmografía fue y sigue siendo compartida por varias generaciones. En los últimos años de su vida se le criticó su pertinencia a la "Asociación del Rifle", la cual llegó a presidir. Cierta crítica cinematográfica lo marginó (prueba de ello es que apenas hemos podido revisar en las dos filmotecas más importantes de España una de sus películas para tal efeméride, esperemos que programen algo en los próximos meses…). Cierta amnesia “voluntaria” de algunos olvida su lucha contra el “apartheid” o su apoyo a directores sin medios para que pudieran acabar sus obras, casos de Orson Welles (Sed de Mal) o Sam Peckinpah (Mayor Dundee)


Precisamente, muchas de las películas del actor convendría verlas en pantalla grande, imagínense Los diez mandamientos, Ben-Hur, El Cid, 55 días en Pekín, El señor de la guerra, El planeta de los simios… Alejándonos de las Filmotecas, una de ellas ya hizo la misma jugada cuando la gran Olivia de Havilland cumplió los cien y encima estaba viva, sí que el actor ha tenido reconocimiento a través de libros (El universo de Charlton Heston de Notorius Ediciones o Charlton Heston, un héroe para la eternidad de Fernando Alonso Barahona y Juanma de la Poza. Por la red en el portal Decine21 se votó cuál era la mejor de él. La elegida fue Sed de mal, seguida muy de cerca por El planeta de los simios y Ben-Hur.  

Al no ser muy amante de las votaciones, ni de establecer un “top ten”, he pensado en recurrir a alguno de sus filmes no tan famosos, pero a la misma altura. Pensé en El señor de la guerra, El más valiente entre mil, Cuando el destino nos alcance…Pero al final, opté por Ruby Gentry, aquí titulada vulgarmente como Pasión bajo la niebla de King Vidor. Es del año 1952, el mismo en que el actor consiguió su primer y sonado éxito gracias a Cecil B-DeMille y su esplendida El mayor espectáculo del mundo. El actor se iba afianzado en la taquilla gracias a westerns o películas de aventuras de serie B para la Paramount como Hoguera de odios o El secreto de los incas, pero le faltaban papeles en que pudiera desarrollar más su talento y tal oportunidad no la desaprovechó.


Pasión bajo la niebla está ambientada en Carolina del Norte, ahí Ruby (Jennifer Jones) interpreta a una joven campesina de fuerte temperamento, la cual está enamorada de Tackman (Charlton Heston), un hombre que se va a casar con la hija de un rico hacendado. Por despecho, se casa con Gentry (Karl Malden), el hombre más poderoso de la comarca. Pero el matrimonio no será bien visto. El argumento bien podría ser tildado de folletín si no fuera por el oficio del director, que siempre le encantó mostrar al individuo frente a la sociedad, en este caso centrada en la figura femenina y la marginación que sufre. Más de un crítico la comparó con su anterior Duelo al sol, casi como una especie de borrador sin tener la producción de Selznick incordiando, aunque eso es relativo ya que al tener a su esposa también aquí, debió aguantar algún que otro “consejo”.

La sensualidad que despliega el filme no sería la misma sin Heston, el cual borda un personaje con garra, pasional y frío a la vez, desborda un erotismo que luego recuperaría en Cuando ruge la marabunta. Es de sus mejores actuaciones, y paradójicamente no suele nombrarse en estos cánones que tanto gustan hoy en día, claro que tampoco aparece entre las más famosas de Vidor o de Jennifer Jones (el propio actor recordaba en sus memorias que ella jamás se maquilló en esta película). Son de esos magníficos filmes que quizá por ciertas temáticas no tuvieron en su día la distribución adecuada y que a los cinéfilos nos toca reivindicar. En nuestro país fue censurada, incluso había un título propuesto: La indómita. Pero los censores pensarían que sería algo peligrosa para ciertas almas y se tuvo que esperar una década, los carteles de la época la promocionaban así: “Jamás la pantalla ofreció una historia tan violenta como la de Ruby Gentry, una mujer tan peligrosa, destructora y mortal como el mismo amor”

Sabedor Vidor del escaso presupuesto que tenía, supo rodearse bien, para el guion contó con Silvia Richards, colaboradora de Fritz Lang en Secreto tras la puerta o Encubridora, la fotografía recayó en Russell Harlan, habitual de Howard Hawks que cuenta en su haber grandes trabajos como el que hizo con Minnelli en El loco del pelo rojo o con Wilder en Testigo de cargo y para la dirección artística contó con Charles D. Hall, el cual trabajó con Chaplin en Luces de la ciudad o Tiempos modernos.

La precisión de los encuadres, el ritmo de cada fotograma, la ambientación cuidada y ese clímax final convierten lo que podía haber sido un culebrón más en una película extraordinaria no ya solo con la lucha de Ruby contra su amor, sino también en una visión de la tierra y de la feminidad alejada de la imagen tópica maternal, estamos ante una mujer de bajo estrato social con pasiones de clase alta en una Carolina del Sur clasista y llena de fanatismo religioso, este último presente casi desde el principio hasta el final.

Aunque la película ha tenido copias muy malas en DVD y en pases televisivos, hay una en Filmin bastante notable y me reafirmo en que creo que merece este título estar en el canon de las mejores de Charlton Heston.

28/09/2023

Falleció el doble de Franco, Pepe Soriano

 




Hace un par de semanas fallecía el actor argentino Pepe Soriano, probablemente su nombre no suene demasiado, incluso nada según la generación, las noticias de agencias ponían en su titular que había fallecido el actor de La Patagonia rebelde y El último tren y en su país original se había sentido su muerte. Pero si les digo que él fue el doble de Franco en aquella divertidísima comedia de Antonio Mercero Espérame en el cielo ya les dirá algo.

Corría el año 1987 y a Mercero se le ocurrió llevar a la pantalla un argumento suyo en torno la vida de un doble de Francisco Franco, según contaba, le estaba dando vueltas a la idea desde que le explicaron el rumor de que un actor catalán (en según que escritos salen varios nombres: Julio Bustos, Mario del Busto, Julio Bastos) llegó incluso a suplantarle en una final de la entonces "Copa del Generalísimo" y a ser vitoreado en plena Gran Vía madrileña, pero este ya no podía más y lo dejó.


Con un guion bastante hábil en el que colaboró Romà Gubern que acababa de escribir Dragon Rapide y Horacio Valcárcel se optó en todo momento por una película cómica con algún que otro toque emotivo sentimental (recordadas son las escenas en que el doble se toca la oreja mientras lo filman en el NO DO para que su mujer (Chus Lampreave) sepa que no es el verdadero Franco y ser una especie de beso a lo que ella contesta : “Y yo a ti también”.

Tan solo hacía doce años de la muerte del dictador y Mercero confesaba que se preguntaba si no era muy osado realizarla, pero al no caer en ningún momento en cierta irreverencia ni entrar en el lado político se conseguía una película en cierto modo blanca y que tanto podía gustar a quienes aun sentían nostalgia de él como a sus más aferrados detractores. Y todo esto se conseguía porque según palabras del director, “este era un filme  sobre un supuesto doble de Franco, no sobre Franco, y la risa nos libera de muchos fantasmas, y eso es bueno para el país". Era la primera vez que se rodaba en el Palacio de El Pardo o en el yate Azor.

Y para buscar ese doble, se pensó primero en Alfredo Landa que hizo varias pruebas, pero que le reconoció a Mercero que no sería creíble. Entonces, se pensó en Raúl Sender, al que le encantaba cómo quedaba: “con esa calva que tiene y la nariz aguileña, conseguimos que se pareciera (…). Pero existía el problema de compatibilidad del rodaje con sus galas” Cabe recordar que por aquellas fechas salía en el "Un, dos tres" de TVE y era muy popular, por lo que era arriesgado dejarlo por la película.

Se desestimó la idea de que fuera Juan Diego (Franco en Dragon Rapide) ya que quería alguien de 50 años para arriba. Soriano, que era un total desconocido en España, hizo llegar un vídeo a Mercero a través de su amigo Héctor Alterio y le convenció, pero había un problema, tenía que engordar bastante, por aquel entonces el actor se había sometido a un severo régimen. Solucionado el problema, fue contratado.

"He necesitado engordar 12 kilos, me han rapado la cabeza, uso lentillas marrones y sobre todo llevo dos meses hablando incluso con mi mujer en impecable castellano y sin acento argentino.Además he visto infinidad de documentales de la época y he leído muchísimos libros sobre Franco". Al actor le preguntaban también sobre si la película originaría polémica, pero contestaba lo mismo que el director: “no pretendemos caricaturizar al general Franco, entre otras cosas porque no tiene sentido. Se busca hacer reír y reflexionar sobre la situación que vive mi personaje el sosia”.

Su preparación para interpretar tanto a Franco como al pobre doble Paulino se nota y es excelente, hasta tal punto que debería considerarse como uno de los mejores que ha habido, lamentablemente se le suele olvidar al ser una comedia. El actor contaba una anécdota de que un día en el rodaje se durmió en el despacho de Franco, al cabo de un rato unos turistas abrieron la puerta y se asustaron. Por lo tanto, he aquí una buena prueba de la convicción de su papel.

Soriano llevaba 35 años actuando en Argentina, se formó en el teatro universitario bonaerense donde llegó a representar más de 60 obras, tuvo amistad con Alejandro Casona con el que trabajó en algunos proyectos, la actitud contestataria del grupo donde trabajaba les costó la voladura de la sala por orden de la Junta militar de Videla. Regentó durante 2 años el teatro Margarita Xirgu que se encontraba en dos bajos del "Casal de Cataluña" donde se reunían los exiliados catalanes y en el que nunca llegó a poner los pies el embajador español. “Terminé participando en las reuniones que hacían en el centro catalán y aprendí a hablar algo en catalán y a bailar la sardana”. Su esposa tenía incluso varios familiares que vivían en la ciudad condal.

Confesaba que su visión de Franco era solo parcial, la que le habían ofrecido los exiliados, que eran muchos y profundamente antifranquistas. Para Soriano, le gustaba más que le preguntaran por el papel de Paulino, según él “ofrecía mayores dificultades, el de Franco no es más que una referencia histórica dentro del relato general”.

Al ser esta su primera aventura en el cine español tuvo muy buenas palabras para José Sazatornil “Saza” que interpretaba al patoso comandante Sonsoles, y reconoció que le había ayudado mucho.

A pesar de que no consiguió grandes papeles en nuestro cine, lo pudimos ver en varias series famosas por entonces, desde Historias del otro lado de José Luis Garci. Miguel Servet, La huella del crimen…Con Mercero volvió a trabajar en Farmacia de Guardia. En cine lo pudimos ver entre otras en Matar al Nani, El rey pasmado o La taberna fantástica. La añoranza por su país hizo que regresara.

Volví a ver el otro día Espérame en el cielo y sigue tan divertida como entonces, les recomiendo que la vean, aunque recuerden bien que la intención es la de hablar del doble y ofrecer una comedia para reír y reflexionar, no busquen una película política.


 

22/09/2023

Branagh todavía



Ver a Branagh de nuevo adaptar una novela de Agatha Christie me ha llevado a recordar sus inicios, la crítica vio en él a otro Laurence Olivier con aquella excelente Enrique V (1989). Aunque no fue para nada un film comercial, Hollywood puso sus ojos en él, concretamente Sidney Pollack que le produjo Morir todavía (1991), una película de misterio e historia romántica con bastantes reminiscencias de grandes clásicos del suspense, especialmente Hitchcock.

   



Las últimas películas del director generan controversia, hay quien ve sus adaptaciones de "La reina del crimen" como innecesarias al tener grandes modelos ya, caso de Lumet en Asesinato en el Orient Express y de John Guillermin en Muerte en el Nilo, en este caso la novela escogida ha sido Las manzanas (Halloween Party), y que yo sepa no hay una adaptación anterior de este Misterio en Venecia como se ha llamado, al menos famosa. El director la ha tildado de bastante diferente a las otras y que es un thriller sobrenatural.

 La misma definición sería también para Morir todavía, un film muy efectista, pero que la crítica encontró flojo en cuanto el contenido y pasó totalmente desapercibida. A Branagh le pasa lo mismo en la actualidad, sigue siendo un director bien valorado cuando hace un cine más personal, pero cuando se va al comercial se le tacha exactamente de lo mismo, aunque ya logró hace tiempo que la taquilla no quedara vacía. Corría el año 92 y se estrenaba Los amigos de Peter, enseguida tuvo el favor de la crítica y aunque no fuera un taquillazo, tuvo unos números considerables, de nuevo su nombre volvía a sonar al año siguiente y más cuando adaptó a Shakespeare en Mucho ruido y pocas nueces.

   

 Recuerdo como en los programas y revistas de cine se hablaba mucho de él y sus nuevos proyectos eran vistos con mucha ilusión, especialmente un Hamlet que tendría que ser el definitivo. La reivindicación del director llevó a que más de uno fuera a aquello que se llamaba videoclub a buscar el VHS de Morir todavía y a calificarla de buena, como una joya incomprendida a redescubrir. Se reivindicaba su pase en televisión y fans o no fans de él la disfrutamos en su momento.

 

Particularmente me gusta sin tampoco entusiasmarme, en una época en que el cine ya no deparaba demasiadas sorpresas en el cine de suspense salvo fórmulas tópicas y direcciones convencionales, Branagh optaba como he comentado por recordar el cine clásico y especialmente al mago del suspense, ahí esta esa amnesia de Recuerda, la mansión y el ama de llaves de Rebecca, las tijeras de Crimen perfecto…No había ninguna intención de copiar, sino de homenajear, aquel cine era visto por el director como “majestuoso y al mismo tiempo que te cortaba la respiración sin preocuparse por la lógica más allá de la tensión, hoy mi intención no era compararme con Orson Welles o Alfred Hitchcock, sino básicamente en divertirme en un tono que va del humor al misterio

 Ciertamente, si analizamos severamente el argumento tendremos las de perder pues hay más de una laguna, hay que concebirla como un todo organizado y con un gran trabajo de dirección, la atmósfera se consigue, hay un gran trabajo geométrico con las formas que van apareciendo, desde las torres altas que intensifican el suspense por la noche pasando por las formas de las tijeras las cuales recuerdan el surrealismo daliniano que Hitchcock aprovechara en Recuerda. Creo que puede ser buena idea recuperar Morir todavía, especialmente para aquellos que se muestran decepcionados con sus últimas películas, ayudaría a entenderlo mejor y a reflexionar que para seguir siendo un "cineasta autor" hace falta adentrarse en el cine comercial con cierta dignidad, algo que Branagh sabe montar todavía.

14/09/2023

La misa ha terminado (1985): Esperando la nueva de Moretti

 


Se estrena este viernes El sol del futuro, la última de Nani Moretti y que ha sido muy alabada entre la crítica, cuenta la historia de Giovanni, realizador italiano reconocido y de gran prestigio, pero que parece de otra época y al que le está costando levantar su último proyecto, una película ambientada en 1956 cuando una compañía húngara llega a Italia huyendo de Hungría.

Más de uno ha visto en ella una crítica al actual cine de plataformas como Netflix y un homenaje al mundo felliniano de concebir el séptimo arte. Lo cierto es que dan ganas ya de verla y quizá por eso se ha tenido la idea de reponer una de sus películas más famosas estos días en algunos cines: Caro Diario (1993).



Probablemente, aquel fuera el título con el que muchos supieran quién era Nani Moretti, la trama era como una especie de "road movie" y tres episodios donde el realizador con su moto iba desgranando varios aspectos de su tan amada como odiada Italia con cierta acidez, no le faltaba el homenaje a Pasolini pues en un momento se iba a la playa donde fue asesinado, tampoco se olvidaba de guiños cinéfilos y se atrevía a imitar el bayón de Ana de Silvana Mangano. Me hubiera gustado verla en pantalla grande estos días, pero un inconveniente me lo ha privado, así que decidí recuperar otra de él: La misa ha terminado.

Y si antes he dicho lo de "probablemente" era porque esta es 8 años más antigua que aquella y encima se llevó el Oso de plata del Festival de Berlín, pero, sin embargo, en España se estrenó con seis años de retraso y en unas fechas poco recomendables como las Navidades, por lo que apenas tuvo repercusión. No le faltaron admiradores, Vicente Molina Foix la calificó de “obra maestra absoluta”, hará ya una década la pude ver en el programa que presentaba Juan Manuel de Prada de "Lágrimas en la lluvia", pero no me acabó de convencer, así pues le di esta segunda oportunidad para que pudiera corregir mis errores de apreciación.




El argumento ya lo hemos visto en otras formas, pero no en un fondo tan amargo y dramático, aunque el director siempre suele recurrir a la esperanza en sus filmes. Tras ejercer sus funciones en una isla del sur de Italia ,un joven sacerdote es destinado por sus superiores a una parroquia de Roma. Allí se reencuentra con su familia y sus amigos e intenta, en la medida de sus posibilidades, cambiar las cosas, pero el fracaso le acecha, y su posterior crisis personal y profesional le hacen cuestionarse su labor dentro de la Iglesia.

 Las andanzas de este cura más bien sirven de pretexto para radiografiar una sociedad en plena crisis de valores, Moretti se ha declarado ateo más de una vez, pero respetuoso con la Iglesia, aunque no le han faltado sus críticas como en Habemus Papam, pero de aquella manera, sin tampoco ofender demasiado. Aquí lo vemos bien ensotanado, quizá una imagen que ha quedado algo desfasada cuatro décadas después ya que son pocos los que así van, aunque tampoco da demasiadas pistas si es un cura conservador o progre.

A Moretti no parece importarle demasiado esta cuestión y se centra más en el aspecto psicológico que no el moral, enseguida nos muestra sus frustraciones, le han dado una parroquia fea, con goteras y a la que no va nadie porque la gente prefiere ir a otra más cercana y que según sus monaguillos está mucho mejor, sin embargo hay otra razón y es que el anterior párroco no quiso cumplir con el celibato y formó una familia curiosamente delante de la parroquia, algo que le molesta. Eso sí, no esperen ninguna mala palabra contra el Obispo, el director saca los temas y deja que sea el público quien juzgue, la libertad ideológica es quizá el mayor logro de toda esta historia.

Poco a poco vamos conociendo su vida familiar, su padre está siendo infiel y ha conocido a una chica treinta años más joven, la madre sufre y le toca padecer, la hermana ha quedado embarazada y quiere abortar, algo de lo que evidentemente se opone incluso amenazándola con matarla y luego suicidándose él en una frase que suelta con una expresividad ambigua.

A pesar de su juventud, Moretti capta que no está nada contento con su trabajo. Le vemos fatigado, harto, con mal humor, ni siquiera se reserva algún buen sermón para lucirse, cumple demasiado a rajatabla lo de poner la otra mejilla... La única manera en la que parece disfrutar es cuando juega con los niños a pelota, fíjense que incluso en estas escenas va sin la sotana.


   

A pesar de que en muchos sitios está anunciada como una comedia, no lo es, ni siquiera un drama, Moretti sigue un estilo que casi diríamos minimalista y que puede provocar que la película no nos diga absolutamente nada y hasta nos decepcione. Quizá esta sea la razón por la que La misa ha terminado no me ha convencido en esta segunda ocasión, así como en otras películas del director he encontrado momentos ácidos que me han ayudado a entrar en los personajes y en su carga crítica o haber sabido mostrar un dramatismo sin caer en la sensibilidad como en La habitación del hijo, aquí no hallo momentos para recordar especialmente, sino más bien un compendio de lo que luego perfeccionaría.

Ojalá tuviera la crítica de Molina Foix delante y en una tercera vez hallar la que él define como obra maestra absoluta, de momento intentaré disfrutar de su última película, las expectativas se han puesto demasiado altas.

07/09/2023

El presidente del Borgorosso FC

 


Cerramos agosto con el esperpento del tema de Rubiales y el beso, no daré la lata con ello, aunque me han venido a la mente esas épocas en que ciertos presidentes de clubes eran los absolutos protagonistas de los medios de comunicación, incluso los que no éramos muy futboleros los seguíamos, aunque más bien por la comicidad que destilaban y sin tampoco pensar en sus negocios...

El cine español no aprovechó demasiado todos aquellos nombres que tenemos en mente, eran tiempos en que la españolada tal y como se entendía había sido fulminada por la Ley Miró y salvo alguna que otra referencia puntual, no hubo ni en plan cómico ni serio intento alguno de elaborar un guion que lo retratara.

Sin embargo, en el cine italiano sí tenemos una película que parodia la figura del presidente de club deportivo, es de 1970 y está interpretada por Alberto Sordi, se titula El presidente del Bergorosso FC. La dirigía Luigi Filippo D´Amico, un director que no se prodigó demasiado y que había escrito algunos guiones para el mismo Sordi. En esta había un guionista de lujo, Sergio Amidei que había colaborado con Rossellini o De Sica y que también para el actor había escrito algunos de sus mejores papeles como es el caso de Detenido en espera de juicio o Un burgués pequeño, muy pequeño.

En tal historia colaboró también Sordi y un exfutbolista Adriano Zecca, el resultado quedó algo lejos de las grandes comedias italianas, pero es una película divertida, el actor da vida a Benito Fornaciari, solterón que trabaja como bibliotecario en el Vaticano y que recibe a la muerte de su padre la herencia del equipo de fútbol del Bergorosso FC de cuarta división, a partir de allí hará de todo para tener contentas a las masas y que el equipo logre grandes resultados, incluso contrata a un estrafalario entrenador que también nos puede traer algún que otro nombre a la mente

Lo mejor de la película es sin duda saber reírse de temas tabúes como es la afición al fútbol tan interiorizada  en la genética italiana como la nuestra, pero los italianos siempre gozaron de más libertad a la hora de abordar las parodias, aquí se tenía que ir con el lenguaje críptico o que la censura no entendiera demasiado, por cierto, que cuando se estrenó en España se redujo bastante metraje debido a las palabrotas que no pasaron el "nihil obstat", años más tarde se dobló de nuevo, aunque por lo visto, también con reducción. 

Ya por comenzar, el personaje de Sordi trabaja en el Vaticano como bibliotecario, ya intuímos que habrá una doble moral en el personaje cuando coja las riendas de este calamitoso equipo. Su padre así lo es, su mansión la vemos decorada de retratos femeninos desnudos, en su empresa vinícola solo tiene contratadas a mujeres, la que lleva adelante el negocio (papel encarnado por Margarita Lozano) le confiesa que era la amante de él en secreto, pues él guardaba las formas de matrimonio honrado.

Sordi para ganarse los favores de la hinchada que se pone furiosa porque ha vendido a cuatro futbolistas, se reserva una imitación de Mussolini y esta es mostrada como dócil, inculta, malhablada… No le faltan también sus momentos dramáticos en los que se pretendía reflexionar más sobre el tema, pero la dirección opta más por cierta imitación del estilo felliniano en la trama final donde hay que leer entre líneas todo lo que pasa.



 El director filma mucho los ambientes futbolísticos, desde los bares hasta las barberías, no hallamos ningún personaje que se salve, muestra la corrupción dentro de este deporte y carga contra los otros estamentos, retrata a un alcalde corrupto que busca como puede quedarse con el equipo, el cura oficia la misa muy rápido para no perderse los partidos…. Quizá para suavizar la carga se utilizó un equipo de regional preferente, en sus estadios apenas hay gradas, solo cuentan con un suplente y con sobrepeso.

La figura del presidente, que quizá cuando se estrenó la película podía ser vista como excesiva, no lo es y con el paso del tiempo lo podemos comprar bien con cualquier nombre de esos que tenemos en mente, incluso actuales. Ante todo, lo que se denuncia  es la crueldad a la que se llega con lo que, en teoría, debería ser solo un juego.

 El presidente del Borgorosso FC fue una película que se adelantó a su tiempo, en España pasó sin pena ni gloria, rondó los 300.000 espectadores, cifra bastante baja pues las películas de Sordi tenían su público en nuestro país. A ello hay que añadirle la irregularidad de su director, aunque a pesar de sus carencias le salió una película a la que vale la pena echarle un vistazo. La tienen en DVD, pero creo que en las plataformas no la conocen, como suele pasar con bastantes títulos del cine italiano.

 

31/08/2023

Homenaje a John Ford: Un crimen por hora (1958)

 



Efeméride importante para acabar el agosto, el cincuenta aniversario de la muerte de John Ford, lo cual permite que estos días podamos ver bastantes títulos en diferentes canales, aunque por el contrario se echa muy en falta algún que otro reestreno/homenaje en el cine.

Pero entre esta nueva revisión de sus películas, lo más seguro es que de nuevo quede olvidada Un crimen por hora (Gideon of Scotland Yard, Gideons´s Day) de 1958 producida para la Columbia. Como bien ya dice su título, narra la vida de un día del inspector Gideon, en el cual tiene que ocuparse de un socio deshonesto, un asesino loco, un atraco y hasta una boda.


El mismo Ford decía a Peter Bogdanovich en su libro que “quería cambiar de aires algún tiempo y dije que me gustaría hacer algo sobre Scotland Yard, así que fuimos y lo hicimos”. El director acababa de rodar obras calificadas de menores como Escrito bajo el sol y la muy personal The Rising of The Moon en 1957 y El último hurra en 1958. Al igual que en Mogambo, aprovechaba unas vacaciones para rodar algo distinto y experimentar, algo que siguió haciendo después con La taberna del irlandés en 1963.


El guion partía de las novelas de John Creasey sobre el comandante George Gideon de Scotland Yard y que posteriormente fueron objeto de una serie de televisión británica entre 1964 y 1966. El escritor lo creó en 1955, aunque publicaba bajó el pseudónimo de JJ Marric, Ford adaptaba su primera entrega y contó con Jack Hawkins para darle vida, el actor ya contaba con experiencia en personajes similares como el que abordaba en The Long Arm tres años antes.

La moral de Ford quedaba patente al concebir la película como una “prevención contra el crimen” y tener una fe en la justicia siempre que estuviera ejecutada por personas honradas y que supieran afrontar y combinar sus problemas personales sin perjudicarles su tarea, Gideon tenía la fórmula y ofrecía un carácter aparentemente sencillo, pero lleno de matices. Lo mismo podemos decir de esta película.

Aquella vieja Inglaterra estaba cercana a sus raíces irlandesas y aquel relato de entretenimiento le servía para hacer un ejercicio psicológico y familiar reunida en la jornada de este. No resultaba para nada una película fría, Ford ya a las puertas del final de su carrera no necesitaba películas alimenticias. Es un producto cuidado, buena prueba es que contara con Freddie Young para la fotografía, recordemos que fue quien se encargó de ella en las superproducciones de David Lean. Para la dirección artística, reclamó a Ken Adam, el responsable de bastantes títulos Bond y que también había trabajado con Mankiewicz o Kubrick.

Ver Un crimen por hora también es experimentar cómo un gran director podía atreverse a realizar un producto menor, pero sin dejar de lado nada. Lástima que no sea muy fácil su visión si no tienen el DVD, alguna vez es subida en Youtube... No dejen nunca el formato físico por las plataformas, combínenlas, de lo contrario a saber de qué se hablará de John Ford de aquí otros 50 años.

25/08/2023

Garcine: Una excelente exposición sobre José Luis Garci

 




Hará cosa de año y medio que en el programa de Cowboys de medianoche se esbozó la idea de una exposición sobre la obra de José Luis Garci coincidiendo con los cuarenta años del Oscar por Volver a empezar. A final se hizo realidad y en el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque se exhibe esta hasta el 15 de octubre con el nombre de "Garcine", como sabrán los más cinéfilos, él siempre dice que el séptimo arte es una vida de repuesto, tal fusión con su apellido es plenamente acertada.

El pasado sábado la visité con altas expectativas, las cuales se cumplieron, durante una hora y media disfruté no ya solo repasando su filmografía, sino todas sus aficiones y su manera de entenderlas y concebirlas, ya sea el fútbol, el boxeo, su pasión por Madrid… Comisariada por Andrés Amorós, propone un recorrido cercano y entrañable que el visitante agradece. Aparte de los textos, vamos leyendo frases sueltas y pensamientos del propio director relacionadas con cada apartado.

Es de señalar, incluso, que la exposición también es un retrato de un tiempo y un excepcional documento con excelentes fotografías, al empezar vemos una de Martín Santos Yubero de la calle y el cine Narváez con el siguiente texto del director: hoy el tranvía 52 cruza la calle Narváez. Enfrente, el portalón del diario Pueblo, la tienda de comestibles y la lechería, el portal de mi casa, la frutería de Cayo y el bar de Bernal, que tenía futbolín. El dueño de la tienda de ultramarinos se llamaba Pedro, era del Atleti y despachaba siempre con una chaquetilla blanca, muy limpia. Como Pedro sabía que yo también era colchonero, siempre me daba algo, un pedacito de queso, una rodaja de chorizo o una chocolatina. Con razón Umbral escribió que «José Luis no es que escriba bien, sino que es un escritor»


La melancolía entrañable penetra con gran sensibilidad mientras se desgranan sus recuerdos, los cuales, gracias al cine, reviven sin necesidad de convertirnos en estatuas de sal.  La personalidad de Garci la vamos conociendo aun más gracias a sus anécdotas como cuando explica que se sentó entre Billy Wilder y David Lean a los cuales les contó  que era un guionista reciclado a director y que ya no sabía qué le gustaba más, si ir al cine o hacerlo, Wilder le contestó: "Hablar de cine".

Precisamente esto último, prácticamente sin parar, es lo que ha hecho el director, ha sido y es de las personas que más han enseñado a ver el séptimo arte muy especialmente con el programa “Qué grande es el cine” y sus continuaciones con otros nombres, actualmente Classics en la Trece. Pero su cinefilia también se extendió a la radio de la cual es un gran enamorado como ya demostró en Solos en la madrugada y en la rica bibliografía de la cual también hay un buen repaso en la exposición.

La figura de Garci también esta vista desde otras facetas como la pintura, encontramos un bonito cuadro cubista de García Meana.



Objetos personales, la máquina de escribir antigua y otra más “moderna” de donde han salido tantos guiones, fotografías familiares e importantes de su vida, sus amistades, Robert Wise le dijo: “eres uno de los nuestros”…Mientras lo vamos viendo, se escuchan varias bandas sonoras de sus películas y uno incluso hasta se para un momento para evocar todo ese cine que nos ha regalado el director y que tendrán un bonito homenaje al final.

No solo están sus películas, también sus trabajos en televisión como guionista de La cabina o dirigiendo Historias del otro lado. También hay facetas no tan conocidas como una fotografía de 1959 en el escenario del Teatro Parque Móvil poco antes de actuar en la obra de teatro  Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre que cinco años más tarde dirigirá en el "Círculo Catalán" y en el "Teatro Club Atocha". 60 años más tarde volvería al teatro dirigiendo otra obra del mismo autor Cargamento de sueños en el "Teatro Español".

Y claro está, viene el repaso a su filmografía, con fotografías muy cuidadas de los rodajes que ya justificarían por si solas una exposición. No puede faltar el Oscar ganado por Volver a empezar y cantidad de detalles que creo que cuando uno los vea hasta tendrá ganas de repasar su obra.  Y esa música que va sonando tiene su explicación, sale de un minicine al final de esta donde entramos y vemos varios fragmentos de sus películas acompañados por las bandas sonoras, no hay los diálogos, lo que permite apreciar más la ambientación de estas, la fotografía o las expresiones de los rostros en sus películas.







Les recomiendo verla y ojalá se pudiera ver en otros puntos de España. Se les quedará guardada en la retina. Aparte de la exposición, quien tenga la suerte de vivir en Madrid puede repasar sus títulos en una programación en el mismo centro cultural.




 

El reportero (Michelangelo Antonioni, 1975)

La figura del director Michelangelo Antonioni con el tiempo ha sufrido evoluciones que van desde quienes lo consideran todo un genio del sé...